La nueva forma de gobernar

23 de febrero, 2015 - 2:27 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Los nuevos paradigmas que empujan hacia la construcción de una sociedad más justa y más igualitaria nos obligan a diseñar nuestras políticas públicas en sintonía con las exigencias reales de nuestra sociedad. El crecimiento de la economía, la creación de empleo y el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de nuestros administrados  constituyen desafíos indispensables, pero no suficientes, para superar la pobreza. Con frecuencia los beneficios del crecimiento no llegan a los sectores que las viven o llegan en menor medida y con menor calidad que al resto de la población. El Estado tiene una responsabilidad ineludible en impulsar actividades políticas de desarrollo social tanto sectoriales (educación, salud, previsión social, justicia, vivienda y equipamiento urbano) como específicas de alivio y superación de la pobreza.

Las políticas y programas de «inversión social» representan un nicho finito, aparentemente pequeño, de la política social y de superación de la pobreza. No obstante, es un nicho fundamental que tiene repercusiones directas sobre los procesos de integración/exclusión social y el logro de mayor igualdad de oportunidades y de mayor ciudadanía.

El mejoramiento de las condiciones materiales de vida, el fortalecimiento de la seguridad personal y de los bienes de las personas, la rehabilitación de nuestras principales vías de comunicación urbanas, intraurbanas y extraurbanas,  el acceso más expedito a los servicios de alimentación, educación y salud, las facilidades de transporte, renovación de recursos naturales, construcción y mejoramiento de la vivienda, el fortalecimiento y la  construcción de nuevos espacios para la vida y la paz, son sin lugar a dudas componentes importantes de nuestro porvenir y nuestro mayor reto en este año 2015, estamos seguros de poderlos cumplir con la ayuda de Dios y con la participación de toda la sociedad.

Sin embargo, transitaremos la ruta de convocar a toda la población en elevar la seguridad en sí mismos, acrecentar la autoestima, ampliar las miradas sobre la realidad, mostrar posibilidades objetivas y creíbles de caminos distintos, expandir capacidades para acceder a nuevos dominios y, por ende, ampliar las opciones y aumentar el control que las personas y grupos vulnerables tienen sobre sus propias vidas, para que tengan  la posibilidad real de participación en la gestión pública y en la resolución de los problemas sociales sectoriales, con el fin de ir tomando bajo su cargo el desarrollo social y productivo, y de los recursos que llegan a la región, perfeccionando distintas iniciativas orientadas a lograr una mejor coordinación entre todos los actores sociales con el propósito de ir alcanzando mayores niveles de calidad de vida de todos los zulianos y zulianas con respeto, equidad y justicia social.

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