La naturaleza es la fuente originaria y perfecta para comer

Comienza el año con una alimentación sencilla

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19 de febrero, 2021 - 3:25 pm
Redacción Qué Pasa

Al ser temperantes y controlar, planificar y practicar una dieta sana, con una alimentación sencilla la mente se fortalece bajo el correcto tratamiento de las facultades físicas y mentales. Un estómago desquiciado produce un estado mental desordenado e incierto

Luego de las fiestas decembrinas donde los platos típicos navideños adornaron nuestras mesas, la cocina vuelve a su rutina diaria y en la mayoría de los casos con alimentos tóxicos (azúcar, trigo, lácteos, grasas). Es el inicio de un nuevo año, la ocasión perfecta para comenzar una reforma en pro de la salud integral en la cual se modifiquen los hábitos, muy especialmente, los alimenticios. Para ello se requiere la preparación de platos sencillos; esto no significa con descuido, repetitivos, monótonos o escasos de nutrientes.

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Cada comida debe contener las exigencias bioquímicas que cada metabolismo necesita para realizar sus funciones vitales. Es ésta una de las razones -además de las económicas- por las cuales el alimento debe prepararse en casa, así se garantiza que cubra las necesidades de cada uno de manera particular. Otro factor a considerar es que las personas suelen estar acostumbradas a complacer su apetito y comer por gusto y no en función de las necesidades metabólicas
Por ejemplo, las carnes rojas, las salsas muy sazonadas, los alimentos azucarados, las grasas saturadas y cualquier exceso no permiten disfrutar de un régimen nutritivo saludable y sencillo.

Ahora bien, el proceso de adaptación en el cambio de régimen alimenticio al principio cuesta por razones de costumbre pero es la conciencia sanadora y las ganas de asumir nuevos patrones de consumo lo propulsor del entusiasmo en la nueva dieta. Al paladar le tomará un tiempo para recuperarse de los abusos a los cuales ha sido sometido y recobrar su estado natural. “Pero la insistencia en el control del modo de comer y beber hará que los alimentos saludables y sencillos sean agradables al paladar y pronto serán ingeridos con mayor satisfacción de la que disfruta un gastrónomo al comer sus platillos suculentos”, asegura nuestra asesora bibliográfica nutricional en su libro Consejos sobre el Régimen Alimenticio.

Otro cambio notorio al comenzar a consumir alimentos sanos es que el estómago no se verá afiebrado ni sobrecargado, sino que se mantendrá en condición saludable y realizará con facilidad su labor. Esta obra de reforma no debe tardar. Se necesita realizar un esfuerzo para conservar cuidadosamente la fortaleza de las facultades vitales, eliminando toda carga abrumadora. Tal vez el estómago tarde en recobrar la salud, pero un régimen adecuado evitará una mayor debilidad y muchos se recuperarán de su autodestrucción por causa de la glotonería y malos hábitos alimenticios.

Comenzar con una dieta

Al hablar de dieta, quizá a muchos les suena a comer y quedar con hambre o comer alimentos poco apetecibles pero no es así. Hablar de dieta es referirse a un conjunto de acciones en las cuales se organiza y planifica la alimentación en función de la salud y no del paladar. En este sentido, exige la eliminación de los alimentos tóxicos (azúcar, lácteos, trigo, grasas, café, quemados, tabaco y alcohol) y la ingesta de todo aquello que provenga de la naturaleza, fuente originaria creada por Cristo para el sustento de todas las criaturas. Son éstas las dos columnas de una buena alimentación.

Para saber cuáles son los mejores comestibles es necesario estudiar el plan divino para la alimentación del hombre. El que creó al hombre y comprende sus necesidades indicó a Adán cuál era su alimento.

“He aquí—dijo—que os he dado toda planta que da semilla…, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os será para comer”. Génesis 1:29.

Los cereales, las frutas carnosas, los frutos oleaginosos, las legumbres y las hortalizas constituyen el mejor alimento. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y estimulante, asegura la misma autora, Elena de White en su obra El Ministerio de Curación.

La alimentación y la salud

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La alimentación no es una parte de la salud, es su base. De ella depende el buen o mal funcionamiento de cada órgano, eso incluye el cerebro; por lo tanto las buenas o malas decisiones se ven influenciadas por la alimentación. Al ser temperantes y controlar, planificar y practicar una dieta sana, la mente se fortalece bajo el correcto tratamiento de las facultades físicas y mentales. Un estómago desquiciado produce un estado mental desordenado e incierto. Causa a menudo irritabilidad, dureza o injusticia. Más de un plan que habría sido una bendición para el mundo ha sido puesto a un lado, muchas medidas injustas, opresivas y hasta crueles han sido impuestas, como resultado de condiciones patológicas debidas a malos hábitos en el comer.

Un régimen sencillo

En esta época de apresuramiento, cuanto menos excitante sea el alimento, mejor. Los condimentos son perjudiciales de por sí. La mostaza, la pimienta, las especias, los encurtidos y otras cosas por el estilo, irritan el estómago y enardecen y contaminan la sangre. La inflamación del estómago del borracho se representa muchas veces gráficamente para ilustrar el efecto de las bebidas alcohólicas. El consumo de condimentos irritantes produce una inflamación parecida. El organismo siente una necesidad insaciable de algo más estimulante.

Nuestras mesas deben tener solamente los alimentos más sanos, que estén libres de toda sustancia irritante. Los platos son muy sazonados con sal y pimienta, y producen una sed casi intolerable. Irritarían e inflamarían la delicada membrana estomacal… Tal es la clase de alimentos comúnmente servidos en mesas de buen tono, y dados a niños. Estos tienen el efecto de causar nerviosidad y crear sed, una sed que el agua no puede apagar… Los alimentos deben prepararse de una manera tan sencilla como sea posible, libres de condimentos y especias, y aun de una cantidad moderada y justa de sal.

Caso de los niños

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Se colocan platos suculentos ante los niños: alimentos con especias, salsas concentradas, tortas y pasteles. Estos alimentos muy sazonados irritan el estómago, y hacen que éste reclame estimulantes aún más fuertes. No solamente el apetito es tentado con alimentos inadecuados, de los cuales se permite a los niños participar libremente en sus comidas, sino que también se les permite a ellos comer entre comidas, y cuando llegan a tener doce o catorce años son dispépticos confirmados.

Muchas mujeres, especialmente las mamás, realizan una gran cantidad de trabajo con el fin de preparar alimentos que hacen un gran daño al organismo que ya está recargado, y pasan una gran parte de su tiempo ocupadas en la preparación de alimentos profusamente sazonados para complacer el gusto. Como consecuencia, se descuida a los niños y no se les imparte la instrucción moral y religiosa que deben recibir. La madre sobrecargada no se preocupa por cultivar la dulzura de carácter que constituye el sol de su hogar. Las consideraciones eternas se hacen secundarias. Se emplea todo el tiempo en la preparación de comidas que agradan el apetito pero que arruinan la salud, echan a perder el carácter y anublan las facultades del razonamiento.

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¿Cómo hacer? Una alimentación sencilla:

• En cada comida, tómense tan sólo dos o, tres clases de alimentos sencillos, y no se coma más de lo necesario para satisfacer el hambre. Hágase ejercicio activo cada día, y véase si no se recibe beneficio. Una vez ingerida una comida, no coma entre comidas, esto sobrecargará al estómago.

• No se debería comer entre comidas, y a lo menos deberían pasar cuatro o cinco horas entre las comidas. La indigestión es el resultado de ingerir alimentos antes que los órganos hayan tenido tiempo de terminar su tarea con la comida anterior.

• Tres comidas diarias bastan.

• Practiquen la reforma alimentaria y no permitan que nada los aparte de la senda recta. No se desanimen; por el contrario, apliquen su fuerza de voluntad para someter el apetito a un propósito digno.

• Guárdense de tener demasiada simpatía por sí mismos. Sean heroicos. Decídanse a vencer el apetito pervertido
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Consecuencias de los malos hábitos al comer

 

• Por causa de imprudencias en el comer, los sentidos de algunos parecen paralizados, y son perezosos y soñolientos.

• Las leyes de la salud deben ser obedecidas. Es importante que los órganos de la digestión no estén sobrecargados. Hay muchos que mantienen el estómago trabajando continuamente. No le dan la oportunidad de recuperar sus fuerzas, y como resultado pueden tener desórdenes digestivos.

• La somnolencia que sufre la gente se debe a menudo al exceso de alimentos, y por ingerirlo en forma irregular. La dispepsia produce desánimo constante.

• Hay quienes pretenden que el apetito es una guía suficiente. Sin embargo, alguien podría caer en el hábito de comer muchas veces por día, pero eso no sería lo mejor. Tal hábito podría provocar una enfermedad, porque los órganos digestivos estarían sobrecargados.

• Bajo el título de estimulantes y narcóticos se clasifica una gran variedad de sustancias que, aunque empleadas como alimento y bebida, irritan el estómago, envenenan la sangre y excitan los nervios. Su consumo es un mal positivo. Los hombres buscan la excitación de estimulantes, porque, por algunos momentos, producen sensaciones agradables. Pero siempre sobreviene la reacción. El uso de estimulantes antinaturales lleva siempre al exceso, y es un agente activo para provocar la degeneración y el decaimiento físico.

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• Los condimentos y las especies usadas en la preparación de los alimentos para la mesa ayudan a la digestión en la misma forma en que el café y las bebidas alcohólicas se piensa que le ayudan en sus tareas al hombre que trabaja. Después que desaparecen los efectos inmediatos, hay un descenso correspondiente debajo de lo normal así como hubo una elevación por encima de lo normal cuando se tomaron estas sustancias estimulantes. El organismo es debilitado. La sangre resulta contaminada, y la inflamación es el resultado seguro.

 

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