Sur del Lago — Mardelis Parra (30), asesinada a palazos y posteriormente enterrada en una finca del sector El Abanico, municipio Colón, por la cobardía de su pretendiente ebrio, era una mujer que anhelaba encontrar el amor de su vida.
Lastimosamente con el padre de sus hijos —Rixio Agustín Vera Villasmil— no lo logró. Problemas domésticos cesaron ese primer amor en 2011. Aún así, pese a no tener nada con ella, él ayer la acompañó doloroso en el funeral, lamentando la ruptura que los limitó a verse solo por la manutención.
El Tribunal del municipio Colón y Francisco Javier Pulgar de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, declaró procedente una demanda de Mardelis para que su expareja mantuviese a dos de sus hijos. Rixio debía entregar el dinero mensualmente, acuerdo legal que cumplía.
La chispa del amor se apagó. Aún así, su desolado corazón tenía un nuevo latido. Encontró en Nirio Quintana, solo hace unas semanas atrás, una esperanza, por eso le aceptó unas copas. Previo a su macabra muerte, estos se conocieron frente a su casa en el barrio Las Madres de 4 Esquinas, en Francisco Javier Pulgar. Fue en una venta de licor clandestina donde se coquetearon, confesaron su gusto e intercambiaron los números telefónicos.
Mariela Parra, su hermana más allegada, aún no razona un motivo de peso para que Nirio la matase. En medio de su entierro, en el cementerio de Pueblo Nuevo El Chivo, el féretro estuvo acompañado de familiares y amigos. Los hijos de Mardelis no hallaban consuelo. Solo el peso de la ley hará resarcir el dolor de los deudos. Aunque no esté presente físicamente, siempre la recordarán como la mujer que siempre buscó el ansiado amor.
Dos versiones
Inicialmente, ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y delante de los efectivos policiales del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (CPBEZ), Nirio, entregado a la Fiscalía 16 del Ministerio Público, dijo que después de tener sexo con ella esta le inquirió denunciarlo si no la sacaba de la finca. Aunque en la versión oficial aportada por el departamento de prensa del CPBEZ se da a entender que este la usó a la fuerza, practicándole el coito sin su consentimiento «con evidentes signos de tortura y violación», llevándola al predio «baño engaño».
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