Taras del sistema democrático

Kaled Yorde
27 de junio, 2017 - 4:30 pm
kaled yorde

Abogado. Escritor. Autor de nueve libros de corte espiritual

La democracia como sistema político es la vía de gobierno por excelencia entre muchas otras formas políticas existentes. No es perfecta, desde luego, —ninguna actividad humana lo es— pero sí perfectible, vale decir, que sus fallas y debilidades pueden corregirse. Solo se requieren de la buena voluntad y un genuino pluralismo democrático que tenga por meta privilegiar el bien común.

Más que en ninguna otra parte, la democracia en América Latina adolece de determinadas taras que han provocado en el pasado y siguen haciéndolo en el presente, su vulnerabilidad. Ello le ha abierto espacios y oportunidades a los caudillos y dictadores civiles y militares de discurso proselitista-populista, quienes luego de llegar al poder, se quitan la máscara que deja ver sus verdaderos rostros totalitaristas.

Tales taras podrían agruparse en las siguientes categorías: a) Pervivencia del caudillismo entre los nuevos dirigentes que surgen en la sociedad; b) Poca transparencia y ausencia de genuinos deseos de servir desinteresadamente a los electores; c) Impunidad generalizada; d) Falta de controles jurídicos que frenen las ambiciones de algunos grupos empresariales; e) Proliferación del narcotráfico y el crimen organizado, asociados a la corrupción de los cuerpos de seguridad policiales y de algunos sectores del mundo militar.

Como es fácil de apreciar, estos factores producen las tristemente célebres «condiciones objetivas» que le permiten al comunismo entrar en la sociedad de pueblos insatisfechos y decepcionados de sus respectivos gobiernos. En otras palabras, le dan la espalda al Estado de Derecho y a las libertades en democracia, dejándose cobijar bajo las alas de un grupúsculo que les prometen utopías y los esclavizan. Los casos de Cuba, Corea del Norte y ahora Venezuela son la muestra de lo que es esclavizar a los pueblos. Ya Bobbio, el filósofo italiano, lo había señalado: «No puede sobrevivir ningún sistema democrático, sin Estado de Derecho, justicia y respeto a la Constitución Nacional y los derechos humanos».

Lo que motiva el comportamiento de los políticos que dañan al sistema democrático son las siguientes: a) Codicia; b) Ansias desmedidas de poder y c) Corrupción e impunidad que incitan al robo, la deshonestidad y falta de dignidad y de autorespeto. Tales hechos atañen a la ética y la moral ciudadana ausentes, a la falta de una buena educación en valores humanos. Lo que ocurre hoy en día en Venezuela es una evidencia incontrastable de que los autoritarismos y totalitarismos son altamente reprobables.

Solo buscan esclavizar, robar y llevar a la ruina a sus pueblos.

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