Foto: CS
San Francisco — Ayer el pueblo san franciscano celebró el natalicio número 90 del querido Luis Guillermo Vílchez Soto «El Padre Vílchez». Desde su casa natal ubicada en el sector San Benito cientos de feligreses, amigos y familiares se dieron cita para recordar la historia, entrega y legado dejada por el párroco, no solo al pueblo sureño, sino a toda la región.
«El Curita», como también le solían llamar forma parte de la historia viva del municipio, destacando en los ámbitos de la cultura, el deporte y la educación.
El pasado 30 de agosto partió al Cielo este fiel siervo de Dios y con él se fueron grandes experiencias, pero quedó sembrado en los corazones de sus seguidores miles de enseñanzas que hoy por hoy ponen en práctica.
El padre Vílchez era el cuarto hijo de la unión de don Desiderio Vílchez y doña Josefa Soto. Nació en el año 1924 en el poblado El Caimito en el municipio Miranda.
A los 10 años, su corazón fue llamado al servicio de Dios. A los 24 y con el apoyo de una maestra se ordenó sacerdote.
Durante cinco años fue párroco de isla de Toas; allí organizó el primer equipo de baloncesto y dos equipos de béisbol. En 1953 llegó a San Francisco en una bicicleta y en su equipaje, sotanas, pelotas y muchos sueños y esperanzas.
Ayer fue recordado entre gaitas y anécdotas de este personaje digno a seguir para continuar llevando amor y alegría a los más necesitados.
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