No matarás dice uno de los mandamientos de la ley que el Dios cristiano diera a Moisés en las cumbres. El sionismo, como movimiento político fundamentado en la ideología judía, ha violado todos los principios en el propósito de instalarse en la llamada Tierra Prometida, justamente, en el territorio donde había permanecido Palestina, desde hace un poco más de mil años. En 1948 el Estado sionista de Israel desconoce a Palestina como pueblo habitante de Jerusalén y su periferia, y desarrolla su política de nacionalismo en la diáspora.
Jerusalén es una meca del poder religioso, que hoy se disputan la ideología judía y la musulmana. Desde el concepto de centralidad del poder que implica la llamada ciudad santa, el estado sionista de Israel decreta un expansionismo que declara legítimo, y reduce a Palestina a la franja de Gaza, que también considera suya.
En el marco de esa racionalidad fascista, el Estado sionista de Israel condena a Palestina a la desaparición. Los poderes hegemónicos capitalistas que controlan gran parte del mundo, no solamente permanecen indiferentes ante el genocidio israelí sobre el pueblo palestino en Gaza, sino que son aliados de la dictadura terrorista del capital financiero dirigido desde Tel-Aviv.
El genocidio israelí en Gaza es una acción terrorista del capital financiero en contra de un pueblo asediado desde la creación del Estado sionista.
El comandante Chávez se pronunció en favor de Palestina, y en cadena nacional mostró imágenes de la masacre, sobre todo, en contra de niños que apenas comenzaban a vivir; el presidente Maduro ha hecho un angustioso llamado a salir de la indiferencia, y a solidarizarse con la causa de Palestina, que es la causa de la paz y la convivencia.
El genocidio ha sido una práctica habitual de todos los llamados proyectos civilizatorios. Pero, ¿de qué nos ha servido el desarrollo cultural de la humanidad, si de él no se puede extraer el principio de un rechazo sistemático al ejercicio del genocidio considerado legal por Israel para ultimar al pueblo palestino?
De esta lamentable situación, donde la aviación sionista masacra a los niños palestinos en la franja de Gaza, mientras la poderosa maquinaria mediática del capitalismo establece un silencio cómplice e igualmente genocida que arropa la opinión de gran parte del mundo sometido, podríamos deducir que la humanidad ha vuelto a retroceder a la barbarie, donde este exterminio israelí sea visto como normal y cotidiano.
Es una crisis cultural, donde prevalece la violencia genocida del capital financiero sobre el desarrollo intelectual y científico de una humanidad capitalista, que no está reivindicando su derecho a ser feliz.
Esa humanidad capitalista, no se reconoce como sociedad dividida en clases. Dentro de ella la clase obrera y trabajadora de la ciudad y del campo es asediada por la dictadura terrorista del capital financiero que reclama el derecho demencial de volver a ser aquel gobierno de Hitler que imponía al mundo su supuesto derecho a la expansión natural.
Las acciones genocidas del Estado sionista de Israel en contra de Palestina, pudieran provocar una reacción mundial en contra de la dictadura terrorista del capital financiero que conduce la praxis y la ejecutoria de esta masacre.
Los niños palestinos son los niños de cualquier parte del mundo que pudiesen también ser masacrados por la lógica de la dictadura terrorista del capital financiero.
En la paz y la felicidad nos encontramos todos.
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