Para comenzar Europa se dividió

Desarrollo y consecuencias del conflicto de EE. UU. y la Unión Europea con Rusia

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27 de enero, 2022 - 12:35 pm
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Dicen numerosos analistas moscovitas que la minimización de las reservas (en dólares) por parte de Rusia, se preparó y se discutió durante mucho tiempo con China, porque es un objetivo común

CONTRAINFORMACIÓN

 

Ya hemos dicho que Europa ya ha perdido la guerra con Rusia antes de empezar, y los hechos posteriores nos han dado toda la razón.

Alemania suspendió el envío de armamento a Ucrania y en el trascurso, un almirante, inspector jefe de la armada germana, Kay-Achim Schönbach, dimitió luego de realzar que «el presidente ruso, Vladimir Putin, sólo está exigiendo respeto y que sin duda lo merece», añadiendo que «Ucrania puede dar por perdida la península de Crimea».

Por su parte, Suecia precisó que «no expedirá armas a Kiev», mientras el reino de España ralentizó el envío de dos barcos de guerra al Mar Negro y Croacia y se negó a colaborar con la Otan.

De igual manera, el inefable Borrell aseguraba que «la UE no tiene pruebas de que Rusia atacará a Ucrania», ridiculizando al jefe de la OTAN que sostiene lo contrario; y hasta el director del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania, Alexéi Danilov, conceptuó los reportes sobre el ataque ruso como «ficción paramilitar de los medios».

En el interín, Macron, presidente francés, como «buen oportunista», leyó la situación como una derrota para la estrategia europea y planteó una «desescalada del conflicto». Todo un recule espectacular luego de que Europa evaluara las perspectivas de una guerra en su territorio, que solamente favorecería los intereses angloestadounidenses.

Consecuencias

Los últimos 15 años se pudieran caracterizar como una rivalidad entre la política china de reequilibrar la economía mundial y la obstrucción de estadounidense para continuar artificialmente con la hegemonía de su moneda ($). El desarrollo chino es en buena parte un efecto del neoliberalismo que ha propiciado con su «economía de casino» que el gigante asiático se haya convertido en la «gran fábrica del mundo» y en líder tecnológico.

Por su lado, la economía usa-europea solo puede absorber una parte de la creciente producción de China, que ahora debe buscar su expansión en mercados de exportación «avanzados«. De allí, el BRI (Iniciativa de la Franja y la Ruta -en inglés: Belt and Road Initiative).

China avanza propiciando que sus socios en el mundo se desarrollen junto a ella; un axioma rechazado por el sistema de EE. UU., pero que ahora Biden pretende imitar.

Washington se dio cuenta de la estrategia de Beijing, e intervino para disciplinar con sanciones económico-militares a los infractores, pero no pudo someter a todos los rebeldes. Entre tanto, China se acercó a otros países con planes pragmáticos y estrictamente económicos. Esta trama hizo que EE. UU –sin querer– se dejara desbordar lentamente, mientras los proyectos avanzaban.

No obstante, llegó un momento en el que estos centros económicos debían consolidarse para desplegar su potencial. Esto planteó la necesidad de detener las interferencias militares y económicas de EE. UU, se potenció la alianza China-Rusia, se incorporó a Irán, Pakistán, a los países de Eurasia, Asia Central, Siria, y Corea del Norte.

Decisión de Rusia y China de no usar el dólar como divisa

Dicen numerosos analistas moscovitas que la minimización de las reservas (en dólares) por parte de Rusia, se preparó y se discutió durante mucho tiempo con China, porque es un objetivo común. Ninguno de los eventos ocurridos son una coincidencia, los dos países favorecen y fomentan las transacciones, en monedas nacionales.

El yuan digital está diseñado para este propósito y acaba de cumplir con éxito su prueba en condiciones reales. Es razonable, entonces, esperar el anuncio oficial de uso durante la visita de Vladimnir Putin a los Juegos Olímpicos.

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La reacción estadounidense a las políticas sinorusas fue duro internacionalmente:

• La provocación fabricada en Ucrania,

• El sabotaje a los juegos olímpicos en China,

•La detención del proyecto «Nord stream 2»,

• El apoyo a la independencia de Taiwán,

• El sinnúmero de sanciones a empresas chinas, rusas, iraníes, venezolanas, y a los «rebeldes» en general.

China y sus socios usan la lógica comercial, mientras occidente presiona militarmente y con bloqueos económicos.

Dado que China está en la ruta de suplantar a EE. UU. y a la Unión Europea (UE) como «principal socio comercial en Asia Oriental» (China, Mongolia, Corea del Norte, Corea del Sur, y Japón), Barack Obama primero y luego Donald Trump lanzaron su «pivote hacia el Este», una maniobra destinada a romper la inercia de dicha estrategia. Pero, debido al deplorable estado de la economía de norteamericana, y a lo maltrecho de su ejército, Washington tuvo que delegar en la UE la tarea de contener a Rusia en su frontera occidental.

Ucrania: montando la escena

En este contexto, Ucrania fue usada como el «pretexto» para que la UE activara el camino de la OTAN hacia el Este de Europa. Empero, como el «pivote oriental» se tambaleaba, Estados Unidos decidió mudar sus activos militares del Oriente Medio al Asia Oriental.

Así se idearon los «Acuerdos de Abraham» cuyo fin era quebrar el consenso árabe de no atar lazos con Israel hasta la creación de un Estado palestino, y al mismo tiempo forjar un frente contra Irán, delegando en Israel la contención: del Eje chiíta y las monarquías del Golfo. Las primeras secuelas negativas fueron la deserción de Pakistán hacia el BRI, la guerra civil en Sudán y el conflicto Saharaui; asuntos que precipitaron la debacle afgana.

Luego, Washington para enmendar ese terrible error intentó varias acciones: una alianza con India; mediatizar el poder de Japón; intentó lo mismo con Corea del Sur y, otros países; maniobrar con el estatus de Hong Kong; y al final se sumergió en otro de los grandes errores geoestratégicos anglosionistas, AUKUS. Esta alianza con países semicoloniales derivados del imperio británico, fue avivada ​​por el mismo imperativo de aliviar la presión sobre el ejército norteamericano, en un vano intento por mantenerse relevante en todos los frentes.

La jugada genial de Vladimir Putin

Vladímir Putin e1643292805720Al presentar las demandas de seguridad, Rusia posicionó una narrativa decisiva: «De ahora en adelante, será Moscú quien tomará la iniciativa». Si bien el refuerzo –en armamento– al ejército ucraniano inicialmente tuvo la intención de provocar a Rusia con el fin de ganarse el compromiso de los países europeos contra la «línea roja» trazada por el Kremlin, el refuerzo posterior de las fuerzas rusas y los ejercicios militares a gran escala, desinflaron toda la presión de la Unión Europea («Sin guerra, Rusia ya ha vencido a Europa»).

Con el ultimátum ruso, a EE. UU. le quedan dos opciones:

1) Firmar el documento de seguridad, que por extensión supondrá la aplicación de los acuerdos de Minsk, la apertura del Nord-stream II y el riesgo de usar a la OTAN en el Oriente Medio. ¿Por qué riesgo? porque Europa se vincularía facilmente al Asia y recuperaría una parte de su soberanía ante Washington.

2) No firmar el documento, significaría para EE. UU., malograr su influencia en el Oriente Medio o, tener que bajar la presión en el Este de Asia. En los dos casos, China, Rusia, Irán, y la resistencia palestina, ganarían.

Veamos:

a) si EU no fortalece Oriente Medio, Pakistán pronto será seguido por toda la región y el BRI apuntará directamente al África, lanzando todo su peso contra los intereses europeos y estadounidenses allí. De suceder esto, Europa perdería su influencia en África y caería como potencia.

b) Si EE. UU-UE «salvan» al Medio Oriente a expensas de Asia Oriental, el poder asiático se multiplicará exponencialmente, y todos –sin excepción– girarán en la órbita china.

En todo caso, en el contexto de cualquier salida, la región que EE. UU. decida abandonar incidirá sobre el resto. Por entendido, sin ponderar la variable de que sea su deuda gigantesca la que derribe al «goliat angloparlante».

¿Washington se volverá loco e intentará una guerra termonuclear contra Rusia como solución? Esta perversa idiotez estaría impulsada por el miedo de perder la hegemonía y por el despertar del perenne sueño supremacista. No obstante, el movimiento popular antiguerra en occidente será un freno, así como para los halcones excepcionalistas del «estado profundo».

¿Cómo respondería Putin de sucederse el ataque atómico?

Afirman algunos expertos desde Moscú que Rusia contestaría también nuclearmente, no contra los países desde donde EE. UU. lanzaría las bombas atómicas, sino contra aquellos centros –dentro de EE. UU.– que toman las decisiones.

Si las ojivas termonucleares contra Rusia se lanzan desde, Eslovaquia, Chequia, Bulgaria o Polonia, por ejemplo, la respuesta rusa no golpeará a esos países sino que iría directamente al territorio Norteamericano

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La confrontación actual existente en el este de Europa entre la OTAN y Rusia es uno de los mayores factores de desestabilización que podemos encontrar en el Viejo Continente. La búsqueda de un espacio de seguridad por parte de ambos ha llevado a numerosos roces y a la consideración mutua de ser una amenaza para el otro. Rusia mantiene una lógica histórica por la cual se considera segura en tanto las fronteras de sus enemigos o rivales estén lo más lejos posible de las suyas. Por ello, siempre ha procurado tener estados-tapón a su alrededor para evitar invasiones de otras potencias. En los tiempos más actuales, la expansión de la OTAN hacia el este de Europa ha supuesto un serio motivo de preocupación para Moscú, que ha visto cómo sus fronteras y las de los supuestos enemigos estaban cada vez más cerca. Unido a esto, la política de vecindad de la Unión Europea ha reforzado esta sensación en Rusia, que ha llevado a cabo acciones bastante contundentes en su periferia cuando ha visto su seguridad amenazada

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