Uruguay: país monopolizador de marihuana

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8 de mayo, 2014 - 12:08 pm
Redacción Diario Qué Pasa

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El gobierno asumirá el control, la regulación de la importación, producción, adquisición, comercialización y distribución de ese cáñamo

Uruguay va a convertirse en el primer país que tenga el monopolio de la marihuana. El gobierno asumirá el control, la regulación de la importación, producción, adquisición, comercialización y distribución de ese cáñamo. El presidente del país, José Mujica, aseguró que el propósito es combatir la criminalidad y «arrebatar al narcotráfico un negocio de entre 30 y 40 millones de dólares anuales».

La venta legal de marihuana se realizará en farmacias con un precio que oscilará entre 20 y 22 pesos por gramo, según el reglamento de la ley que legalizó su producción y compraventa. El presidente de la Junta Nacional de Drogas (JND), Diego Cánepa, dijo que la tarifa del producto, que se venderá en locales habilitados, será «fijado administrativamente» y no se permitirá la «competencia de precios», aunque sí cubrir los costes de producción, las tasas y el beneficio del productor.

Las únicas farmacias «habilitadas» para vender marihuana al público serán las «comunitarias y las de primera categoría», que podrán decidir libremente si distribuyen o no la droga. De hacerlo, deberán obtener un permiso gubernamental especial, que se tendrá que renovar según establezca la organización y también deberán cumplir todos los requisitos que exige el Ministerio de Salud uruguayo.

El proyecto del gobierno uruguayo no contraviene ninguna norma internacional, pues Holanda, por ejemplo, tiene legalizada la comercialización y el control de marihuana desde el año 1977 y tampoco vulnera la legislación en materia de drogas. En este país se puede adquirir y consumir, de forma limitada, esa hierba en sus cafés conocidos como «coffee shops».

Los «coffee shops» son una especie de local o restaurante, que tiene como característica principal la posibilidad de venta y consumo legal de marihuana), hachís, alimentos con Cannabis y otros productos con extractos de esta planta.

La legalización del consumo de una droga, científicamente considerada como blanda, como arma frente a las actividades criminales de las mafias dedicadas al narcotráfico, puede ser un reactivo para evitar la pérdida de la vida de miles de vidas no solo en Uruguay, sino en todo el mundo.

Escape de la pobreza

El premio Nobel, economista, profesor e intelectual Milton Friedman, fallecido en noviembre de 2006 estableció que «en muchos países en desarrollo la producción de drogas ofrece una vía de escape de la pobreza», y afirmó de forma tajante que en Estados Unidos se producían anualmente diez mil muertes por la criminalización de las drogas.

Asimismo, precisó que «si las drogas fueran legales, las víctimas colaterales desaparecerían. La ineficiencia desde el punto de vista económico y la ineficacia de los gobiernos en el campo de la prevención del uso y comercio ha sido muy criticada desde el punto de vista liberal».

El monopolio gubernamental de la marihuana, además de convertirse en una fuente importante de ingresos económicos, también es un escudo para afrontar las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y, de hecho, es otra forma de «controlar» la delincuencia.

Derecho fundamental

Para algunos juristas, el argumento central de la legalización se basa en el derecho fundamental de los  ciudadanos: cada persona tiene derecho a elegir cómo quiere llevar su vida, circunstancia que incluye la obligación del Estado de respetar su decisión del  sobre las sustancias que decida utilizar o consumir.

Además, el mero hecho de proponer una ley que regule y legalice el consumo de marihuana ya presupone que ese consumo existe y debe ser alto, ya que en caso contrario no sería precisa esa norma.

Su descriminalización supone, asimismo una fuente de ingresos económica importante en las arcas de Uruguay, que establece que anualmente pierde alrededor de 40 millones de dólares.

Reducir el número de muertes violentas es otro de los ejes centrales de la ley que permite el consumo, venta y distribución de la marihuana. Según diversos estudios oficiales, solo en Centroamérica los carteles de la droga son responsables de más del 60% de las muertes violentas en los países que sirven de puente en el traslado de drogas hacia Europa y Estados Unidos.

Posiciones enfrentadas

Sin embargo, existen posiciones enfrentadas en torno a la legalización o no de determinadas sustancias estupefacientes. Casi irreconciliables, pero sus discursos son abiertos en cuanto a la legalización completa o regulada.

Para los defensores de la legalización regulada, existen una serie de restricciones dependiendo del tipo de droga que se trate, básicamente según el riesgo y ponen como ejemplo que algunos medicamentos se venden libremente en farmacias o establecimientos similares sin ningún tipo de receta y subrayan que la comercialización de las drogas es más peligrosa y dañina por el tipo de producto que se oferta a los ciudadanos.

Según los valedores de ese tipo de política, la marihuana, por ejemplo solo podría estar disponible a la venta en comercios autorizados, donde su uso debe estar controlado y bajo la vigilancia permanente de un médico. Los tutores de esta teoría mantienen que también son drogas al alcance de cualquiera la cafeína, la nicotina, el alcohol etanol y numerosos antibióticos.

Los defensores de la legalización completa son, generalmente, liberales. Sin embargo, hay que destacar que «no todos los defensores de la legalización de las drogas comparten necesariamente un marco ético común, y la gente puede adoptar este punto de vista por varias razones. En particular, estar a favor de la legalización de las drogas no implica la aprobación del uso de drogas irresponsablemente».

La legislación en los países

Holanda fue el precursor del consumo de cannabis en el mundo en lugares no públicos, como sus famosos cafés. Sin embargo, la revisión de la Ley del Opio de 1976 introdujo la descriminalización legal. El consumo dejó de ser un delito y la tenencia de hasta 30 gramos se convirtió en un delito menor, mientras que la tenencia de más de 30 gramos siguió siendo un delito penal.

Desde entonces, los cafés (coffee shops) holandeses, donde los consumidores pueden comprar una cantidad limitada de cannabis, ocupan un lugar altamente simbólico como paradigma de políticas liberales en materia de cannabis. Sin embargo, el fenómeno suele interpretarse erróneamente.

Contra lo que habitualmente se piensa, la tenencia de cannabis en los Países Bajos —no el consumo— está tipificada como delito. La política holandesa es una descriminalización de facto de la tenencia, la compra y la venta de cantidades para el consumo personal de cannabis, aunque de hecho estas actividades no estén permitidas.

Esta política está basada sobre el «principio de conveniencia», una opción discrecional dentro del derecho penal holandés que les permite a las autoridades abstenerse de interponer acciones penales. También se admite el cultivo de hasta cinco plantas por persona para consumo personal.

España, precursora

Según los expertos España adaptó su Código Penal a la Convención Única sobre Estupefacientes en 1973. Al año siguiente, el Tribunal Supremo de Justicia estableció que el consumo personal no entraba dentro de los llamados «delitos contra la salud pública», circunstancia que provocó que fuera el primer país europeo en despenalizar no solo el consumo personal de drogas, sino también los actos preparatorios, incluyendo el cultivo.

Sin embargo, nunca se ha llegado a aprobar una regulación administrativa de estas circunstancias, lo que ha provocado una gran inseguridad jurídica, sobre todo en casos de cultivo o posesión colectivos. La tenencia y el consumo en lugares públicos se castigan con multas de 301 a 30.000 euros, que se pueden suspender sometiéndose a tratamiento de deshabituación.

En noviembre de 2012, Estados Unidos aprobó la iniciativa 502 (I-502) que fue elaborada por la Legislatura del Estado de Washington, por medio de la cual, por primera vez, se eliminan las sanciones criminales para cualquier mayor de 21 años que porte 28.5 gramos o menos de la droga para uso recreativo personal, dicha norma también legaliza la posesión de hasta 0.45 kilogramos de cannabis sólido para consumo y hasta 2.4 kilogramos en forma líquida, aunque siguen existiendo restricciones a conducir bajo la influencia de cannabis, el consumo en lugares públicos y el consumo de esta droga en lugares donde la ingesta de alcohol también está prohibida.

Consumo personal y delito

En Ecuador, la posesión de diez gramos de cannabis está considerada consumo personal y es tolerada. En el Perú está permitido el consumo, pero no la venta ni el cultivo. Paradójicamente, la compra de semillas no está penalizada por la ley. Se puede poseer hasta un máximo ocho gramos de marihuana y dos gramos de sus derivados, siempre que sea para consumo personal.

La legislación argentina establece que la tenencia simple o para consumo es ilegal, pero no está penada. La producción, el transporte y el hacer apología al uso de drogas es delito, aunque en la producción y transporte de cantidades para el consumo personal son sobreseídas en los tribunales.

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Foto: Agencias

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