Recordando el Saladillo

13 de julio, 2014 - 1:37 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Las generaciones de finales del siglo XX y XXI, cuando escuchan hablar del Saladillo, lo relacionan con gaitas, la Virgen Chinita y la Maracaibo vieja. Pero desconocen el valor histórico de esta barriada maracucha. A pesar de que en el sector gaitero, se le han compuesto múltiples gaitas a los sectores, tiendas y personajes, que hicieron vida en este tradicional sector de nuestra ciudad.

Pues bien comencemos por su nombre Saladillo, que perece derivar de dicharachero u otras connotaciones, pero la más aceptada, está basada en su ubicación en el casco central de Maracaibo, colindado con el malecón y orillas del Lago. Este sector era conocido como las salinetas, en virtud de la existencia de una formación mineral de arcilla marina, de color blanco similar a la sal y piedra de ojo. Es obvio que esta locación, tenía un ambiente salubre, asociado a minas de sal, con lo cual se origina su toponimia. En cuanto a su ámbito territorial, tenemos que ocupaba 50 hectáreas, definiendo una mancha urbana de 59 manzanas, en las cuales habían 1.900 inmuebles con una población de 15 mil personas. Era un rectángulo formado por nueve calles y seis avenidas, delimitadas por el norte, calle 92 (Pacheco) y por el sur calle 100 (La Marina), es decir que encerraba las calles: Pacheco, La Padilla, Carabobo; Venezuela, Ciencias, Bolívar, Bustamante, Comercio y La Marina (hoy avenida Libertador). Por el este la avenida 11 (Campo Elías o llamada Ayacucho) y oeste avenida 15 (Delicias).

En cuanto a su nacimiento, como caserío es producto de la Ermita de San Juan de Dios, construida por el capitán Juan de Andrade. Recordemos que de acuerdo al marco legal de la época, establecido en las leyes de Indias, en su tomo 4, sobre la Planificación Urbana, en las ciudades que se fundaban, se debían construir una iglesia y un hospital, para motivar al desarrollo urbanístico de los sectores. En este caso esto aplica, ya que al ir desarrollando la iglesia, el número de casas perimetrales va creciendo y también su equipamiento urbano. Esto fue reforzado cuando se construye el Hospital Chiquinquirá, llamado también El Hospitalito, por iniciativa del Dr. Manuel Dagnino. Finalmente haber llevado la tablita milagrosa, que encontró la viejita en las orillas del Lago de Maracaibo, a la ermita de San Juan de Dios, termino de impulsar el crecimiento del histórico barrio Saladillo. Es importante no olvidar que fue decisión de la Virgen Chinita, que su casa fuera esta ermita, ya que cuando iba a ser trasladada a la Catedral de Maracaibo, ocurrió un fenómeno divino en la procesión y hubo que desviarse a la iglesia de San Juan de Dios, que posteriormente se llamaría iglesia de San Juan de Dios y Chiquinquirá, para que en el año 1921, cuando es elevada a Basílica Menor, queda bautizada como Basílica de la Virgen de Chiquinquirá y coronda en 1942.

Hablar del Saladillo, nos obliga a recordar, no solo sus pintorescas casas con altos ventanales y puertas, zaguanes, gárgolas y sus techos de tejas rojas, sino a los singulares nombres de los sectores y las tiendas.

Como olvidar estos sitios, letras de inspiración de los gaiteros: La Caramelera, VOC, Los Biombos, Puerto Arturo, La Mala Ley y Fuego Vivo entre otros. También a grandes saladilleros como Cambuleto, en su tienda Marazul, sitio frecuentado por los gaiteros, para comprar sus cuerdas y ceras para los furreros. Monseñor Olegario Villalobos, que nació en la avenida 12 (Padre Áñez), fundador del asilo de San José, la emisora La Voz de la Fe y el Hogar Clínico San Rafael. El pintor Neptalí Rincón Urdaneta, de la calle los Biombos y los personajes Roñoquero (Carlos Bernal) y Mamblea (Manuel Prieto) con sus ocurrencias y exageraciones. Otro saladillero es Don Enairo Villasmil, el joyero de la chinita.

Lamentablemente hubo un viernes negro urbano, que fue el 20 de marzo de 1970, cuando el presidente Rafael Caldera, vino a dar inicio a la demolición del Saladillo, para una intervención urbana de 3.500 viviendas, que nunca se construyeron y que solo sirvió para destruir un patrimonio de los zulianos. En el 1996, es decir 26 años después construyeron las Torres del Saladillo y luego en 1991 el centro comercial Ciudad Chinita, el resto solo son ruinas.

La Fundación Maracaibo 500 (Funmara 500), en su tarea de rescate patrimonial, consideramos necesario e impostergable, la construcción de la Plaza El Saladillo. Estamos proponiendo se estudie el área adyacente al inconcluso distribuidor de Delicias para tan importante obra. ¡Contamos con vos!

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