Uno de nuestros importantes iconos de la música

El «mutis» de España al grande del folklore venezolano, Gualberto Ibarreto

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11 de febrero, 2019 - 3:29 pm
Andrea González

España, que por décadas ha aplaudido a los artistas venezolanos y viceversa, no dejará cantar, en Tenerife, a Gualberto Ibarreto, uno de nuestros importantes iconos de la música y compenetrado en lo más profundo del sentir popular,  pese a que él mismo lo ha desmentido se asegura que la cancelación de su presentación tendría que ver por sus supuestos nexos con el gobierno venezolano.

Este hecho hoy le duele a Venezuela, por lo que la solidaridad en las últimas horas de parte de su público y diversas personalidades del gremio artístico se mantiene como oleada; sobretodo porque el estado de salud de este baluarte cultural se ha visto comprometido por su condición de diabético, lo que lo llevó en algún momento a pedir el apoyo de las autoridades públicas, acto por el que se le juzga.

«Es muy triste y me causa mucha indignación lo que le hicieron al maestro Gualberto Ibarreto en Tenerife. Lo primero, es identificar que la ayuda que se le dio a Gualberto proviene del Estado y no de “Maduro”, salió en su defensa el destacado cuatrista Jorge Glem.

Gualberto Ibarreto, de 72 años, dejó su «nido» en El Pilar, estado Sucre, ataviado con su recio sombrero de cogollo, el cuatro bajo el brazo y  el tricolor  vivo en tonadas y pico de oro. 

En 1963 en la Universidad Central de Venezuela, bajo las Nubes de Calder «El pinchón», dejo salir su cadenciosa melodía. Ese mismo año, obtuvo el primer lugar en el Festival de la Canción que celebraba la Universidad de los Andes.

Saboreó el triunfo con el tema «cerecitas» de Luis Mariano Rivera, su padrino musical y quien le otorgó el título de «la voz de Venezuela», una distinción que fue ratificada en los escenarios que compartió con otros iconos del folklore como el inefable tío Simón.

Como todos los hombres del campo, su música recia y bucólica, es una oda a la tierra y sus frutos en 56 años de carrera artísticas. Le ha cantado al mango y la Guacara, un caracol que habita en las llanuras venezolanas.

«La música es parte de la soberanía nacional, lo que nos distingue de los demás pueblos a través de la cultura (…) debe cuidarse tanto como nuestra flora y fauna», expresó en entrevista para Globovisión.

Viene de una familia de músicos y poetas. Su padre solía acompañar las misas de aguinaldo. Gualberto recibió formación musical y aunque se aburría en las largas  clases de solfeo, aprendió a tocar varios instrumentos: piano cuatro, armonio guitarra, maracas  y violín, que aprendió a dominar de oído.

Desde sus tempranos inicios se ganó el respaldo del público.  El artista recuerda que fue descalificado de aquel festival que lo dio a conocer, por un galerón de protesta que cantó en honor al revolucionario argentino Ernesto «Che» Guevara:

«La gente quería sabotear el acto y yo calmé al público. Entonces, el doctor Elio Gómez Grillo que era director de cultura de la Universidad Central, me mando a llamar, para  ofrecerme dos presentaciones en la sala de concierto de la UCV». Allí cantaría el popular tema María Antonia, la canción que lo puso en la mira de las casas disqueras.

Habla con mucho cariño de aquella loca a la que inmortalizó con su cuatro. Llegó a decir, «fue la única mujer que sigue dándome de comer, sin haber tenido que acostarse con ella».

En un tono más serio afirma que María Antonia, dio estatus a la música venezolana: «Maria Antonia y Gualberto y Barreto, la sacaron de las cervecerías, para presentarla en el poliedro de Caracas» y otros grandes escenarios.

Cuando el popular tema comenzó a sonar en la radio, el artista sufrió el mismo dilema que el filósofo español Ortega y Gasset: «Cómo yo no había salido en la televisión, la gente creía que Gualberto  Ibarreto» eran dos personas.

Un «pichón» resiliente

Aunque a lo largo de su trayectoria el público le ha brindado «aplausos y flores», en el camino, también ha tenido que sortear caminos espinosos, peleándose incluso con el espejo: «A pesar de tener esta cara, con mi música siempre quise demostrar que era diferente».

Pero su aspecto era el menor de los problemas: «El alcoholismo estaba destruyéndome». Resalta que salió de aquella época de oscura embriaguez, gracias a su público: «me reclamaban que mi voz no era de Gualberto Ibarreto, sino de todos los Venezolanos».

En abril de 2017, el artista aseguró tener 26 años sobrio: Gracias al trabajo de Alcohólicos Anónimos. Para reflexionar sobre su batalla con la bebida, finaliza cada concierto con la canción «A cuerpo cobarde».

La salud también ha jugado en su contra con varias complicaciones derivadas de su condición de diabético, que ha afectado a una de sus piernas. Pero igual que un buen marido, Gualberto, ha dado prioridad a la música «en la salud y la enfermedad».

En el Teatro Teresa Carreño hizo de tripas corazón, corría el año 2012 y acababa de salir de una operación por bronquitis, cuando su voz se quebró al termino de la primera pieza, pidió disculpas y prometió hacer el esfuerzo ante un publico que lo animaba con sus aplausos.

El vinculo de Gualberto Ibarreto con nuestro folklore y el agradecimiento de la escena cultural venezolana, quedó demostrado en el homenaje que le hicieron, en el año 2015, durante una edición de Caracas en Contratiempo, la música del  «pichón», volvió a elevarse en la Sala Ríos Reyna del Teresa Carreño en la voz e instrumentos de destacadas figuras como: Rafael el «pollo Brito», la actriz y cantante Mariaca Semprún, y Héctor Molina de C4Trío.

Aunque no niega haberse identificado con la izquierda durante toda su vida, ha pedido al Gobierno que «reflexione sobre su manera de hacer las cosas, porque con un acuerdo podemos salir adelante».

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