Los empleados públicos de Argentina iniciaron este martes una huelga de 36 horas con una marcha desde el Obelisco de Buenos Aires hacia el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado para protestar por los bajos salarios, despidos y políticas de recortes llevadas a cabo por el Gobierno del presidente Javier Milei.
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La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el mayor gremio de asalariados públicos del país, convocó la protesta para «evitar que el Estado termine usurpado por los grandes grupos de empresarios», según un comunicado de este sindicato.
Por su parte, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, calificó de «privilegiados» a los trabajadores que participan en la huelga y las protestas, sobre los que dijo que defienden sus propios «beneficios».
A esta huelga se tiene previsto que se sumen desde la medianoche del miércoles los trabajadores del transporte aéreo, ferroviario y del metro subterráneo de Buenos Aires, mientras que el jueves lo harán los conductores de autobuses, principalmente del área metropolitana de la capital argentina.
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