La Real Academia Española define la tecnología como un conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico, y si bien es cierto que ha simplificado procesos industriales y cotidianos, también ha dejado mal sabores en la sociedad.
Maracaibo — ¡Tecnología, tecnología, tecnología! Y no, no hago referencia solo a nuestra relación con un teléfono inteligente, tableta o laptop, pues desde la transformación de paradigmas a finales del siglo XX, la revolución digital trajo consigo la apertura de nuevas vías comunicativas para el desarrollo de la sociedad de la información.
La Real Academia Española define la tecnología como un conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico, y si bien es cierto que ha simplificado procesos industriales y cotidianos, también ha dejado mal sabores en la sociedad.
Pero la relación de la humanidad con la tecnología ha sido bastante compleja. Por un lado, unos han sentido simpatía por ella y otros el rechazo definitivo. Ambas actitudes radicales, son basadas en el pensamiento de que el desarrollo tecnológico no depende de la participación ciudadana.
Para la psicóloga zuliana Paola Portillo, la tecnofobia o la tecnofilia, son dos extremos que traen consigo malestares significativos en quienes lo presentan. La tecnofobia es el miedo o rechazo por la tecnología, donde se presenta una dificultad para adaptarse a las innovaciones de la misma, mientras que la tecnofilia consiste en la adición al uso de internet o nuevas tecnologías, el rasgo más marcado de estos pacientes es el impulso irracional por adquirir todo lo que esté en avance.
Por su parte, Katiuska González, coordinadora de investigación en la Universidad Popular del Cesar (Colombia), considera que la globalización trae consigo impregnado el cambio y el ser humano trae consigo impregnado el miedo como sentimiento intrínseco, pero que una vez aprendidas las estrategias, el manejo de la tecnología es favorable a solucionar los problemas cotidianos del hombre y con ello eliminar la tecnofobia. Pero si el hombre deja de prestar atención a sus prioridades como ser humano, esto se convierte en una tecnofilia, que llega a arrastrar al individuo a un mundo solitario fuera de cualquier contacto humano. Por lo tanto, debe existir un equilibrio en el uso de la tecnología, el cual sigue siendo responsabilidad del individuo para consigo mismo y la sociedad.
El papel de la escuela
Cabe destacar que la tecnofobia y tecnofilia son actitudes que se presentan en edad adulta principalmente, por lo que el uso pedagógico de las nuevas tecnologías sería de gran ayuda para promover la responsabilidad tecnológica. Allí los profesores representan un pilar fundamental para desarrollar las potencialidades que tienen los nuevos medios en orden a propiciar aprendizajes de mayor calidad.
La socióloga de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Norelkys Ramírez afirma que el papel de las aulas para el buen uso de la tecnología en menores de edad es ser un ente regulador, lo que significa que por un lado restringe el uso para actividades de ocio no beneficiosas a nivel de crecimiento y desarrollo intelectual, y por otro lado, valerse de la multiplicidad de herramientas que dichas tecnologías ofrecen a nivel de actividades pedagógicas que sí contribuyan a la construcción integral del individuo.
Entre discursos apocalípticos
Se podría decir que se encuentran dos caras de la moneda, pues existen discursos que plantean la idea del progreso de la humanidad únicamente a través del desarrollo tecnológico, argumentando los beneficios que ha generado en el crecimiento mundial. Por otro lado y de forma simultánea, se encuentran los discursos apocalípticos, es decir, aquellos que critican todo desarrollo tecnológico y no reconocen los beneficios que traen consigo. Pero la tecnología, por sí sola, no engendra características cualitativas de maldad o bondad, pues este carácter está dado por la acción humana.
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