Mucho se especula acerca del Movimiento revolucionario Tupamaro: que si somos cobra vacunas, que si somos una guerrilla urbana, que si somos la banda de choque del chavismo; nos han llamado hordas, patas en el suelo, perraje. Otros creen que somos policías del pueblo o simplemente una especie de mercenarios-vigilantes. Es lógico que aun hoy se nos catalogue de esa forma. Les explico.
A la derecha, y hablo de derecha como un todo, arropando, bajo esa sucia cobija manchada con sangre del pueblo, desde los accionarios mayoritarios de las empresas trasnacionales hasta los compatriotas que viven en un rancho, pero cuya mentalidad es de derecha, que no quieren ser explotados sino suplantar al explotador en el mismo ciclo vicioso y blasfemo del capitalismo; a ellos (la derecha) les interesa que se nos vea de esa forma, como el coco que come.
Los medios de comunicación (en su mayoría) bien sean o no de derecha, se limitan a no cubrirnos, a veces a nombrarnos como relleno de esa gran idea jamás materializada que fue (¿o es?) el Gran Polo Patriótico. Cuando nos cubren, me refiero a cuando asisten a una rueda de prensa o se hacen eco de algún pronunciamiento nuestro, buscan de manera insana tergiversar nuestras palabras.
El poder constituido también nos difama indirectamente, nunca se nos ha ofrecido espacios de participación real dentro del estado a pesar de haber apoyado irrestrictamente al proceso revolucionario. Para muestra lo sucedido en las pasadas elecciones del 8-D, fuimos la única organización que apoyó y respetó la llamada «alianza perfecta» y ahora esos alcaldes y alcaldesas como que se les olvido que acá estamos. No les interesa que tomemos el poder para devolverlo al pueblo, sino que nos sigan viendo como lo que no somos. Sin embargo seguimos y seguiremos fieles al proceso revolucionario, rodilla en tierra.
El grueso popular debe saber realmente quienes somos.
El Movimiento Revolucionario Tupamaro es ante todo un Intelectual Colectivo, una organización que agrupa y en la que confluyen camaradas de todo el país y en todo el país, con diversas opiniones e ideologías que son ampliamente debatidas dialécticamente con mucho respeto, pero ante todo, con mucha honestidad. Muy lejos de ser los «sabios» o «intelectuales» vivimos y actuamos desde formas de organización popular como consejos comunales y comunas; impulsamos los consejos estudiantiles en institutos y universidades, los consejos de trabajadores en empresas; en fin, buscamos romper progresivamente el esquema de representatividad que ciegamente parece afianzarse mas y mas en la conducta del venezolano.
Este año una de nuestras metas es formar de una vez y para siempre la Escuela de formación Politico-Ideologica Tupamaro, no para adoctrinar y crear zombis que escupan de cuando en vez un discurso medio revolucionario, de esos que por su inocuidad agradan tanto a la radio y televisión nacional, sino por el contrario, formar militantes con la capacidad y formación tal que puedan discernir con propiedad en cualquier tipo de debate, aportar eficazmente a la construcción de nuestro socialismo y ser vanguardias en el proceso revolucionario que vive nuestro país y nuestra América.
Formar camaradas liberados para que sean a su vez liberadores. Muy extraño objetivo para el «perraje» o una banda de choques.
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