“He tratado con mujeres y hombres que incluso muchos años después de la infidelidad, siguen con el tema haciéndole la vida imposible a sus parejas”, expresó la Doctora Nancy Álvarez
EE. UU.- Muchas personas se preguntan por qué no pueden perdonar una infidelidad de sus parejas y mucho menos olvidarla. Sabemos que una infidelidad afecta como el suicidio de alguien que amas: te cuestionas todo, te deprimes y se afecta tu autoestima.
Pero si la pareja busca ayuda y admite “su parte de culpa”, puede continuar la relación y, en ocasiones, la pareja crece al superar este conflicto.
Indudablemente, existen personas que no pueden olvidar, y mucho menos perdonar, una infidelidad.
“En mis consultas he tratado con mujeres y hombres que incluso muchos años después de la infidelidad, siguen con el tema haciéndole la vida imposible a sus parejas. Y en otros casos más graves, el reproche puede persistir incluso hasta la muerte”, expresó la Doctora Nancy Álvarez.
Lea también: Descubre ¿Cómo saber si tu pareja te quiere dejar?
Álvarez continuó diciendo que no sebtrata de justificar o defender la infidelidad, ya que esta es una realidad “tan vieja como el planeta Tierra, y de hecho cada día tiene más adeptos a pesar de las terribles consecuencias, no solo para los implicados directos, sino para los indirectos, como es el caso de los hijos de una relación”.
La doctora explica que las personas que fueron abandonadas por una de sus figuras paternas no resisten “otro abandono” y toda la rabia que sienten contra el padre o los padres la descargan sobre la pareja que las traiciona.
“Como sabemos los terapeutas de parejas y familias, esas personas siempre eligen a alguien parecido a esos progenitores y repiten ese patrón queriendo superarlo o queriendo castigar a ese padre o madre”, manifestó.
Las personas celosas se ven más afectadas
La psicóloga y terapeuta aclaró que es común que a las personas celosas les afecte más la infidelidad.
“Estas personas pudieron haber crecido en un ambiente de competencia y comparaciones con los hermanos, y eso es como tener una herida abierta que nunca ha cicatrizado y a la que, encima, se le “aplica sal” como para revivir antiguos dolores y celos”, dijo la también sexóloga.
La estrella del show de Univisión Quien Tiene La Razón acotó que puede que esa persona celosa haya crecido en un hogar donde su padre o su madre vivían sufriendo por la infidelidad del compañero, y hasta entró en el triángulo por ellos.
“Por ejemplo, conozco casos de madres que mandan a sus hijas a “buscar a su papá y confirmarles si estaba con la otra (…) Y conozco también casos de padres que llevan a sus hijos a conocer a su amante, metiéndolos en un terrible conflicto de lealtad: si le cuento a mamá, le fallo a papá; y si no le cuento, le fallo a mamá”, señaló.
Lógicamente, son muchísimas las posibilidades. Lo que sí está claro es que las heridas emocionales que no se “cierran o curan”, con el tiempo se pudren. A menos que su pareja sea un adicto al sexo o un donjuán, en toda infidelidad ambos son responsables, aunque el infiel sea el más responsable.
Foto: Agencia
Comente