EE. U.U está en «modo pánico»

Las consecuencias de una invasión inventada por Ucrania, la Otan y EE. UU.

Ucrania
29 de enero, 2022 - 8:38 pm
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Ahora Ucrania dice que «no hay indicios de una invasión rusa, ni siquiera tal escenario es inminente»

 

CONTRAINFORMACIÓN

 

En la medida que más países comienzan a evacuar a su personal diplomático y a sus familias, de Kiev, avivando la histeria de una imaginaria invasión rusa, las autoridades ucranianas, desesperadas, están llamando a la calma diciendo ahora que «no hay indicios de una invasión rusa, ni siquiera tal escenario es inminente».

Esta actitud, radicalmente diferente a la de unos días atrás, es sorprendente y nos lleva a plantear la siguiente pregunta, aunque sepamos la respuesta: ¿la invasión rusa de Ucrania no es mas que una fábula inventada por Occidente?

Si. Entonces ¿por qué Ucrania pretende a hora pretende convencer a Occidente de que la invasión no s inminente? ¿Será para eludir la afirmación francesa de que fue Kiev el que provocó la escalada y reanudó el conflicto, y ahora quiere hacer creer que no tiene planes bélicos, y que sólo es víctima de la malvada Rusia, a pesar de que Ucrania continúa con sus preparativos para una ofensiva en el Donbass (e incluso una provocación contra Crimea)?

El que con fuego juega afronta el riesgo de quemarse

Resulta que esta manipulación ya ha hecho estragos económicos en Ucrania: provocó la caída de la moneda (la hryvnia); puso nerviosos a los inversores; redujo el valor bursátil de las grandes empresas; empujó a los extranjeros a vender a precio de saldo sus mercancías; y el valor de los inmuebles se sumergió como si hubiera comenzado la guerra.

Son las consecuencias de la manipulación y las mentiras de toda índole acerca de una inminente invasión. ¿Quién le prestaría dinero a un país que está a punto de ser destruido?

Zelensky ahora está atrapado entre la falta de pago, el colapso total del país, la reanudación de la guerra en el Donbass, la derrota de su ejército y, potencialmente, la pérdida de nuevos territorios. Opciones que le granjearán un rechazo –aún más profundo– del pueblo ucraniano.

NO habrá guerra con Ucrania

Rusia ha repetido hasta el cansancio que no intervendrá en Ucrania, aunque las provocaciones lleguen al límite de lo insoportable. Son décadas mas décadas de buena diplomacia y superior estrategia como para creer ahora que el presidente moscovita caerá en la trampa tendida por los ineficientes EE. UU.-Otan y el titerillo de Kiev.

Incluso, el USA de Biden no está en capacidad de dictarle estrategias a nadie luego de esos dos grandes reveses geopolíticos:

1La precipitada retirada de Afganistán el 30 de agosto de 2021. Una estampida que dejó tras sí, gran parte del equipamiento militar de la coalición, incluidos vehículos blindados y helicópteros. No fue un modelo de hazaña de evacuación, sino todo lo contrario.

2La revolución de color perdida en tiempo record en Kazajistán, a pesar de la impresionante organización insurgente. Putin intervino rápidamente, con verdadera eficacia, y las fuerzas coaligadas en el marco de la CSTO (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) extinguieron el fuego con inusitada rapidez. Y… una vez restablecida la calma, se retiraron tan rápido como habían venido… Lo que no impidió que la «buena prensa» corporativa occidental presentara esta intervención como unilateral y –casi- como una injerencia armada… Había que mantener la fábula del oso dispuesto a devorar a la dulce, y angelical, Ucrania.

No sería extraño que, tras estos dos severos desengaños, los estrategas de la CIA reaviven el conflicto congelado en el Donbass.

Lo real es que, para paliar su crisis hegemónica histórica, EE. UU. pretende que la Unión Europea (UE) organice y financie una guerra de guerrillas en Ucrania que se extendería a otros estados del Este y Centro –europeos- dando lugar a una generación de insurgentes radicales cercanos al nazi-fascismo, difíciles de controlar; así como a una nueva ola de armamentos letales en manos inadecuadas.

El Caribe en el escenario europeo

Vladimir Putin, como excelente estratega, ha alimentado la histeria occidental al reunirse personalmente con el presidente de Cuba, Miguel Diaz Canel y al hablar con el presidente venezolano Nicolás Maduro.

De la reunión con el cubano, el Kremlin dejó unas declaraciones que dejan ver el juego estratégico de Moscú: «Se discutieron los temas de una mayor coordinación de las acciones de los dos países en la escena mundial de acuerdo con los principios de la asociación estratégica y las tradiciones de amistad y comprensión mutua. Se confirmó la intención de trabajar de manera estrecha para fortalecer las relaciones bilaterales y se acordó intensificar los contactos a diferentes niveles».

EE. UU. está usando al presidente ucraniano para aumentar las tensiones en torno a Rusia. Así lo corroboró el canciller Lavrov al sostener: «Zelenski y su régimen son utilizados, en primer lugar, por Washington para aumentar las tensiones atrayendo a sus «cosacos» europeos que les siguen el juego en sus esfuerzos rusófobos por que su principal objetivo no es en absoluto el destino de Ucrania, sino escalar las tensiones en torno a Rusia para cerrar el tema y luego ir por China, como escriben los propios analistas estadounidenses. Este es un camino a ninguna parte».

EE. U.U está en «modo pánico». Se comporta como si no entendiera lo que sucede y ocurrirá. No es ninguna casualidad que pida no publicar su respuesta escrita. Incluso, sólo el hecho de dar una respuesta por escrito es una muestra de espanto, no de rechazo.

El lenguaje corporal de Blinken es de pavor, el hombre y su entorno sienten miedo; haber llamado al canciller chino para pedirle apoyo contra la invasión rusa de Ucrania supera todo lo visto en los ejemplos de turbación.

La estrategia de Putin que los desconcierta y hace temblar es que no explica cómo responderá si rechazan su ultimátum. De allí que, a los primarios funcionarios de la política exterior de EU, se les ocurra decir tanta basura. A estas alturas del partido ya está muy claro que Moscú no irá a la guerra por, ni con, Ucrania, y así lo cree hasta el propio Zelensky ¿para qué una invasión? ¿Para ocupar un país que luego deberá alimentar (40 millones de habitantes)? Ese es un problema de EE. UU. y Europa, no de Rusia.

La Alianza Atlántica en sí misma no ha sido amiga de Europa. La mera idea de una OTAN “abierta” dividió al continente y le quitó autonomía estratégica. Interrumpió antiguas rutas comerciales, enfrentó a Oriente con Occidente y, a través de su control de la UE, permitió que los antiguos estados soviéticos hayan sido humillados, en vez de facilitarles un modus vivendi con Rusia, como ha debido hacerse desde 1991.

La OTAN es la excusa que le permite a Polonia, Armenia, Georgia, Rumania, Croacia, Bulgaria, Hungría, presumir sin costo alguno, pero con un precio enorme para sus ciudadanos, que son despreciados en occidente. La UE, por su lado, prácticamente ha roto relaciones paralelas con Rusia y China, como el halconaje de Washington lo exigía. Un auténtico estratega -tipo Brzezinski o Kissinger​- habría aconsejado a la UE de manera muy diferente: «no se puede perder la relación con dos grandes potencias a la vez, porque nunca serás tan poderoso para vencerlas o imponerte».

Finalmente pudiéramos acotar que, los pueblos europeos todavía no están del todo muertos: poco después de que el campeón de tenis Djokovic fuera expulsado por Australia, Serbia canceló el contrato con la multinacional australiana Rio Tinto para la explotación del litio. Como resultado, el gigante minero sufrió una efusión de caídas bursátiles superior a los $5 mil millones, en menos de 48 horas… un ejemplo.

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