Gastón Guisandes López
La Educación Presencial debe asumirse para el nuevo año lectivo, próximo a comenzar entre el 1º y el 15 de septiembre del corriente año 2020 y concluyendo a mediados del venidero año 2021.
Debe descartarse, definitivamente, la Educación a Distancia, que resultó un ensayo excepcional, producto de una situación catastrófica, universal e inesperada, de uso eventual, muy excepcionalmente utilizada y que reduce ―fortuitamente descarta―, la singular y determinante presencia del maestro o profesor en el salón de clases, lugar de asistencia de los alumnos, en interacción con quien tiene la misión de enseñar, trasmitiendo los conocimientos, que cultivan el saber y van desarrollando, año a año, el caudal de sabiduría que se va atesorando, año a año, a lo largo del enriquecedor tiempo del aprendizaje .
Ante el desastre colectivo y ya conocida la existencia de la pandemia que se presentó, sin aviso y sin protesto, se impuso, por falta de vivencias experimentales anteriores, tanto a los maestros y profesores, como a los alumnos de primaria y bachillerato, así como a los padres y representantes, en todas las escuelas públicas y en los colegios privados y en general y en buena parte del mundo entero, con algunas excepciones, la determinante conducta que asumieron muchos Gobiernos, así como Maestros y Profesores y algunos Padres, Representantes y Alumnos: Asumir, circunstancialmente, le Educación a Distancia.
La Educación a Distancia, fue la respuesta, inmediata, asumida por las autoridades y lucia lógica tal determinación: Nada se conocía de la pandemia y ante la ola de muertos y pacientes afectados por la enfermedad, en casi todas las naciones del mundo, lo inmediato a proteger era la vida y fue la vida lo que se protegió en todos las naciones y de allí, en cuanto al área educativa, primero, se suspendieron las clases y, por los momentos tal decisión continúa imperando, aun cuando en muchos países se trabaja en orden a reponer la Educación Presencial, vale decir, que los alumnos regresen al salón de clases para que el maestro o el profesor, reanude su magisterio, ejerciendo su vocación docente donde debe estar: El Salón de Clase.
Cantidad de familias, de clase media y de escasos o muy pocos recursos, no poseen equipos de computación y muchos hogares tampoco tienen Internet; Familias, que sí tienen una computadora o algún tipo de medio digital, tienen dos o más hijos cursando diferentes grados o años de bachillerato; Hay maestros y profesores que tampoco tienen computadoras o dispositivos inteligentes de reciente generación; cuando la escuela o colegio la tienen, es, en el mejor de los casos, una computadora para cada uno de los educadores, por salón, así como también es una gran dificultad, el responder, con explicación ampliada las preguntas del educando, etc., todo lo cual muestra, de manera razonable, algunas, de entre las muchas carencias, que afectan el planteamiento de la Educación a Distancia.
Por otra parte, gran cantidad de padres y madres trabajan y la Educación a Distancia produce graves problemas, porque ello obliga a dejar los hijos solos en casa, especialmente, y por razones de edad, a los de primaria y primeros años del bachillerato, generando esta realidad familiar consecuencias que conspiran, directo y duro, contra la calidad y cantidad del aprendizaje, sin enumerar los muy diversos problemas hogareños que se generan cuando los muchachos quedan solos en el hogar.
Y, aun, estando en casa alguno de los padres, ¿estaría éste en condiciones de ayudar, al o los muchachos que permanecen en el hogar, sustituyendo el representante al profesor de aula, con la pretensión de enseñar, al hijo, hija, o hijos e hijas, los tema indicados en el pensum?
Gastón Guisandes López
Editor
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