Los habitantes del parcelamiento La Chinita, sector La Salamina, parroquia Chiquinquirá del municipio La Cañada de Urdaneta, se llenaron de consternación cuando encontraron los cuerpos maniatados y con disparos en la cabeza de Adelio Antonio Áñez Parra y Tito José Bracho Castillo dentro de un humilde rancho que fungía como granja. Piden que los organismos de seguridad detengan estas matanzas.
Los cuerpos de Adelio Antonio Áñez Parra y Tito José Bracho Castillo, fueron descubiertos por un vecino del productor agropecuario.
La Cañada de Urdaneta — Una dantesca escena de horror presenciaron este viernes los habitantes del parcelamiento La Chinita, sector La Salamina, parroquia Chiquinquirá del municipio La Cañada de Urdaneta, al ver a dos de sus vecinos asesinados vilmente dentro de un humilde rancho que fungía como granja.
A eso de las 7:00 de la mañana los cadáveres de Adelio Antonio Áñez Parra (49), dueño de la granja, y Tito José Bracho Castillo, (44), trabajador y amigo de este, fueron descubiertos por un vecino, quien al observar que el ganado de Adelio, estaba ingresando a otros parcelamientos, incluso algunos trataban de abrir la puerta de la pequeña vivienda, le causó extrañeza y se dirigió al lugar; al entrar sus ojos no podían creer lo que estaban viendo, ambos hombres yacían boca abajo, maniatados con alambre dulce, cable y mecate, sus rostros tapados con sus propias camisas y con sendos disparos en la cabeza.
Según los moradores de la zona, a eso de las 4:00 de la madrugada escucharon alrededor de cuatro disparos, pero la oscuridad y la soledad del sector impidieron ver algo. Los asesinos solo cargaron con el koala de Adelio, donde tenía toda su documentación, tarjetas de crédito, dinero en efectivo, un celular y una pistola; además se llevaron su camioneta Chevrolet C-100, color blanco, placas 08XAAA.
La noticia corrió como pólvora, todos los trabajadores de las granjas aledañas corrieron a verificar si el suceso había sido real, al constatarlo repudiaron una y otra vez, pues Adelio era considerado un hombre íntegro, colaborador y de buenas acciones para con la comunidad.
De su trabajador se dijo lo mismo, aunque tenían poco tiempo de conocerlo, pero a pesar de eso había demostrado simpatía a los lugareños.
Consumida en lágrimas y dolor Natalí Áñez, una de las cinco hijas de Adelio, dijo que su progenitor era muy trabajador y desde hace 10 años había adquirido la pequeña granja y hace 15 días había contratado a Tito, quien era amigo y vecino de su padre, ambos residían en la parroquia El Bajo del municipio San Francisco.
«Ellos eran amigos de años y mi papá le dijo que quería que se viniera a cuidar la granjita porque él sabía de animales y de siembra y pronto le darían un crédito para expandir el cultivo», dijo la desconsolada mujer.
Se conoció que una tercera persona, al parecer, habría estado el día miércoles en la referida granja, pero la hija de Adelio intentó ubicarla para saber hasta qué hora había estado en la misma y este solo le dijo que su propio padre la llevó de vuelta a su casa por una emergencia familiar que se le había presentado y de allí no supo más de él.
Decisión fatal
Relató la hija que su padre nunca se había quedado a dormir en el rancho, siempre iba a llevar la comida y se regresaba, pero este jueves decidió, sin imaginar el destino, quedarse para iniciar la siembra de yuca.
Trascendió que los asesinos pudieran ser conocidos de por lo menos una de las víctimas, pues huyeron por una salida improvisada que daba a una carretera que solo era conocida por amigos y familiares de Adelio.
Natalí contó: «A papá Pacho» como llamaban a Adelio, lo buscaban para ir a la alcaldía y a otras instituciones para gestionar mejoras para las granjas de la zona, nunca supo de alguna amenaza hacia su padre.
Por su parte, Alexis Bracho, hermano de Tito, destacó que era el cuarto de ocho hermanos y dejó cuatro hijos. Comentó que este era su hermano morocho y desde hace mucho tiempo se había dedicado al trabajo con los animales por lo que quiso ayudar a Adelio a levantar la granja.
El CICPC se apersonó al lugar para recabar las evidencias para dar con el paradero de los asesinos.
Fotos: Carmen Salazar
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