Tiziana Polesel, presidenta Consecomercio, afirmó que el sector no está mejorando

«Voracidad fiscal es un problema que debe ser atendido de inmediato»

Tiziana Polesel
6 de febrero, 2023 - 10:41 am
Agencias

Dentro de los factores adversos que se mencionan está la pesada carga fiscal, la destrucción del poder de compra a través de la inflación, o el desajuste cambiario, entre otros, que deben ser corregidos si se pretende mejorar la situación del comercio que ofrece bienes y servicios

 

El 2022 fue un año complejo para los comerciantes venezolanos, que vieron caer las ventas a medida que transcurrían los meses, llegando algunos a tener que marcar precios por debajo de los costes.

Para una economía tan frágil como la venezolana, la cual es cerca de un 20 % de la existente en 2012, esta precipitación del consumo puede significar la destrucción de incontables negocios.

Dentro de los factores adversos que se mencionan está la pesada carga tributaria, la destrucción del poder de compra a través de la inflación, o el desajuste cambiario, entre otros, que deben ser corregidos si se pretende mejorar la situación del comercio que ofrece bienes y servicios.

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Para acceder a un análisis más detallado en torno a la actividad comercial desarrollada en 2022, y cuáles son los principales desafíos que se tienen por delante, Diario La Nación conversó con Tiziana Polesel, presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio).

Aquí se ofrece la entrevista realizada por este medio:

1) Consecomercio informó que las ventas registradas en los comercios en diciembre de 2022 fueron un 12 % menores en comparación con el mismo mes, pero del año 2021 ¿Cuáles serían las causas que podrían explicar esta caída en el consumo?

R.Si hablamos de 2022, en el primer trimestre logramos registrar un crecimiento que definimos como tímido, con la expectativa de que fuera una tendencia sostenida, pero una vez culminado este lapso empezó una ralentización, e incluso en algunos sectores una paralización del crecimiento, hecho que coincidió con la implementación del Impuesto a las Grandes Transacciones Financiera (IGTF).

En nuestro panel, conformado por 50 empresas a nivel nacional que sirven para representar al sector, se evidencia que en líneas generales el comportamiento de las ventas del sector comercio y servicios fue bastante errático, siendo las razones fundamentales, en algunos casos, la reposición del inventario.

Explico, el tiempo que el comerciante ha pasado sin acceso al crédito hace que se complique la reposición oportuna de los stocks de aquellas mercancías que tienen más demanda, lo que genera que se pierdan oportunidades de venta, quedando consumidores por satisfacer.

Además, hay que señalar que en diciembre ocurrieron tres hechos importantes que terminaron afectando la conducta del consumidor, como lo fueron una elevación del diferencial cambiario, la presencia de problemas para surtir combustible en diferentes estados del país, y sobre todo la voracidad fiscal.

Este último punto obligó al comerciante a enfrentar fuertes desembolsos, donde incluso las nuevas tasas de los servicios públicos se incrementaron.

En los precios finales influyen estos elementos endógenos; pero a su vez, hay que agregar los efectos de la inflación global, puesto que una cantidad importante de la mercancía vendida es importada.

2) Teniendo en cuenta la voracidad fiscal y los demás problemas señalados, no resulta difícil entender la proliferación de la informalidad. ¿Hay manera de medir la porción que estos negocios ocupan en el mercado, y, además, cuán costoso diría usted que es emprender en el país?

R. Lastimosamente no nos es posible medir la informalidad, porque precisamente su naturaleza es funcionar en las sombras. Lo que nosotros hemos señalado en las reuniones sostenidas con el Gobierno, es justamente que el combate a la informalidad comienza con la racionalidad fiscal.

Es importante tener claro que un emprendedor no decide que su negocio sea informal por gusto, lo hace por necesidad, para poder subsistir porque la formalidad en el país se ha vuelto muy costosa, tanto por la carga fiscal, como la cantidad de trámites que se exigen, que, para completar, suelen ser engorrosos.

Otro problema al que se enfrenta quien abre un negocio en Venezuela, es que el hecho de no tener crédito, de tener un consumo tan contraído y una inflación galopante, hace que el comerciante deba tomar decisiones muy complicadas al momento de marcar precios porque no siempre puede trasladar esos costos al público, que ahora mismo cuenta con una capacidad de gasto tan reducida.

De manera que, en esta situación, el margen de ganancia cada vez se reduce más. Nosotros, incluso hemos visitado establecimientos donde el comerciante ha tenido que vender sus productos a pérdida para poder recuperar al menos algo de la inversión realizada, una acción que se puede hacer por un tiempo muy corto, porque de lo contrario estaría condenado a la quiebra.

3) Bajo un panorama tan complejo como el descrito, ¿cuáles son actualmente las condiciones de los diferentes sectores que ustedes evalúan?

En Consecomercio estudiamos esto desde el enfoque del mercado que se atiende. Teniendo esto en cuenta, el sector más deprimido es el que atiende a la construcción, y desafortunadamente es este el que genera mayores fuentes de empleo que ayudan a dinamizar la economía.

En cuanto al sector turismo, hemos podido observar que se encuentra también afectado en ciertas zonas. Nosotros, de hecho, teníamos grandes esperanzas para estos sectores en estados como Bolívar, Mérida y Nueva Esparta a raíz de la reactivación formal del comercio binacional por los pasos ubicados en el Táchira.

Desafortunadamente, pese al entusiasmo mostrado en reuniones sostenidas en junio con varios empresarios colombianos, de ayudar a crear y entrelazar paquetes turísticos, al momento solo existe una aerolínea comercial funcionando entre ambos países. Además, habría que sumar los problemas relacionados a la calidad de las vías de algunos de los estados señalados y la escasez de combustible por la que suelen atravesar.

Ahora, en lo referido al sector de restauración, aquí hay que tener presente que muchas veces se vuelve viral la inauguración de restaurantes en ciertas zonas de la capital, dejando de lado lo que ocurre en otros estados del país.

Así, en Caracas se abre un nuevo restaurante, pero en el resto del país se cierran diez, el sector no está mejorando. Y esto se puede evidenciar en los registros de mortalidad que se realizan a estos establecimientos y que superan considerablemente el promedio mundial.

4) Por último, habiendo hecho una descripción tan detallada de los desafíos que debe enfrentar la actividad comercial venezolana, ¿qué sugerencias le presentan ustedes al Gobierno para intentar remediar esta situación y en qué orden?

R. Primero, nosotros hemos planteado que la voracidad fiscal es un problema que debe ser atendido de inmediato. En este sentido existe un anteproyecto de ley de armonización tributaria que Consecomercio ha examinado y para la cual ha generado observaciones, como, por ejemplo, acelerar su discusión y aprobación.

Esta Ley busca ordenar la carga tributaria. Nosotros debemos dejar a un lado las medidas populistas que eximen del pago de impuestos al grueso de la sociedad, poniendo la carga en los comerciantes. En este sentido, otra recomendación que ofrecimos fue la de ampliar la base tributaria, y para ello hay que racionalizar los cobros y agilizar los trámites.

Además, creemos que el tamaño del Estado debe reducirse, adaptado al contexto país. Esto podría ayudar a bajar su gasto, el cual suele ser financiado con emisión monetaria sin respaldo.

Y, por último, se ha hablado de la necesidad de mejorar los servicios públicos, porque un país funciona y se desarrolla con un sistema eléctrico eficiente, que, por cierto, si el Estado no es capaz de hacerse cargo, debería abrir licitaciones para que actúen capitales privados dispuestos a asumir el reto.

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