Diosdado Cabello, en sus últimos programas de televisión, difundidos durante 371 miércoles a las 8 de la noche, de cada semana y, singularmente en las recientes emisiones, no se ha cansado de ametrallar la corrupción campante que se ha entronizado en la administración pública, en razón de lo cual le comunico, y a la opinión pública en general, con todo lo que soy en mi carácter de comunicador social, lo que sucede en el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (INSAI), sin que nadie, del alto gobierno, actúe con mano de hierro contra los implicados en lo que a continuación hago de su conocimiento.
Mediante un ingenioso programa de impulso y promoción, que opera en el Ministerio de Agricultura y Tierras, diseñado con especial privilegio y sacrificio de los selectos funcionarios del INSAI, y Comisiones Técnicas, igual las de vegetal, como las de animal, singular y especialmente las de la carne, donde entrecruzan recreación y trabajo, por vía del financiamiento para aquellas empresas que piden autorización para importar materia prima para procesar productos terminados, se les obliga a pagar viajes, con los gastos pagos y demás beneficios, a los funcionarios, aquellos «sacrificados y privilegiados» que menciono al principio, para que vayan a fiscalizar la calidad sanitaria, de las empresas de origen de los productos que pretenden importar.
Si el Presidente Chávez hoy viviera, ordenaría combatir estas prácticas propias de la IV República e impondría establecer acuerdos de «Protocolos Sanitarios» entre los países que intercambian, tal como ordenan las leyes internacionales, homologaciones y validez de las inspecciones, así como las aprobaciones sanitarias de las naciones de origen como de entrega final.
En conclusión, es inmoral y altamente abusivo, obligar y coaccionar a las empresas a meter la mano en el bolsillo para pagar cantidades de dinero en viajes y boato, con el descaro con que actúan, a los tramitadores, que no saben como arrancar de las manos el dinero que a la fuerza tienen que pagar los empresarios importadores.
Los jefes de estas «Instituciones», necesitan dar «paseítos de muchas estrellas» (léase dólares) para eliminar el cansancio de tanta vagabundería, situación que se ha convertido en aliciente de muchos que quieren y buscan padrinos para conseguir «un puestecito rendidor» en el INSAI, aunque sea de chofer, cargador de maletas o asedor de mandados del jefe.
Gastón Guisandes López
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