Foto: AFP
Rostov del Don — El destituido presidente ucraniano Viktor Yanukovich afirmó el viernes desde Rusia que fue echado de Kiev por «fascistas» y consideró «natural» la rebelión de la zona prorrusa de Crimea contra una «usurpación» del poder central.
Las nuevas autoridades de Kiev habían denunciado previamente una «invasión armada» rusa y pedido a Estados Unidos y Gran Bretaña que cumpliesen su papel de garantes de la soberanía de Ucrania, una exrepública soviética, independiente desde 1991.
La denuncia se debió a diversas acciones de grupos prorrusos de Crimea y tropas sin identificación que tomaron varios predios oficiales, incluyendo dos aeropuertos. Las autoridades ucranianas aseguran que soldados rusos participaron al menos en una de esas operaciones.
Sí, pero no
Yanukovich, de quien se desconocía el paradero desde su partida de Kiev el sábado pasado, reafirmó que seguía siendo el presidente y que regresaría apenas se le garantizara su seguridad, en una rueda de prensa en la ciudad rusa de Rostov del Don, cerca de la frontera ucraniana.
«Pienso seguir luchando por el futuro de Ucrania, contra aquellos que intentan ensombrecerlo a través del miedo y el terror», declaró Yanukovich, de 63 años, quien descartó participar en las elecciones presidenciales anticipadas convocadas por las nuevas autoridades para el 25 de mayo.
Según Yanukovich, «el poder en Ucrania ha sido tomado por jóvenes nacionalistas y profascistas, que representan una pequeñísima minoría» en el país, sostuvo.
El polvorín de Crimea
Los países occidentales siguen además con preocupación la escalada de tensiones en la península de Crimea, que Rusia cedió a Ucrania en 1954, cuando las dos repúblicas formaban parte de la Unión Soviética.
Las autoridades ucranianas denunciaron el viernes una «invasión armada» y aseguraron que «unidades armadas de la flota rusa bloquean» el aeropuerto de Belbek, cerca de Sebastopol, donde ancla la flota rusa del Mar Negro.
«Considero lo que ocurre como una invasión armada y una ocupación. En violación de todos los acuerdos y normas internacionales», escribió el ministro del interior interino de Ucrania, Arsen Avakov.
En Simferopol, la capital de Crimea, comandos prorrusos se apoderaron del aeropuerto y por la tarde se mantenían allí, pese a que las autoridades de Kiev habían asegurado previamente que habían recuperado el control del lugar.
En Simferopol, la bandera rusa fue izada el jueves sobre el parlamento local, controlado igualmente por varias decenas de comandos prorrusos. Los diputados destituyeron al gobierno local y votaron por la realización de un referéndum para tener más autonomía el próximo 25 de mayo, la misma fecha de las presidenciales anticipadas anunciadas por Kiev.
Los ministros de exteriores de Alemania, Francia y Polonia se vieron «muy preocupados por la situación inestable en Crimea», en una declaración conjunta difundida el viernes.
El parlamento ucraniano votó una resolución que pide a Estados Unidos y Gran Bretaña que garanticen la soberanía del país.
Esas dos potencias y Rusia se declararon garantes de la independencia de Ucrania en 1994, a cambio de que el nuevo país renunciara a las armas nucleares que había heredado del arsenal de la desmembrada Unión Soviética.
El secretario general de la Otan, Anders Fogh Rasmussen, dijo el jueves estar «extremadamente preocupado por las evoluciones más recientes en Crimea» y exhortó a Rusia a evitar «toda acción que pueda provocar una escalada» en la crisis.
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