Los forajidos se llevaron diez bates de aluminio, una docena de cascos protectores, varias cajas de pelotas, cinco aparatos A/C sin estrenar, los filtros de agua y lo insólito, la destrucción total de las fichas de cada atleta que participa en el softbol zuliano
Foto: Cortesía
El resultado de las promesas de la Fundación para el cuido de las Instalaciones deportivas del Estado Zulia (Funidez) no se han visto y como resultado, el pasado viernes en horas de la madrugada los amigos de lo ajeno se dieron banquete cuando forzaron la puerta de las oficinas de la Asociación Zuliana de Softbol y desvalijaron a su gusto los implementos en ella depositados.
Los forajidos se llevaron diez bates de aluminio, una docena de cascos protectores, varias cajas de pelotas, cinco aparatos A/C sin estrenar, los filtros de agua y lo insólito, la destrucción total de las fichas de cada atleta que participa en el softbol zuliano e inscritos en la Federación que rige ese deporte.
Doliente único
Franklyn García siente en carne propia lo sucedido porque durante años ha rogado, implorado, que le anexen vigilancia al estadio que en los últimos años ha sido asaltado más de 10 veces y en cada oportunidad los daños son peores.
Hay que reconocer que hasta hace poco si hubo vigilancia, pero inexplicablemente la misma fue retirada pese a contar con una instalación donde los agentes de policía podían pernoctar con comodidades.
Visión infartante
El sábado por la mañana cuando García se apersonó a la oficina por poco y le da un infarto cuando vio el asalto que había sufrido el estadio.
Los robos han sido sistemáticos y seguidos. Comenzaron por llevarse parte de la cerca de alambre, facilitado el acceso al estadio robaron lavamanos, pocetas, aparatos de aire e implementos deportivos, a lo que se agrega el robo de televisores y enseres personales a las chicas que conforman la selección femenina del estado.
«Estaba entusiasmado con el anuncio que hizo Xiomara Orozco, presidenta del Funidez. Dos semanas atrás habían iniciado los trabajos de remodelación pero de pronto los mismos fueron abandonados, ante el asombro de la comunidad», trato de explicar lo que le acababa de suceder.
La comunidad exige que se le atienda porque el estadio se estaba convirtiendo en un sitio al que acudían las familias a disfrutar un buen rato, viendo jugar a sus esposos e hijos.
La familiaridad se estaba logrando y ahora nos dan este golpe tan miserable.
Inmorales
Sobrará quien compre a los asaltantes los artículos robados. Las autoridades deben hacerle un seguimiento a esta posibilidad, los cascos protectores y los bates de aluminio solo pueden ser vendidos a instituciones deportivas ligadas al softbol.
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