Una amiga resultó herida durante la ráfaga de disparos

Acribillaron a «El Peca» frente a un santuario

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22 de agosto, 2016 - 3:35 pm
Edwin Urdaneta / [email protected]

De inmediato la familia dijo que Anderson no se metía con nadie, pero los residentes expresaron que estaba metido en un mundo de mafia y excesos

Foto: Edwin Urdaneta

Sur del Lago — Morir frente a Dios. Frente al santuario diocesano de la Santa Cruz Aparecida, en Colón, dos sicarios ultimaron a las 4:00 de la mañana de ayer, de unos siete impactos de bala, a Anderson de Jesús Avendaño Meza (21), alias «El Peca», cuando se encontraba junto a una amiga que también resultó herida.

Los hechos se desencadenaron mientras el hoy occiso ingería bebidas alcohólicas en la plaza Bolívar de Santa Cruz de Zulia, frente al oratorio.

Minutos antes ambos abaleados cayeron de la moto, produciéndoles raspones. Al cabo de unas horas, dos sujetos aparecieron en otra motocicleta y corretearon a «El Peca» y la dama que iba de salida del lugar.

A ésta le dieron un balazo en el estómago, mientras que a Avendaño lo fulminaron a tiros de gracia, frente a la distribuidora Urdaneta González y en la esquina del oratorio, donde la comunidad católica ayer se encontró el charco sangriento previo a la misa matutina dominical.

La motocicleta Bera negra, placa AI4W25D, en la que se desplazaban aceleró hasta caer encendida frente al templo.

De inmediato la familia dijo que Anderson no se metía con nadie, pero los residentes expresaron que estaba metido en un mundo de mafia y excesos.

A la joven, identificada como Estefanía Arteaga, (26), la asociaron con laborar en el populoso prostíbulo de Miriam, ubicado en el caserío contiguo de El Remolino.  El infortunado no tenía ocupación fija.

De vez en cuando ayudaba a su abuelo en labores del campo.

Residía en la calle 8 del sector Las Inavi, barrio Américo Araujo de la parroquia colonesa.

Una comisión del CICPC acudió a levantar las conchas percutidas, al tiempo que no descartan se trate de un ajuste de cuentas, debido a que no hubo evidencia de resistencia al robo, sino un marcado ensañamiento contra la víctima.

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