El médico del octágono no permitió que siguiera la pelea

Masvidal le dio una pela a Nate Díaz y lo despojó del título de la UFC (+ VIDEO)

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3 de noviembre, 2019 - 9:40 am
J. L. Urribarrí / Agencias

Jorge Masvidal derrotó a Díaz por TKO en el tercer asalto por una parada médica, un final que cortó la fiesta en Nueva York

En una pelea sangrienta y la cual tuvo un final controvertido, el luchador de artes marciales mixtas de origen cubano, Jorge Masvidal, se quedó con el cinturón que ostentaba el peleador Nate Díaz tras un nocaut técnico.

El peleador de Miami demostró durantre el desarrollo del la UFC 244 que de los dos contendientes del combate estelar en el Madison Square Garden es el que mejor se amoldó a las características del cinturón.

Masvidal derrotó a Díaz por TKO en el tercer asalto por una parada médica, un final que cortó la fiesta en Nueva York. Y es que habían generado gran expectación y la ratificaron sobre el octágono. Estaba siendo una batalla épica… pero se quedó a medias. Ambos coincidieron que aceptan una revancha, por lo que no todo quedó dicho en la Gran Manzana.

Puño a puño

A pesar de que Masvidal empezó la pelea riéndose de Díaz, y que con su actitud intentaba desquiciar a Nate con sus guiños a las cámaras y las frases a su oponente durante los asaltos, fuera del espectáculo Masvidal fue muy superior, al menos hasta que se detuvo el pleito. Sus golpes pesaron mucho más y en dos ocasiones Díaz estuvo a punto de ser noqueado.

Un codazo y una patada en el primer asalto y una derecha recta y otra patada en el segundo dejaron a Nate tumbado sobre el suelo. Pero a Masvidal le costaba bajar al piso y ahí fue donde dejó escapar la finalización.

En el tercer asalto la contienda estuvo más igualada, ya que el peleador de origen cubano comenzaba a evidenciar el cansancio Mientras que Díaz parecía entero. «Apenas estaba comenzando mi pelea», aseguró tras el pleito.

Díaz quería seguir pese a que tenía dos cortes sobre el ojo derecho profundos, tras revisarlo el médico no lo declaró apto.
Los aplausos se cambiaron en silbidos. «No me abucheéis a mí, yo no he sido», se excusaba Masvidal. Díaz no acabó satisfecho, y Masvidal, tras maravillar y gustarse, tampoco.

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