El acto de juramentación de Manuel Rosales como nuevo gobernador de Zulia se efectuó frente a la Basílica de la Virgen de Chiquinquirá
Con la Basílica de la Virgen de Chiquinquirá de fondo, los diputados chavistas salientes del Consejo Legislativo del Estado Zulia (Clez) juramentaron este viernes, 10 de diciembre, a Manuel Rosales como nuevo gobernador de la región zuliana.
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«Con esta juramentación confirmamos que en el Zulia ajustamos las velas para emprender un nuevo viaje para la conducción de un mejor futuro. Nos toca empezar de nuevo sin pesimismo, aunque en el horizonte se divisan nubarrones», dijo Rosales en su discurso, pronunciado minutos después de que le impusieron la banda como gobernador de Zulia.
La presidenta saliente del Clez y cercana colaboradora del exgobernador Omar Prieto, Ángela Fernández, fue la encargada de tomar juramento a Rosales arriba de una tarima ubicada en medio de la plazoleta de la Basílica, a donde asistieron alcaldes, representantes de diferentes sectores e instituciones y seguidores del dirigente opositor.
«Reconstruir al Zulia es el mayor desafío de la historia. Semejante tarea exige consolidar la unión de todos. Esa unidad, ese cambio y esa esperanza debe ir a una dimensión mayor», aseguró Rosales, quien en su campaña electoral denunció el deterioro de los servicios, la vialidad, las escuelas y hospitales de la región.
Subrayó Manuel Rosales que el entendimiento entre los poderes y sectores no significa renunciar a principios e ideales. «En estos tiempos es importante que rectifiquemos y nos aseguremos de estar hablando de una manera conciliadora para recuperar la paz que pide el Zulia y toda Venezuela», apuntó.
Rosales dijo que la prioridad en su tercer mandato como gobernador de Zulia es recuperar el sistema de salud, las escuelas y lograr una distribución justa del combustible. Agregó que también trabajará por la activación productiva del estado. «Atrás quedaron las confrontaciones y las controversias. Quienes quieran sumarse, están invitados», afirmó.
El gobernador insistió en que los venezolanos están cansados de controversias que «solo han dejado tristeza y una diáspora de seis millones de personas».
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