Editorial

Maracaibo: ¿Si llegará a ser la más bella, entre las bellas?

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6 de septiembre, 2020 - 8:00 am
Gastón Guisandes López

Gastón Guisandes López

El martes 25, de los corrientes, el Gobernador del Zulia, a las 8 de la mañana, abrió las puertas del Marcado de Las Pulgas, a los comerciantes formales, legítimos y únicos dueños de las casillas que conforman la estructura comercial de ese inmenso Centro Comercial y, con ello, reinició las actividades de tan importante Mall, el cual, con su construcción y el desarrollo vial de la Avenid Libertador transformó, urbanísticamente, todo el área central de la capital zuliana.

Con el apropiado aplauso definitorio, el Gobernador, Omar Prieto Fernández, fue tajante y singularmente definitorio cuando afirmó: NO SE PERMITIRÁN BUHONEROS, NI VENDEDORES AMBULANTES, EN LOS ESPACIOS DEL MERCADO LAS PULGAS y tendrán que respetarse, acatándolos rígidamente, los días laborables y los horarios en que estarán habilitadas, al público consumidor, las áreas del mercado.

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El Centro de la Ciudad de Maracaibo se fue convirtiendo, con el paso del tiempo y la fragilidad de todas las autoridades e instituciones del momento y época, así como la tolerancia, el célebre, !hay, yo no vi¡, con el cual todos los ciudadanos permitimos la prostitución de niñas, adolescentes y mujeres adultas que, en esas calles, se instaló; el consumo de alcohol y cerveza, la comercialización y uso de muchos tipos de drogas, la perversión, ¡si, como lo lee¡, la perversión de los menores, la de sus padres, alcahuetas y degenerados y, la de todos nosotros, vecinos de la ciudad, que acogimos cuanto, con el pasar del tiempo, se convertiría en la sanción moral y espiritual que la Divina Providencia reserva para castigar la conciencia de cuantos acuerdan convivir con la miseria espiritual, haciéndonos a todos, como conclusión final del juicio, unos miserables.

Hoy se trabaja, en el Centro de la Ciudad, con el uso de los espacios públicos: calles y avenidas; El Paseo Ciencias; el rescate de la Plaza Baralt; la conservación del Teatro Baralt; El rescate del Hospital Urquinaona u Hospital Central, el hospital más antiguo del país; La adecuación de seis edificios (donde funcionó el Correo, donde operó la Guardia Nacional, el Tiboli, el del Banco Maracaibo, el que fue sede de Tito Abbo Junior y Hnos. y el de Becoblohm), en los cuales se instarán las seis universidades proyectadas.

También en el centro se trabaja en la construcción de la Franja Costera, que bordea el Malecón e incorporará, al paisaje lacustre, el mercado Las Pulgas, terminando la Franja, a la altura de Iglesia de La Milagrosa, situada al inicio de la avenida de Los Haticos, desde donde la Virgen de La Milagrosa, acompaña a las otras cinco iglesia del centro: Santa Bárbara; El Convento; la que fue iglesia sede de los Jesuitas, San Felipa Neri (hoy en ruinas, de las cuales debiera rescatarse); la Santa Iglesia Catedral; la Iglesia de Santa Ana y La Santa Iglesia de la Basílica de Nuestra Señora de la Chiquinquirá, Patrona del Zulia.

Toda la zona central de Maracaibo está ubicada en un rectángulo vial: Parte de la Avda. El Milagro, que empalma con la Avda. Libertador, bordeando el Lago de Maracaibo, pero que, en su último tramo también bordea la Avda. Los Haticos, la cual también se proyecta como la Avda. 17, para cerrar el rectángulo, con la Avda. Padilla, hoy llamada, con toda propiedad, Avda. Urdaneta.

Maracaibo, a pesar de todo lo mal que la hemos tratado, los que aquí nacimos y en ella vivimos, es la ciudad más linda de Venezuela y si forzamos la barra, podríamos llegar a consagrarla como una de las más bellas, de entre las bellas, del Continente.

Gastón Guisandes López
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