Las elecciones se preveían tan ajustadas que la participación ha sido abrumadora. Tanto, que ha superado por dos puntos a la del referéndum del año pasado: este domingo ha llegado al 87%
Foto: Agencia
Turquía— Recep Tayyip Erdogan seguirá cinco años más al mando de Turquía. El presidente turco, conservador e islamista, ha ganado este domingo las elecciones presidenciales y parlamentarias simultáneas celebradas en el país: con ello ratifica el sistema presidencial aprobado por los pelos el año pasado y se asegura una «súperpresidencia» con poderes casi ilimitados.
Con este nuevo sistema, el presidente de la República de Turquía puede, a partir de este lunes, escoger jueces, nominar y despedir ministros y gobernar por decreto. Los resultados, sin embargo, no son aún oficiales: el principal partido opositor, el socialdemócrata CHP, dice que Erdogan deberá ir a una segunda vuelta y que el recuento sigue en marcha.
Erdogan dice que sí que lo ha hecho: «Nos felicitamos por la victoria de la democracia. Turquía lo ha demostrado. Con la presidencia y el Parlamento bajo nuestro control seguiremos trabajando. Serviremos más y mejor a nuestro país», ha dicho Erdogan tras saberse los resultados.
La magnitud del resultado ha sorprendido a todos. Erdogan ha ganado las presidenciales con el 52,8% de los votos cuando los sondeos le daban, de media, un 48%. Su principal rival, el candidato del CHP, el social demócrata Muharrem Ince, ha llegado al 30%. Carismático, popular, dinámico y hábil, este antiguo profesor de física era la esperanza de la parte secular de Turquía; la mitad del país que aborrece a Erdogan.
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«Que la oposición se haya unido ha estado una gran noticia. Hemos demostrado nuestra fuerza y capacidad. Ince es un gran candidato y tengo muchas esperanzas», explicaba, ante su colegio electoral de Estambul, Meral, una turca de 30 años. Todos, en sus filas, en los últimos días, explicaban lo mismo. Esperaban una victoria como mínimo parcial; una segunda vuelta en la que Erdogan se enfrentase a un Ince desbocado y lanzado a la presidencia. De hecho, la siguen reclamando.
Pero su empuje parece no haber sido suficiente: Erdogan ha ganado tanto en la carrera presidencial como en el Parlamento. Allí, la mayoría de sondeos daban la victoria a la oposición gracias, en buena parte, al resultado del partido prokurdo HDP, que ha logrado el 11% de los sufragios pero no ha podido evitar que el presidente controle la Cámara gracias al resultado del socio de coalicón de Erdogan, el MHP.
Este partido, ultranacionalista y ultraderechista, ha conseguido el 11,2% de los sufragios cuando los sondeos le daban el 4%. Y eso, sin haber hecho casi campaña electoral; dejándole todo su espacio al presidente turco, que ha acaparado la enorme mayoría de minutos televisivos.
Hace unos meses, el MHP sufrió una escisión, liderada por la exministra de Interior Meral Aksener. Esta política, enemiga de Erdogan, se sumó a la oposición con Ince; y esperaba robarle a su antiguo partido parte del voto nacionalista. Ha fallado y su partido, el IYI Parti (Partido Bueno) ha conseguido el 10% de los votos en el Parlamento, un punto menos que el MHP.
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