Los poderes, y el poder

12 de julio, 2015 - 4:47 pm
Redacción Diario Qué Pasa

El proyecto burgués para la construcción de la Historia capitalista, concibe el poder mediante la expropiación violenta o comercial de los grandes medios de producción que eran propiedad de los señores feudales, dirigidos por una cúpula monárquica, que con la bendición y anuencia de las potencias sobrenaturales y esotéricas, los coronaban como monarcas, o emperadores.

Está claro que la burguesía comenzó su acumulación de poder desde finales del siglo XIII, y solo tomó el poder en las postrimerías de la dieciochesca centuria. La intelectualidad filistea construyó el pensamiento ilustrado, que todavía sigue echando vaina, tutelado por sus viudas: Comte, Durkheim,  Horkheimer, Adorno, Benjamín; sino lo creen, miren el escudo de LUZ, o sea la Universidad Oscura, y véanse «La Dialéctica de la Ilustración», además, esas viudas tienen su club de fanes: Foucault, Marcuse y Habermas, tan solo por citar tres famosos piscos, rezagados,  de la nostalgia ilustrada, y de su parto La Teoría Crítica, crítica del marxismo científico, y de cualquier tentativa de trascendencia verdadera del modo de producción capitalista, más alquilados a la burguesía, y me mato.

Entre esos viejitos burgueses e ilustrados, está uno llamado el barón de Montesquieu, que confecciona la separación de los poderes, frente al  intocable poder del Estado. Propone, el ilustre intelectual, autor del Espíritu de las Leyes, 5 poderes, que en esencia son poderes administrativos del inmaculado poder del Estado. Administración discrecional de lo Electoral, Judicial, Legislativo, Ejecutivo, y Moral, siempre teniendo en cuenta, una disposición encubierta, y a veces hasta secreta, que ninguno de estos poderes está facultado para tocar los intereses del Estado, que en suma, son los intereses, de la alta burguesía nacional y trasnacional.

La grandeza de Chávez está, en haber avanzado, por segunda vez en toda la historia republicana venezolana, después del ejemplo de Simón Bolívar, en un enfrentamiento con el poder-poder del Estado para desmontarlo del monopolio de su propiedad privada sobre los grandes medios de producción; fracasó como fracasó Bolívar, porque para discutirle el poder-poder al Estado burgués, hacen falta, más que  buenas intenciones; era necesario construir paralelamente un poderoso aparato industrial y agro productivo perteneciente al sujeto histórico de toda construcción socialista verdadera, o sea, a la clase obrera y trabajadora de la ciudad y del campo.

El poder-poder no es una planta silvestre de cualquier campo alabrantío, ni es una facultad que pueda obtenerse en una elección burguesa; el poder-poder no está en  el deseo de Osmel Sousa cuando elige como reina de la supuesta belleza, a la peli teñida, que a él le dé gana; el poder-poder, es un poder intransferible del Estado, que no discute con nadie, ni siquiera con los mafiosos igualados, enriquecidos con la miseria; es un poder de dominación de clase, que se basa en el monopolio de la explotación del trabajo asalariado, y la posesión y control sobre la economía.

Con el control de la economía, el Estado burgués, aliado incondicional del imperialismo, se ha propuesto destruir los logros de la Revolución Bolivariana, y su Gobierno constitucional, desatando para ello una ola de corrupción espantosa y ruin, utilizando a las propias víctimas del capitalismo, es decir a nuestros hermanos de clase, confundidos, obnubilados por el dinero fácil del bachaqueo, y el fraude diario de los precios, como forma superior del contrabando, y la perversión de nuestros más altos valores de sana convivencia social.

Los bachaqueros, ayudando a construir la miseria en la cual van a vivir.

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