James Dean, el actor que amaba la velocidad

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29 de septiembre, 2017 - 8:35 am
Salvador Fazio

Salvador Fazio

California, viernes 30 de septiembre de 1955, 5:15 PM, un Porsche 550 Spyder plateado con el número de carrera 130 y el apelativo «Pequeño Bastardo» escrito en la parte trasera procede velozmente por la ruta 466 hacia una carrera en Salinas, al volante se encuentra el actor de 24 años James Byron Dean junto a su mecánico Rolf Wüterich, en sentido contrario transita el estudiante de 23 años Donald Turnupseed en un Ford Cupé, quien inicia a cruzar hacia la derecha para entrar en la ruta 41.

Una serie de causalidades

Con lo gris del asfalto, el sol enfrente y el cansancio, Donald no se percata de que en sentido contrario venía el pequeño auto plateado de apenas 55 cm de alto. El mecánico de Dean al observar aquello le advierte y éste le responde: Ése tipo tiene que frenar, tiene que habernos visto… Pero Donald no vio nada hasta el último momento; finalmente al ver el auto de Dean empieza frenar, se percata de que no le dará tiempo y trata de acelerar. James sabía que a falta de tiempo y espacio era mejor evitar el impacto que bloquear los frenos, así que se desvía hacia la derecha para evitar el Ford, esperando que éste frene; pero no sucedió.

Un instante, una vida

El impacto fue tremendo, quienes presenciaron el choque vieron el Porsche levantarse del suelo y girar varias veces sobre sí mismo antes de caer fuera de la carretera, al lado de un poste de electricidad. El mecánico Rolf Wüterich sale despedido del auto y cae cerca de éste con la mandíbula y una pierna fracturadas pero consciente, el actor y piloto James Dean tiene su pecho y garganta aprisionados contra el volante y la barra de dirección del vehículo, sus pies quedaron atorados debajo de los pedales. Los paramédicos tardaron 20 minutos para sacarlo del Porsche. James Dean tardó un instante para entrar en la inmortalidad.

Quién era James Dean?

La noticia corre como la pólvora, murió el actor de «Al Este del Edén», sólo había participado en teatro y televisión y esa era su primera película con el director Elia Kazán y la actriz Julie Harris; menos de un mes después de su muerte se estrenó «Rebelde sin Causa», con Natalie Wood, donde interpreta a un adolescente con problemas de conducta. Un año después llega a los cines «El Gigante», con Elizabeth Taylor y Rock Hudson, filmes por los cuales se le nominó para el Óscar y dos de los cuales nunca llegó a ver en la pantalla grande.

Nació en Fairmont en 1931 y perdió a su madre a temprana edad, su padre lo mandó a vivir con sus tíos maternos en el mismo vagón de tren donde viajaba el ataúd de su mamá, trabajaba en la granja, estudiaba, jugaba básquetbol, recitaba en el colegio y corría por el pueblo en una motocicleta que le regaló su tío. Al terminar la escuela va a estudiar actuación a New York y de ahí sin haber terminado se va a Los Ángeles, donde participa en lo que le ofrezcan hasta que llega la gran oportunidad del cine.

Sólo tres películas lo hicieron inmortal, con ello tienen que ver dos de sus más célebres frases, «vive como si fueras a morir mañana, sueña como si fueras a vivir para siempre» y «si un hombre puede unir el espacio entre la vida y la muerte, si él puede seguir vivo después que ha muerto, entonces era un gran hombre». Soñaba con vivir rápido y morir joven y lo logró, su imagen de joven rebelde aún sigue viva. Su féretro regresó a Indiana en un vagón de tren, a su lado iba su padre… vueltas del destino.

Tres películas, tres carreras, tres autos

Siempre le gustó correr, con la moto que le regaló su tío, en Los Ángeles con motos que le prestaban sus amigos, su primer auto fue un MG-A, con el dinero de su primera película se compró un Porsche 356 Speedster, con el cual participó en tres carreras, en la primera llegó tercero pero descalificaron al gran Ken Miles y él subió al segundo lugar, en la segunda llegó tercero absoluto pero primero en su categoría, en la tercera no pudo participar en la calificación porque estaba filmando «El Gigante», arrancó en el puesto 18 y logró subir al cuarto lugar cuando fundió el motor y no pudo terminar esa carrera.

Eternamente rebelde

Los demás pilotos empezaron a respetarlo, Ken Miles dijo de él: No es el típico actorcito de Hollywood que corre para llamar la atención, es un potencial campeón y un verdadero talento. Mañana se cumplen 62 años de su muerte, pero su imagen de joven rebelde sigue indeleble en la mente de las nuevas generaciones, logrando su sueño de alcanzar la inmortalidad y ser para siempre joven, así como de tener el amor que no le pudo dar su madre y no le quiso dar su padre en los corazones de sus admiradoras.

La maldición del Porsche

James Dean en una campaña publicitaria decía: «Tengan cuidado cuando manejan, la vida que salven pudiera ser la mía», su Porsche destrozado se llevó de gira para concientizar sobre la velocidad y la imprudencia, pero un día al abrir el remolque donde viajaba no lo encontraron. De los que compraron, usaron, robaron partes del auto, lo transportaron o se apoyaron en él, algunos murieron, otros tuvieron accidentes, cortes con gangrena, huesos rotos, cáncer y otras desgracias que crearon una leyenda de misterio alrededor de ese auto.

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