CICPC no cree en desequilibrio de infanticida

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31 de agosto, 2014 - 1:44 pm
Redacción Diario Qué Pasa

Barquisimeto — «Se llamaba…», fue la única respuesta que Yolibeth del Carmen Pereira dio al funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) que la interrogaba, al preguntarle el nombre de la pequeña de un año y tres meses de edad, que ella misma trajo al mundo, y que ella misma asesinó.

Tras conocerse la noticia del infanticidio ocurrido en el sector Tierra Negra de la capital larense, funcionarios del Eje contra Homicidios del CICPC se fueron al sitio; allí encontraron a una muy serena y tranquila Pereira, quien no negó nada de lo ocurrido, y mucho menos mostró signos de arrepentimiento.

Bien clara en lo suyo

La mujer de 34 años fue tomada por desequilibrada mental, pero esto no logró burlar a los investigadores. A ratos decía que «El Negro» era un gato, posteriormente se manejó la información de que se trataba de un hombre vestido de ese color. Lo cierto es que la mujer pensó muy bien lo que estaba haciendo, al punto de tratar de deshacerse de las evidencias que pudieran incriminarla.

Durante los interrogatorios, Pereira decía que «El Negro» era quien le había dicho cómo debía matar a la pequeña de 15 meses. Seguía sus devaneos entre el gato y el hombre. Nunca respondía con frases completas, pero siempre daba la misma versión. Tranquilamente describió cómo cometió el atroz asesinato.

Filicida, infanticida, asesina… A Pereira ya no le quedan más adjetivos científica, judicial y policialmente correctos. Solo le restan los calificativos que la poblada enardecida le tilda al enterarse de su crimen.

Directo

Según destaca el diario larense El Impulso, «se estima que todo lo hizo en dos horas. El crimen lo cometió a eso de las 10:30 de la mañana, a las 12:30 del mediodía fue que indicó que la pequeña estaba perdida y a la 1:00 de la tarde fue descubierta por sus hijos».

Hasta ayer, la mujer estaba recluida en la sede del CICPC, aislada y en espera de su traslado a Uribana.

El cuerpo de la pequeña «Catirita», como la llamaban sus vecinos, no pudo ser velado. El pequeño ataúd blanco fue entregado sellado a su abuelo y a su hermano mayor. De inmediato fue inhumado en la intimidad  familiar.

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Yolibeth del Carmen Pereira no ha mostrado ni pizca de arrepentimiento
Fotos: Cortesía Diario El Impulso

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