Editorial

Reconstruir el centro: Maracaibo lo merece

18 de junio, 2020 - 9:43 am
Gastón Guisandes López

Gastón Guisandes López

En el editorial anterior, “Nos amarramos los calzones o nos los quitan”, narramos en pocas palabras, la infamia que representan Las Pulgas y demás centros comerciales urbanos, del Corazón de Maracaibo, como lo es el Mercado de Santa Rosalía.

En este editorial queremos sugerir a las autoridades y a la ciudadanía que vive en el rectángulo formado por: La Avda. Libertador, malecón de contención de El Lago; la Avda. Padilla, hoy llamada, Avda. Urdaneta, que empata con la Avda. El Milagro, para ir a encontrarse con la Libertador, que a su vez se encuentra con la Avda. 17, los Haticos, desde la Iglesia La Milagrosa, hasta empatar de nuevo con la Avda. Urdaneta a la altura del elevado de la avenida Las Delicias y el Cementerio Cuadrado; En este rectángulo se encierra el Centro de Maracaibo, dentro del cual encontramos la Plaza Bolívar, la Plaza Urdaneta y el desarrollo de seis universidades.

El Centro de Maracaibo es la Carta de Presentación que exhibe nuestra ciudad, que cual ninguna otra, se ilumina con un rayo: El Rayo del Catatumbo, cuya energía natural no se acabará nunca.

Veamos algunas concreciones, de las cuales hemos hablado a lo largo de los años transcurridos desde que empezamos a destruir, paso a paso, a los largo de los años y sin ningún arrepentimiento, lo que siempre debió ser: LA GRAN MARACAIBO, cuya transformación inició, Rafael Caldera, en el año 1972, durante su primera presidencia y siendo gobernador del Zulia, Hilarión Cardozo. ¿Qué hacer?

1º) Eliminar todo tipo de construcción que no se corresponda con el concepto inicial y, especialmente, con cuanto impida el libre tránsito peatonal: Los automotores invadieron los espacios del caminante destruyendo la funcionalidad de Las Pulgas;

2º) Eliminar todo tipo de instalación que modifique, impida u obstaculice, la cominería interior o la exterior de los centros comerciales que integraron el mercado inicial y, con el paso del tiempo, el resto de los centro comerciales que se fueron levantando para servir el desarrollo comercial de lo que llegó a ser una gran urbe con todos sus conceptos de diseño y construcción y uso;

3º) Formalizar, en todos los mercados que integran cuanto conocemos como Las Pulgas, las correspondientes Juntas Administradoras, determinando con la premura del caso, y que es mucha, los recursos económicos para pagar los gastos de mantenimiento mensual y los extraordinarios;

4º) Vigilar la conservación del Lago y corregir, con todos los recursos técnicos existentes y ley en mano, la vertida de las aguas que desembocan en el Lago;

5º) La gran mayoría de centros comerciales se fueron construyendo bajo la técnica de Pórticos Techados, de manera que los peatones pudieran caminar, de un lugar a otro, protegidos de las inclemencias del sol ó de la lluvia.

6º) Se permitió que las aceras de los centros comerciales se convirtieran en extensiones de los locales comerciales, obligando a los peatones a caminar por calles y avenidas y obligando a los dueños de los locales comerciales, a instalar tarantines en las aceras y, con el paso del tiempo, en medio de la mayor vocación por destruir, se permitió que los vividores del momento, instalaran comederos que hicieron permisivo cuanto, a quien pagara más, más se le permitía su inmundicia y violaciones sanitarias.

7º) Se permitió que las caminarías interiores de los mercados fueran invadidas por los ocupantes de los espacios colectivos y, con ello, se hizo posible que cuanto parecía, el día de la inauguración del primero de los mercados, un algo imposible, culminara con el destrozo de todos los mercados y centros comerciales que se fueron construyendo, en el Maracaibo de Encanto.

8º) El Centro de la Ciudad de Maracaibo pasó a ser propiedad de: Prostitutas, Homosexuales, Consumidores de Drogas, de todo tipo, violadores de muchachitas menores de edad, enfermos de tuberculosis, de todo tipo de enfermedades venéreas y… para colmo de males, la pandemia llamada, COVID-19.

9º) Se debe perseguir, especialmente con la sanción de comiso, la comercialización de divisas extranjeras, la venta de dinero en efectivo y la barbarie de los Puntos de Venta.

10º) No puede haber VENDEDORES AMBULANTES en los mercados, ni en las proximidades de las casillas, ni en los pasillos, ni en las calles y avenidas.

Pedimento de todo corazón a las autoridades de hoy

En su momento se logró que PDVSA construyera sus instalaciones, levantando grandes edificios que le dieron más vida al centro de la ciudad, la cual se vio galardonada con su bellísimo Paseo Ciencias, escoltado en su amplitud y extensión por las amplias avenidas, Venezuela y Ciencias (antes calle Derecha) por la Basílica de Nuestra Adorada Chinita, la Iglesia de Santa Bárbara, La Santa Iglesia Catedral, El Convento, El Teatro Baralt, El Palacio de Gobierno, El Palacio Legislativo, La Alcaldía de Maracaibo, La Sede del Banco Central y, el Tesoro, de todas las construcciones de antaño, la más antigua de las existentes en Venezuela: “El Hospital Santa Ana, así nombrado en el año 1608 y que es el Grano de Mostaza, la Semilla Creadora de tan arraigada institución”, tal como así la describe y califica, el honorable y muy afamado y connotado médico zuliano, hoy lamentablemente desaparecido de entre nosotros, el doctor Nerio Belloso, amén de haber sido historiador reputado, especialmente en lo atinente a la Historia del Zulia.

Usted, señor Gobernador del Zulia, no tiene culpa alguna en cuanto es hoy el Centro de Maracaibo, ni de todo lo malo que hicimos los ciudadanos, quienes siendo de bien, aceptamos vivir en lo perverso y toleramos que los bárbaros, venezolanos, colombianos y un tanto de otras nacionalidades, acabaran con todo cuanto fue un sueños de belleza urbanística y que se perdió en el poco tiempo de nuestro quehacer cotidiano.

Esperamos que usted, Gobernador, impulsado por su entrega a Maracaibo, reconstruya el centro de la ciudad y lo deje como nuevo: La Historia se lo reconocerá.

Gastón Guisandes López
Editor

 

 

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