En la cumbre con Putin lo intentó, pero fracasó

Contrainformación | Biden quiere enfrentar a Rusia con China

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21 de junio, 2021 - 12:07 pm
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¿Por qué era necesaria para Biden la reunión con Putin? ¿Qué pretendía EU obtener de Rusia? ¿Era indispensable acorralar a Putin con acusaciones falsas y ofensas personales para conseguir concesiones en Ginebra? ¿Realmente conoce Joe Biden a Vladimir Putin?  

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Las preguntas de la prensa occidental al presidente ruso no dejaron duda: EE. UU. contaba con un cambio de rumbo en la política exterior rusa hacia china, a favor de los intereses de Washington. Está claro que tales esperanzas fueron alimentadas por los «asesores» de Biden, y estuvieron presentes en la opinión pública de Occidente y principalmente en la falsimedia que la moldea.

En Japón, por ejemplo, los medios mas importantes están convencidos de que el presidente de EE. UU. lo que en realidad quería discutir con Putin era el contencioso de Estados Unidos con China. Y los analistas nipones opinaron que ese fue el motivo principal de la cumbre. Al observar el comportamiento de los principales asesores de Biden, no hay titubeo en aceptar que esta observación está muy cerca de la realidad.

La prensa China lo confirmó titulando: «Es mejor para EE. UU. no involucrarse en las relaciones entre China y Rusia». «Biden está tratando de trasladar el adeudo por el daño causado a Rusia a los hombros de China». «Lamentablemente no conoce al presidente ruso. EE. UU. le da cuerpo a una gran ilusión política».

El diario Huangqiu Shibao resultó ser muy explícito: «Biden está tratando de enfrentar a Rusia y China, humillando a Moscú».

Esto último se pudo percibir en la conferencia de prensa de Biden. Pues hizo lo posible por sembrar confusión en las relaciones ruso-chinas, al afirmar que «Rusia se encuentra en una situación muy difícil; China la está aplastando». Beijing no está exagerando, Biden realmente trató de jugar la carta china. Así lo ratificó la inefable Victoria Nuland al declarar: «El presidente Biden dejó en claro que Rusia debe considerar seriamente si aumenta su dependencia de China…».

Después de la cumbre, prácticamente en el avión, el propio Biden habló dos veces sobre Rusia y China. «Creo que lo último que Rusia quiere es la Guerra Fría. Pero, China la está empujando». Es decir, el culpable es Beijing.

¿Será que no ven cómo Moscú y Pekín se ríen de sus intentos de abrir una brecha o, como escriben los medios, «ampliar las fisuras» en las relaciones ruso-chinas? ¿No comprenden que cada vez que EE. UU. intenta asustar a Rusia con la «amenaza china», ésta se convence mas de lo correcto de dicha asociación estratégica? Y hasta el más ciego ve que no es por ayudar a Moscú que los «cerebros yanquis» acuden a estas astucias para buscar el estallido de la alianza chino-rusa.

En EE. UU. si se lo creen

Durante lustros la estrategia gringa ha intentado converser a todos de que Rusia y China no pueden tener una alianza «seria y duradera» porque -según- hay contradicciones irreparables entre Moscú y Beijing. Y con el manual de la CIA en la mano sostienen que «hay una sinofobia en Rusia… Moscú le tiene mucho miedo a China, por su expansión económica y demográfica». Y argumentando lo de siempre, afirman que «China quiere vengarse de Rusia por los años de humillación y la pérdida del Lejano Oriente».

Tanta ingenuidad es preocupante en la iletrada pero multimillonaria clase política estadounidense, aunque la OTAN –que es EE. UU./Gran Bretaña- diga lo contrario. El acuerdo noratlántico que considera a China como un «problema sistémico» no significa que los países de la Unión Europea rechacen proyectos estratégicos conjuntos con Beijing. Y mucho menos Rusia, que tiene planes con China a escala sideral.

Y para variar, Donald Trump declaró a Fox News que el ganador de la cumbre de Ginebra había sido el presidente Putin: «No obtuvimos nada, le cedimos el escenario y la iniciativa a Rusia, y ni siquiera detuvimos el ‘Nord stream 2». Como afirmando que el objetivo de romper la alianza chino-rusa había sido un fiasco.

Putin, por su parte remarcó que «no surgieron nuevas ilusiones porque ni siquiera se mantuvieron las viejas». Las líneas rojas no se marcaron, de allí que el Kremlin agregara: «Es necesario acordar las reglas de conducta».

Pero, ¿cómo negociar con alguien que considera que sólo su parte tiene derecho a establecer tales reglas y dictar su voluntad a los demás?

El problema central de EE. UU.  y sus aliados (G7+Australia) es que son rehenes de su propia propaganda que sataniza a Rusia, China, y otros países independientes (Irán-Cuba-Venezuela). El mundo observa preocupado como los líderes de Europa junto a EE. UU. y sus aliados, son prisioneros de posiciones ideológicas que les impiden ver la realidad. En consecuencia no piensan con claridad cuando se trata de formular sus políticas de relacionamiento.

La cumbre de Ginebra ha atraído tanto la atención que se ha posicionado como el punto de reconocimiento, por parte de EE. UU., de que Rusia es una superpotencia con la que Washington debe hablar como su igual.

Afortunadamente el mundo se acerca al momento de cambio de época. Esto ya se vislumbra ante nuestros ojos y obligará a los viejos «dueños del juego» a aceptar el naciente equilibrio de poder con nuevas reglas que establecerán con fortaleza el Nuevo Orden Multipolar.

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