El Saigón de Joe Biden

Contrainformación | EE.UU. y la vergüenza de huir de Afganistán

Afganistán
16 de agosto, 2021 - 11:00 am
Contrainformación

El ejército de Afganistán fue siempre un tigre de papel apoyado por el poder aéreo foráneo. Una vez que EE. UU. dejó de bombardearlos  los combatientes se reagruparon y comenzaron a apoderarse del territorio

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Helicópteros Boeing CH-47 Chinook aterrizaban y despegaban de las azoteas de la embajada de EE. UU. en Kabul, evacuando a todo el personal norteamericano que es llevado a una base y luego sacado de Afganistán. Lo confirmó a «CNN» un oficial de EE. UU..

Al Arabiya indicó que los helicópteros descienden sobre el techo de la embajada y vuelven a volar, sacando al personal.

Según Reuters, los diplomáticos estadounidenses están destruyendo documentos clasificados por temor a un ataque.

Yevgeny Poddubny, director de la RT rusa para el Medio Oriente, llamó a estas imágenes «película histórica», que ilustra otra derrota estadounidense. «Hoy se puede afirmar que EE. UU. no salió de Afganistán, sino que perdió la guerra».

El presidente afgano, Ashraf Ghani, ha renunciado y huído al vecino Tayikistán.

El ministro del Interior interino, Abdul Sattar, aseguró que «el cambio de gobierno será pacífico y se garantizará la seguridad de la capital afgana, según hemos convenido con los talibanes que le testifican al pueblo, particularmente al de Kabul, que sus propiedades, y sus vidas, estarán a salvo».

Casi de inmediato los comandantes del Talibán tomaron el control total del palacio presidencial y de la Asamblea Nacional y aseveraron que no habrá un gobierno de transición. «Esperan un traspaso completo del poder», reseñó «Reuters».

En medio de la confusión, diplomáticos y otros extranjeros y afganos en general abarrotaron el aeropuerto de Kabul, intentando, desesperadamente, escapar del país.

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Blinken justificó la acelerada desbandada diciendo: «Si hubiéramos mantenido nuestras tropas en Afganistán, los talibanes habrían reanudado ataques contra ellas y habríamos vuelto a la guerra». Y de inmediato se refugió en la colosal mentira de Bush y la CIA: «Washington invadió Afganistán con una sola misión: combatir a las personas que perpetraron los atentados del 11-S, hemos tenido éxito en esta misión».

Hace tres semanas, el presidente de EE. UU .declaraba: «No verán helicópteros en el techo de nuestra embajada». Y funcionarios de inteligencia por su lado, expresaron a CNN y Fox que, «todo se está moviendo en la dirección equivocada, en Afganistán. Definitivamente los hechos superan las expectativas».

Analistas funcionales a EE. UU. y la OTAN han afirmado, desviando las aguas a su sembradío, que «los talibanes no tendrán un futuro positivo por su incapacidad para gobernar. Es cuestión de tiempo para que se inicie una guerra civil», despreciando al pueblo que ha vencido a la primera potencia mundial.

No obstante, los líderes del «Talibán» ya se han reunido con Moscú y lo harán con China e Irán, para buscar la estabilidad política regional y el desarrollo de la nación afgana.

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Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes emitió un comunicado el domingo, explicando que el grupo ordenó a sus fuerzas ingresar a la capital afgana para evitar saqueos, después de que la policía local abandonara sus puestos.

Entre tanto, Rusia anunció que no planea evacuar su embajada en Kabul, como dijera Zamir Kabulov, funcionario del Ministerio de Exteriores, a «RIA Novosti». «No se planea ninguna evacuación. Estamos en contacto directo con el embajador de Moscú en Kabul y nos confirmó que los empleados de la embajada continúan en sus puestos trabajando con calma». Rusia se encuentra entre los países que recibieron garantías, desde hace tiempo atrás, de que sus embajadas estarían a salvo.

AfganistánEn EE. UU., el congresista republicano Steve Scalise declaró a los medios que «la caída de Kabul es el ‘momento Saigón’ de Joe Biden. Es muy grave observar como la embajada de Estados Unidos es evacuada apresuradamente. Esta es la frustración épica de la política exterior de Washington».

En Moscú, el senador Alexei Pushkov sostuvo que «Lo que está sucediendo en Afganistán es una venganza de la historia, de la religión y de la ideología, sobre la modernidad y el globalismo. Esta no es una evaluación, es la afirmación de un hecho objetivo. El desastroso desarrollo de los acontecimientos para EEUU muestra cuán estrechos de mira, profundamente ideologizados y arrogantes fueron los autores y partidarios del concepto occidental del ‘fin de la historia’, que proclamaba la victoria inevitable del capitalismo liberal a escala global».

En definitiva, europeos y anglosajones se han ido del «Heartland» asiático de manera definitiva. Este es un hito histórico para Asia, y para el resto del mundo.

La región de Asia Central se convertirá en poco tiempo en la única pacífica del mundo, sin colonias de EE. UU. ni de la Unión Europea (UE).

El «gran escape» de Afganistán

El «Gran Escape usa-europeo» de Afganistán sobrelleva poderosas imágenes que hablan de los innumerables fracasos de la coalición internacional, doblada ante las políticas de Washington.

El pánico palpable en Occidente y sus aliados, como India, se debe a la incapacidad para adaptarse a circunstancias cambiantes. Contextos que sus estrategas deberían haber visto venir desde hace mucho tiempo.

El ejército de Afganistán fue siempre un tigre de papel apoyado por el poder aéreo foráneo. Una vez que EE. UU. dejó de bombardear a los talibanes, como solía hacerlo, los combatientes se reagruparon y comenzaron a apoderarse de capital tras capital.

India, entrometida en la política exterior de Estados Unidos invirtió y desempeñó un rol de apoyo a los anti-Talibán que, a su vez, calificaban a los talibanes de brutales, y corruptos. India podría haber iniciado conversaciones con los talibanes tras los éxitos iniciales de estos, después de que EE. UU. anunciara sus planes de retirada, pero se negó a hacerlo, a expensas de sus intereses. Ahora, huye junto a los usa-europeos.

Todos se van avergonzados y sabiendo que este resultado hubiera sido evitable si hubieran invertido en el pueblo de Afganistán, pero no, todos persiguieron motivos estratégicos ocultos, que no tenían nada que ver con la reconstrucción de un país devastado por la guerra imperialista.

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Los talibanes en el Palacio Presidencial afgano

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