El estudiante universitario, Kevin Amancio Morales Quintero (22), fue velado ayer entre dolor y llanto. Familiares consternados exigen justicia en el alarmante caso
Foto: Wilmer Cubillán
San Francisco — Avanzan las investigaciones. Funcionarios de la policía científica revelaron que en la escena sangrienta donde perdió la vida Kevin Amancio Morales Quintero (22), lograron recopilar ocho conchas de balas 380 y 9 mm, las cuales fueron accionadas la noche sangrienta del pasado sábado.
El informante indicó que los dos implicados en el crimen, un joven de 16 años, y su hermano Ronny de Jesús González Nava (22), ambos hijos de un funcionario del CPBEZ, actuaron como «gatilleros» alegres en medio de una profunda borrachera. «De los ocho disparos solo uno le segó la vida a Morales Quintero».
De igual modo, sabuesos sentenciaron que esperan la orden de aprehensión emitida por el Ministerio Público (MP) para proceder a la captura de los presuntos asesinos, quienes se encuentran huyendo de la justicia junto a su padre el supervisor agregado del CPBEZ, Rigoberto González.
Dolor latente
Dos lámparas iluminaban el féretro donde reposa el cuerpo de Kevin. Allí, su madre Marianella Quintero, quien ahogada en llanto se apoyaba sobre el ataúd, indicó que «su muchacho era una excelente persona, trabajador y buen estudiante»; acciones confirmadas por decenas de vecinos y amigos del hoy occiso, quienes abarrotaron la vivienda donde Kevin vivía con sus padres y sus dos hermanos menores, ubicada en la avenida 49G de la urbanización El Caujaro, parroquia José Domingo Rus.
Como se recordará, Kevin fue asesinado la noche del pasado sábado en la urbanización Villa Sur, cuando se dirigía a una fiesta. Allí, Kevin sostuvo una discusión con los dos jóvenes señalados, quienes en medio de una borrachera decidieron sacar dos armas para segarle la vida a Kevin y amedrentar al grupo que acompañaba al joven.
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