Los recientes acontecimientos acecidos en Francia revelan cuan frágil se ha convertido el mantenimiento de la paz y la tranquilidad en ciudades donde se suponía existían suficientes elementos de inteligencia para poder contrarrestar los ataques del terrorismo a toda escala y han resultado territorios tan vulnerables como cualquier otro de nuestra propia Latinoamérica. Asi, como el mundo va transformándose, los movimientos organizados para imponer sus ideas a costa de la vida de personas inocentes también lo hacen, con uso de la tecnología de la información para el mercadeo de sus ideas y posterior reclutamiento de seguidores.
Por fortuna, los problemas sociales que afrontamos los venezolanos están muy lejos de relacionarse con eventos de corte terrorista, sin embargo, existe una clara intención de grupos minoritarios de dirigentes de sectores radicales de la oposición, que intentan sembrar el desasosiego, la incertidumbre y la xenofobia entre nuestra sociedad, utilizando para ello la denominada «mentira noble», la cual tiene un núcleo de cosas que la mayoría de las personas cree verdaderas transformando la realidad.
La lógica de la mentira noble es: «Si la gente cree esto, hará otra cosa». Es la lógica que Platón llamó de la «mentira noble». Es la lógica usada para la creación de realidades. Es un método implementado para conseguir que las cosas se hagan.
Requiere que haya mucha gente crea en determinada realidad. Supone que esa gente hará lo que se desea al creer en esa realidad. Con frecuencia conlleva un cierto desprecio de la inteligencia de aquellos a quienes se quiere vender la historia. Aunque es una tontería arrogante en el mejor de los casos, y tan vieja como civilización occidental, se está llevando a la práctica como nunca antes.
La idea generalizada que en nuestro país estamos llegando a escenarios sociales, políticos y económicos irreversibles y que lo que estamos acostumbrados a hacer conforme a nuestra cotidianidad, está llegando a su fin, es parte de la estrategia de quienes han trazado un camino al margen de la constitucionalidad y de los valores de la democracia.
Los venezolanos hemos pagado un alto costo, hasta con el sacrificio de vidas inocentes, el mantenimiento del Estado Democrático, con sus defectos, con sus imperfecciones, con sus falencias, porque la democracia no es una ecuación que se pueda resumir en «demos mas kratos», aunque en su significado más estricto represente la máxima definición de la soberanía popular; sino que por encima de ello encarna una configuración compleja de creencias, actitudes, conductas, convicciones, formas de pensar y entender tanto de la política como todo lo que sucede en la sociedad, solo asi podremos entender la premisa afirmada por Schumpeter, según la cual, «El método democrático es aquella sagacidad institucional para llegar a decisiones políticas en las que algunas personas adquieren el poder de decidir por medio de una lucha competitiva por el voto popular».
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