Breve análisis comparativo de la devaluación del bolívar y la inflación en Venezuela (II)

30 de marzo, 2014 - 1:20 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Decíamos en la entrega anterior que la memoria estadística es uno de los más valiosos recursos de los economistas, actuarios, matemáticos, profesionales y técnicos de variadas disciplinas para sus análisis; también que en el lenguaje de los economistas se manejan usualmente indicadores micro y macroeconómicos y además, como complemento, los términos indicadores sociales.

¿Es cierto que estamos en presencia de la peor crisis económica que ha vivido Venezuela desde 1959? Pues no, quien afirme eso, sobre todo si es un economista, miente deliberadamente. Para ello no tenemos otro recurso científico que acudir a la memoria estadística y ella es por demás, elocuente. Acudiendo a la revisión histórica, surgen algunas verdades que reseñamos a continuación.

La devaluación del bolívar durante la IV República

Durante los gobiernos de Luis Herrera y Jaime Lusinchi (1979-1989), la tasa de cambio del dólar respecto al bolívar pasó de Bs. 4,30 a 38,63, una devaluación del 798,37 por ciento. Durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez II y Ramón J. Velásquez (1989-1994), pasó de 38,63 a 111,48 Bs. por dólar, una devaluación de 188,54%; y durante Caldera II (1994-1999) la tasa de cambió subió de 111,48 Bs. por dólar a 573,88 Bs. por dólar, que representó una devaluación durante ese lapso de 414,78 por ciento. Ese recorrido devaluatorio de 4,30 Bs. por dólar en 1983, a 573,88 en 1999, significó una devaluación durante esos quince años de trece mil cuatrocientos veintiséis por ciento (13.426%) de nuestro signo monetario.

Período bolivariano

En contraste, durante los quince años transcurridos desde 1999 a marzo de 2014, la tasa de cambio pasó de 573,88 Bs. por dólar a un promedio de 9.000 Bs. por dólar —promedio entre el Sicad I y Sicad II—, lo que representa una devaluación de un mil cuatrocientos sesenta y ocho por ciento (1.468%). La diferencia es tan abismal, que aún si se recurre al precio que se cotiza el dólar en el mercado paralelo para una proporción de los bienes de lujo y superfluos, que en ningún caso va más allá del diez o el quince por ciento del total de bienes en nuestra economía a valores especulativos, la devaluación no superaría el 2.000 por ciento durante el período de quince años.

Durante todos los tiempos presidenciales que hemos tenido en los últimos treinta años (1983-2013)  se han llevado a la práctica diversos modelos de cambios mixtos como minidevaluaciones, maxidevaluaciones, sistemas de bandas, cambios diferenciales, duales y triples; control cambiario sumado a la restricción en la adquisición de divisas, todo lo cual refleja la carencia de políticas monetarias idóneamente formuladas en el caso de la economía venezolana.

La inflación

Queremos agregar que con respecto a la inflación, que marcha estrechamente aparejada a la devaluación del signo monetario, la misma promedió en los 15 años transcurridos entre 1983 y febrero de 1999, 42,63%; mientras que en los 15 años del Gobierno Bolivariano, incluida la de 2013 de 56,2%, promedió 24,11%, una diferencia bastante marcada.

Indicadores sociales

Además, los indicadores sociales que muestra Venezuela luego de los últimos quince años —1999-2013— son los mejores de Latinoamérica, con resultados reconocidos por los organismos internacionales en los ámbitos de la educación superior (quinta posición en el mundo), la salud, ingreso por habitante, distribución del ingreso, niveles de bienestar, política habitacional, seguridad social con atención preferencial para los sectores históricamente excluidos —entre ellos los ancianos—, políticas de créditos para todos los sectores, por lo que tenemos que concluir qué hace falta, se hace necesario un análisis complementario que responda a la siguiente interrogante: ¿Qué factores concurren para la explosión social inducida que un reducidísimo sector de la población ha generado con saldo de decenas de muertos y centenares de heridos de manera directa e indirecta?

La banca

Un banco se define como una institución cuya principal operación consisten en recibir depósitos del público y otorgar préstamos. En Venezuela, en conformidad con la ley que los regula, tienen la capacidad de estimular y recolectar el ahorro de la sociedad para distribuirlo entre las empresas y los sectores que necesitan capital como insumo para sus actividades económicas. Mediante este proceso la banca puede determinar y alterar la trayectoria del progreso económico, sobre todo en países como el nuestro que no cuentan con fuentes alternativas de financiamiento como por ejemplo, los mercados de capitales desarrollados. La función de los bancos también abarca la distribución del crédito. Al ofrecer servicios de sistemas de pagos y proteger los depósitos, como lo garantiza el Fondo de Protección Social de los Dépositos Bancarios (Fogade), los bancos pueden convertirse en la piedra angular de la prosperidad económica. En Venezuela, lamentablemente han eludido secularmente las reglas y han incurrido en delitos prosecutivos.

Hay que nacionalizar la banca para ponerle freno a la repetidísima política de los bancos de aceptar formalmente las regulaciones que emanan del Banco Central de Venezuela y en los hechos, ser los artífices de la pretensión de desmoronar la economía que en buena medida, y es evidente, padecemos en determinados sectores, mientras el sistema bancario obtiene las mayores ganancias de la economía venezolana, merced de una política dual y en connivencia y complicidad con el sector empresarial usurero, especulativo, improductivo y golpista fedecameralista del cual forman parte.

¿Qué es lo que explica el extraño fenómeno de la gigantesca fuga de divisas con corrupción de por medio, el acaparamiento, el contrabando desmedido, el desabastecimiento, la especulación sino un plan fríamente formulado? Nosotros creemos que la respuesta al desabastecimiento va más allá de la necesidad de importar lo que no se produce ni se manufactura en el país. El «bachaqueo» no nació espontáneamente, forma parte de ese plan, por ello confiamos en que los resultados de la Primera Gran Conferencia por la Paz nos den las respuestas que esperamos. Aunque la mejor respuesta la dará el pueblo organizado.

Tesorero de la Academia de Ciencias Económicas del estado Zulia.

NOTICIAS SUGERIDAS

Comente