La abstención venció el 6-D

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11 de diciembre, 2015 - 7:20 pm
Redacción Diario Qué Pasa

La oposición logró la victoria apoyada por las transnacionales de la comunicación, de las finanzas (Banesco, Cedeño y Mezerhane), de la distribución de alimentos y productos de primera necesidad incluyendo medicamentos (Mendoza y CIA); con la cooperación de políticos de derecha europeos (encabezados por los del PP), de EU y latinoamericanos (Uribe-Santos, Macri, Neves, Cartes). Estas en complicidad con los grandes comerciantes «venezolanos», que impusieron una inflación especulativa y una escasez programada (los productos desaparecían por un lapso y luego volvían muy caros, fallaban y regresaban a mayor precio, y así durante meses).

Atacaron con la «inseguridad», sembrando paramilitares colombianos que realizaron crímenes inhumanos, como un tratamiento de psicología aplicada al pánico y al caos. La mayoría sufrió este ataque psicoeconómico y sucumbió. Los jóvenes votantes que no conocieron la ignominia de la cuarta república apreciaron los beneficios del Gobierno Bolivariano como algo normal y pensaron, quizá, que un régimen de derecha les mantendría lo otorgado por el chavismo, vana ilusión.

Perdió el pueblo que aún apuesta conscientemente por este proceso, que votó con la esperanza de que algún día (no muy lejano), encontrará la solución definitiva a sus problemas. A veces perdiendo, se gana. Se perdió, pero se ganó en experiencia para no seguir cometiendo los mismos errores. Decía el Che: «Los revolucionarios no viven celebrando victorias, sino superando derrotas».

Inocente ese pueblo chavista que el 6-D por descontento se abstuvo (1.850.000) o votó a favor de la derecha (290 mil) imaginándose un cambio, cuando en realidad favorecía con su voto a los enemigos históricos de clase.

Solo a tres días del 6-D, ya los titulares de la prensa recogen las exigencias de Fedecámaras y Consecomercio dirigidas a que la nueva AN derogue las leyes sociales promulgadas por el chavismo, incluida la Ley Orgánica del Trabajo. Sería de ingenuos suponer que una legislatura controlada por la derecha favorecerá al pueblo, antes que a los intereses del capital. Imposible.

Varios analistas sostienen que, como resultado de los comicios parlamentarios del 6-D se han derrumbado todas y cada una de las mentiras fabricadas en los laboratorios del Pentágono y la CIA para la MUD; se les derrumba también el golpe de estado que ellos mismo planificaron desde hace mucho tiempo, pero más acentuadamente desde la desaparición física del comandante. Lo extraordinario de esta derrota es que nos va a permitir retomar las 3R de Chávez que olvidamos producto de la guerra económica, que no dio tiempo ni tregua. Lo extraordinario ahora es que tenemos la oportunidad de hacer los cambios a lo interno a través de la autocrítica, de fortalecer los nuevos cuadros políticos que deberán dirigir al GPP, que han nacido de las bases, que han surgido de los consejos comunales y comunas que hacen vida en las UBCH.

Al analizar esta tabla que es complementaria a la que presentamos ayer nos alerta algo que en la ofuscación de las primeras horas pasamos por alto: el crecimiento porcentual de la oposición en relación a la elección presidencial de 2013 (Maduro) es de apenas 359 mil votos correspondiente a un 4,6% del electorado. El «gran triunfo» se basó en la guerra de desmovilización del chavismo (psicoeconómica) y en una pequeña transferencia de votos descontentos, y los de la extrema izquierda que prefirió presentarse por su cuenta o votar contra. El meollo del análisis está en el decrecimiento del voto chavista (1.970.000) correspondiente a un 36% respecto a la elección presidencial. El gráfico está ordenado de mayor a menor en relación al voto opositor. Resaltamos en rojo donde ganó el chavismo en votos, no en curules parlamentarias.

El pueblo chavista se quedó en su casa en una gran proporción. El GPP no fue capaz de movilizarlo, lo que nos muestra que el propagado 1×10 fue un «bluf» de la burocracia partidista que, por una parte, alimentó a quienes pronosticaban el triunfo revolucionario y, por el otro, más bien ayudó a la abstención. Este sistema debe revisarse a profundidad porque se presta a los oportunismos del activismo político, y a la corrupción.

Vemos como muy graves, desde el punto de vista de la organización chavista, los casos de Táchira, Zulia, Anzoátegui, Mérida, Barinas, Bolívar, Nueva Esparta, Falcón, y Lara. En ese orden. Las direcciones políticas deben ser intervenidas y renovadas de raíz. Distrito Capital y Carabobo conviene que se revisen, por su importancia clave.

El cacareado por el inefable Ramos Allup, «gerrymandering» que declaró fue «hecho como un traje a la medida del Gobierno» funcionó esta vez en contra del chavismo en Aragua, Lara, Bolívar y Monagas por poner estos 4 ejemplos. De la lectura de los números pueden salir muchos análisis y reflexiones que proponemos se hagan como ejercicio político…


Perdió el pueblo que aún apuesta por este procesoy que votó con la esperanza de que algún día (no lejano), encontrará la solución definitiva a sus problemas


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