Francis Juzga

1401 BETO PARRA
10 de octubre, 2014 - 6:54 pm
Redacción Diario Qué Pasa

«Una nación de ovejas, engendra un gobierno  de lobos».
(Edward R. Murrow).

*** La Fundación Lenín Montiel, organizadora del Torneo de Softbol Intergaiteros, dio una de civismo a las autoridades deportivas de la ciudad al aportar una buena cantidad de dinero para que se reparen las instalaciones deportivas, las canchas de baloncesto, de la urbanización San Miguel. ¿Quién más seguirá este ejemplo?

*** Hace cosa de un mes o un poco más, escuché a Beto Parra anunciar el espectáculo con el cual dirá adiós a su brillante carrera como comediante. Creo que muy pocos pueden contar con currículo tan intenso como el de Beto. Considero asimismo que habrá que hacer muchas cosas buenas para agradecerle los buenos ratos que nos brindó en la televisión, sobre todo en la inolvidable Radio Rochela, de la que fue pilar fundamental.

Como amigo suyo me atrevo a alertarlo en su intento de organizar en Maracaibo la que será la Casa del Artista. Me parece una buena intención, loable desde todo punto de vista, pero le sugiero que devuelva el casete y recuerde lo que pasó con la Casa del Artista, que con tanto trabajo erigieron en Caracas, gracias a Amador Bendayán, cuyo nombre le dieron a la obra. Esa casa fue totalmente destruida por gente que Beto sabe bien quiénes son y sería triste que ahora le repitan la misma malsana medicina, una ampolla letal sin duda alguna.

Como amigo le deseo todas las buenaventuras que aún tiene que vivir, pero sería doloroso que sus buenas intenciones sean pisoteadas como sucedió con la memoria de Amador Bendayán y me pregunto: ¿Quién se acuerda de este hombre que tanto hizo por  el arte nacional?

*** Duelo en el sector Don Bosco tras la partida hacia lo infinito de Eduardo Fulcado, amigo de vieja data allá en Bella Vista. Nuestras palabras de condolencias a sus hijos Fernando y Arturo y a sus hermanos Romeo e Iván Fulcado «Cheyenne», extensivas hasta toda una familia que fue ejemplo para todos las generaciones en nuestro pedazo de tierra.  Eduardo cambia de paisaje e inicia un camino con mucha luz en su viaje a la eternidad. Paz a su alma.

*** La reflexión de hoy se llama El Padre no Desiste.

«Había un hombre muy rico con muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo, su heredero. Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, le abandonarían. Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito: ‹para que nunca desprecies las palabras de tu padre›.

Más tarde, llamó a su hijo, lo llevó hasta el establo y le dijo: ‹Hijo mío, yo ya estoy viejo y, cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío… Y ya sé cual será tu futuro.  Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos. Venderás todos los bienes para sustentarte y, cuando no tengas más nada, tus amigos se apartarán de ti. Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado. Fue por esto que construí esta horca. ¡Ella es para ti! Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella›. El joven se rió, pensó que era un absurdo, pero para no contradecir a su padre le prometió que así lo haría, pensando que eso jamás sucedería.

El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, y así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió a sus amigos y hasta la propia dignidad.

Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: ‹Ah, padre mío… Si yo hubiese escuchado tus consejos…Pero ahora es demasiado tarde›.

Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta allá y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó: Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero al menos esta vez haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada más… Entonces, él subió los escalones y se colocó la cuerda en el cuello, y pensó: Ah, si yo tuviese una nueva oportunidad… Entonces, se tiró desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta… Era el fin.

Sin embargo, el brazo de la horca era hueco y se quebró fácilmente, cayendo el joven al piso. Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos brillantes… La horca estaba llena de piedras preciosas. Entre lo que cayó encontró una nota. En ella estaba escrito: ‹Esta es tu nueva oportunidad. ¡Te amo mucho! Con amor, tu viejo padre».

Dios es exactamente así con nosotros. Cuando nos arrepentimos,  podemos ir hasta Él. ¿Qué tal?

*** Va mi reconocimiento hacia Froilán Von Pfeifer Richter, a quien no tengo el gusto de conocer personalmente. Desde hace dos años me envía sus cómputos sobre las gaitas de temporada. Hago esto público por el enorme esfuerzo que hace para promocionar la gaita. Su trabajo no es fácil, porque cubre todo el país y eso hace más honroso su misión. Ahora bien, esas gaitas son las que a él le gustan, que no significa en modo alguno sean las mejores y eso también se lo respetamos, porque no trata de imponer su criterio en forma alguna, en ese sentido lo notamos sumamente respetuoso del modo de pensar de otros. Un maracucho alemán gaitero, eso solo se ve en Maracaibo y lo digo porque mi apellido también causo incredulidad en muchos cuando hace cuarenta y seis años el maracucho trinitario apareció con esta columna. Todos los reconocimientos para este caballero.

*** Pregunté la semana pasada donde estaba y que hacía Édinson Tremond, mi siempre bien ponderado «Patas Largas» (Long Feet’s) y sucedió lo imprevisto, El jueves por la noche me lo tropecé en La entrega del premio Excelencia Deportiva y le dije lo que aparecería al día siguiente. Luego de la publicación, recibí este mensaje: «Patas Largas es un excelente corredor de seguros y tiene más plata que un torero zurdo. (Tito Barrera)»…

*** Va la segunda reflexión, se llama La Maestra Thompson: Su nombre era Mrs. Thompson. Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos, les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era verdad, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Teddy Stoddard. Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y notó que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que Mrs. Thompson disfrutaba al marcar los trabajos de Teddy con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde Mrs. Thompson enseñaba, era requerido revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Teddy para el final. Cuando lo revisó se llevó una gran sorpresa. La profesora de primer grado escribió: «Teddy es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales… es un placer tenerlo cerca». Su profesora de segundo grado escribió: «Teddy es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil». La profesora de tercer grado escribió: «Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas». Su profesora de cuarto grado escribió: «Teddy se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase». Ahora Mrs. Thompson se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Teddy.

Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel. A Mrs.

Thompson le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Teddy Stoddard se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir: «Mrs. Thompson, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá». Después de que el niño se fue, ella lloró por lo menos una hora. Desde ese día, dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. Mrs. Thompson puso atención especial en Teddy. Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Teddy se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta. Era de Teddy, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.  Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Teddy, ahora escribía diciéndole que había terminado la preparatoria siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Cuatro años después, recibió otra carta, decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a Mrs. Thompson que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida, y su favorita. Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por Theodore F. Stoddard, MD. La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Teddy ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.

Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a Mrs. Thompson si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio. Por supuesto Mrs. Thompson aceptó y adivinen… Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Teddy recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Stoddard le susurró al oído: «Gracias Mrs. Thompson por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia». Mrs. Thompson con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo: «Teddy, te equivocas; tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí». Alegra el corazón de alguien hoy… comparte este mensaje. Recuerda que a donde quiera que vayas y hagas lo que hagas, tendrás la oportunidad de tocar y/o cambiar los sentimientos de alguien, trata de hacerlo de una forma positiva. «Los amigos son ángeles que nos levantan sobre nuestros pies, cuando nuestras alas tienen problemas para recordar cómo volar».

Beto Parra, en sus años mozos cuando me visitó en Crítica. Vale decir, lo que va de ayer a hoy. Después de ver la foto, Beto llorará a moco tendido

¡Quedó escrito. Epa, ya está. Nos vamos!

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