Foto: Diego Graterol
Maracaibo — La situación de violencia que se vive en algunos municipios del país, ha traído consecuencias en los ciudadanos, de manera directa, en sus relaciones interpersonales.
En el portal web del Ministerio del Poder Popular para la Salud, Ovilia Suárez, directora de Salud Mental, Prevención de Accidentes y Hechos Violentos de este ministerio, esbozó algunas de las afecciones psicológicas que puede padecer la ciudadanía durante este períodos de «guarimbas» y manifestaciones violentas.
El texto refiere que «los efectos psicológicos directos se pueden traducir en la presencia de un conjunto de emociones negativas que afectan el equilibrio emocional y la paz interior, tales como intranquilidad, nerviosismo, angustia, incertidumbre, miedo, impaciencia. Todas estas emociones y sentimientos hacen que la ciudadanía viva en una constante ruptura de su cotidianidad afectiva, laboral, estudiantil y principalmente vecinal y familiar».
Continúa: «Esa ruptura afecta a todos de acuerdo a su etapa de vida. Los niños y niñas no asisten a la escuela regularmente, lo cual genera una desestructura en los hábitos de rutina, como consecuencia los niños y niñas no tienen el espacio para vivir sensatamente su infancia, estudiar y aprender en colectivo en su entorno escolar, jugar relajados y compartiendo en medio de fantasías y creaciones infantiles».
Según el documento: «Los adolescentes también se ven afectados, ya que sus actividades sociales se ven coartadas y muy limitadas a las redes sociales, lo cual es ya de por sí dañino, pues actualmente solo se muestran videos, audios y fotos que promueven emociones y conductas de confrontación y de estrés, aumentando considerablemente el clima de tensión familiar. Si además faltan al liceo, sus logros y metas académicas se verán afectadas, principalmente aquellos del último año de educación, quienes esperan el ingreso a la universidad, sus preinscripciones y exámenes, lo que puede ocasionar una sensación de impotencia, impaciencia e intolerancia frente a las acciones que les impiden el logro de metas. En situación similar están los jóvenes de las universidades, con riesgo de perder el semestre o de ver afectados sus planes de estudio».
Los adultos no escapan de esta situación, puesto que al querer proteger a sus hijos, hijas, padres y madres se ven ansiosos con la presión familiar, que termina confrontándose con sus ideales políticos cualesquiera que estos sean.
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