Es evidente que en el entorno de la Plaza Bolívar, se encuentra la huella más enraizada de la época colonial de Maracaibo. Aquí nace lo que todos conocemos como «el centro». Debemos partir por conocer la plaza por su nombre y apellido, es decir, la Plaza de la Concordia de San Sebastián. El diseño es de Carmelo Fernández, quien por orden de Venancio Pulgar (1837-1897), el más controversial caudillo zuliano, militar, político y diplomático, además partidario de la independencia del Zulia, quien gobernó al Zulia entre 1870 y 1874; construyó la plaza al estilo de la Plaza de la Concordia en París y de allí su nombre, fue inaugurada en 1873.
Un detalle de su diseño y que pasa desapercibido por los maracuchos que frecuentan la plaza son cuatros estatuas alegóricas de estilo clásico, ubicadas en las dos diagonales, que definen la entrada a nuestra Plaza Bolívar. Estas ninfas o jóvenes, fueron traídas de Alemania y le dan un toque clásico europeo, que representan las actividades que se realizaban en el Zulia, para la época, es decir, la industria, comercio, agricultura y navegación. Un detalle de sus características constructivas era la existencia de una cerca ortogonal de hierro que la rodeaba, esta fue retirada durante el gobierno de Vicencio Pérez Soto y parte de ella fue a parar en la Plaza del Buen Maestro, al final de la avenida El Milagro. Su transformación a Plaza Bolívar, ocurre el 1º de enero de 1905, cuando se inaugura la estatua ecuestre realizada por el escultor Eloy Palacios. En 1973 es remodelada para conmemorar los 150 años de la Batalla Naval del Lago.
Si miramos alrededor de la Plaza Bolívar nos encontramos con muchos años de la historia local, todo de la época colonial, excepto al sur que nos encontramos con el edificio sede de la Alcaldía de Maracaibo y el Banco Central de Venezuela, inaugurado en 1976, con una arquitectura moderna, que desentona o contrasta con las construcciones de los otros puntos cardinales, como son: la Catedral de Maracaibo, Palacio Legislativo, Palacio de Gobierno, Casa de la Capitulación y el Teatro Baralt. Es obvio que requerimos muchas páginas para conocer y disfrutar la historia de estos monumentos arquitectónicos. En el caso de la Catedral de Maracaibo, ubicada al este, originalmente era una pequeña ermita y los primeros muros del templo se comenzaron a construir en 1595, en 1650 se construyeron las tres naves y la torre. Su nombre completo es Santa Iglesia Metropolitana Catedral de los Bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo.
En la esquina nor-este, diagonal a la Catedral en la calle Venezuela, está el espectacular Palacio Legislativo y a un lado el conocido «Palacio de las Águilas», cuyo nombre verdadero es el Palacio de Gobierno, construido durante la presidencia del general Jorge Sutherland, en el año 1941. Como parte de esa historia, en la esquina nor-oeste, al lado del Palacio de Gobierno, se encuentra la Casa de Morales o de la Capitulación, escenario de la firma del Tratado de la Capitulación, tras la derrota de los realistas por los patriotas en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo en 1823.
Un capítulo aparte merece el archiconocido Teatro Baralt, ubicado en la intersección de la avenida 5 (Urdaneta) y la calle Venezuela, al cruzar la calle al lado de la Casa de la Capitulación. Fue construido en 1840, funcionó 25 años y no fue sino en 1877, cuando el presidente del Zulia, Rafael Parra decretó la construcción de un nuevo Teatro Baralt. Cuán rica es nuestra historia maracaibera y qué bonito conocerla. En la página web de la Fundación Maracaibo 500 (Funmara500.org.ve), puedes disfrutar de una galería fotográfica de la Maracaibo colonial. Contamos con vos! @funmara500.
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