El hombre que supo esperar

Miguel Díaz-Canel es el nuevo presidente de Cuba

Miguel Díaz-Canel
19 de abril, 2018 - 10:07 am
agencias / TeleSur /[email protected]

Con 603 votos a favor Miguel Díaz-Canel fue elegido por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) como presidente de Cuba este jueves 19 de abril. 

La Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) de Cuba informó este jueves que el nuevo presidente es Miguel Díaz-Canel, quien fue propuesto para el cargo tras la elección de los miembros que conformarán el Consejo de Estado del país.

En su primera intervención, Díaz-Canel propuso posponer hasta la próxima sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular en junio la conformación del Consejo de Ministro y solo elegir este jueves a Salvador Antonio Valdés Mesa como primer vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros.

Miguel Díaz Danel

Díaz-Canel compañado de Raul Castro entrando a la Asamblea Nacional en La Havana

Ambas iniciativas recibieron la votación por unanimidad por el Parlamento.

Expresó el honor que representa para él cumplir el mandato del pueblo y dedicó su primer pensamiento a la generación gloriosa que llevó adelante la Revolución Cubana, quienes son la oportunidad de «abrazar la historia viva».

Se trata de una gestión que emerge del pueblo, agregó el nuevo mandatario sucederá a Raúl Castro en la Presidencia de la nación caribeña tras una década de impulsar políticas para el desarrollo de la población y garantizar la soberanía de Cuba.

«A esa confianza que el pueblo nos entrega con su voto hay una sola de responder, actuando, trabajando y creando», dijo.

Asimismo, destacó la diversidad presente en el Parlamento instalado y que es representación a la composición de la nación. Aseguró que esta nueva gestión representa la continuidad del legado de Fidel Castro y el actual líder revolucionario Raúl Castro.

Díaz-Canel aseguró que Raúl Castro se mantiene como primer referente político de Cuba por sus méritos que ha ganado sin ninguna ambición personal. «Raúl es el mejor discípulo de Fidel, pero también ha aportado nuevos valores a la Revolución», sentenció.

Recodó que con paciencia cumplió la promesa de devolverle la libertad a los Cinco Héroes cubanos, así como alcanzó avances en la integración de América Latina y el Caribe.

«Ese es el Raúl que admiramos, respetamos y queremos», declaró ante el Pleno del Parlamento.

Tras la instalación de la IX Legislatura de la ANPP, las nuevas autoridades fueron presentadas el miércoles ante los diputados por la encargada de la Comisión de Candidaturas Nacional (CCN), Gisela Duarte, quien pidió la ratificación de las propuestas.

Los legisladores ejercieron su voto de forma directa y secreta para elegir a los miembros que integrarán el Consejo de Estado, algunos reelectos en el cargo para continuar con sus funciones en la dirección del país.

La directiva del Consejo de Estado de Cuba está conformada por el presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; el primer vicepresidente Salvador Antonio Valdés Mesa; y el secretario Homero Acosta Álvarez, junto a los cincos vicepresidentes.

Fueron electos tras el voto directo de los miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

El hombre que supo esperar

Con traje gris y sonrisa contenida, Miguel Díaz-Canel Bermúdez se levantó de la silla entre aplausos cuando su nombre resonó este miércoles en el Parlamento cubano como único candidato a presidente del Consejo de Estado. Para llegar a ese instante, este ingeniero eléctrico de 57 años pasó años de discreto ascenso y constantes pruebas de fidelidad.

Metódico, paciente, callado y dócil, así describen sus colegas a este graduado en la Universidad de Villa Clara que apenas ha ejercido su profesión. Díaz-Canel siguió, en cambio, el camino del «cuadro político» desde que entró en 1987 a las filas de Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Miguel Diaz-Canel

La imagen del hombre maduro, con el pelo lleno de canas y algo de sobrepeso que transmitieron los medios oficiales durante la primera jornada de la IX Legislatura del Parlamento se distancia de la que recuerdan sus amigos de infancia de aquel muchacho delgado, de pelo largo y pasión por el rock.

«En aquella época siempre se estaba riendo pero ahora se ve muy serio», cuenta un amigo del preuniversitario que solía acompañarlo en la ciudad de Santa Clara en «peñas y fiestas donde se bebía mucho ron y se hablaba poco de política». De aquel entonces recuerda un rasgo que el futuro presidente mantiene: «Era muy respetuoso y hacía todo lo que le mandaban».

Seguidor de The Beatles, una banda censurada por el Gobierno en la década de los 60, los que lo conocen aseguran que a Díaz-Canel le gusta también el teatro y tiene una especial pasión por la música del movimiento de la Nueva Trova.

Sus primeros años en la UJC y su primera etapa en el Partido Comunista (PCC) transcurrieron en una época difícil. Poco antes, en 1986, Fidel Castro había impulsado el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, una vuelta atrás en las mínimas reformas económicas que se habían comenzado en la Isla como la existencia de mercados agrícolas gestionados por campesinos.

Poco después, Miguel Díaz-Canel vivió la caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética y la profunda crisis económica del Período Especial, que incidieron en su formación política. Cuando en 1994 asumió el cargo de primer secretario del PCC en Santa Clara, el país atravesaba un mal momento y en las calles no eran pocos los que se le acercaban para quejarse de la situación.

«Era como un muro de los lamentos porque la gente lo veía y le caían encima para pedir soluciones, pero él no podía hacer mucho», recuerda una vecina residente en las cercanías del parque Vidal en esta ciudad central. Se ganó una reputación de funcionario sobrio y honrado, pero sobre todo de ser un hombre «fiel a la causa».

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En la actualidad, el nuevo presidente de Cuba está casado con Lis Cuesta Peraza, una profesora universitaria y funcionaria de la agencia turística cultural Paradiso. Tiene dos hijos de un matrimonio anterior

De aquellos años muchos recuerdan su apoyo al espacio cultural El Mejunje, que apostó por los espectáculos de transexuales y alrededor del cual se articuló la comunidad gay, pero también los grupos alternativos y las tribus urbanas de la zona.

Su paso por la provincia Holguín, también a la cabeza del PCC entre 2003 y 2009, no levantó muchos elogios. Díaz-Canel emprendió una lucha sin cuartel contra las ilegalidades y tomó como una batalla personal erradicar el mercado negro de leche fresca que abastecía la ciudad.

«Él aseguraba que toda esa leche que los campesinos vendían directamente a la gente era la que dejaba de llegar a las lecherías del mercado racionado», recuerda otro cuadro del partido retirado. Fueron años de mucha sequía y «las vacas apenas producían», señala el exfuncionario.

«Hizo montar, cada noche, un operativo de varias patrullas policiales a la entrada de la ciudad de Holguín para impedir que entraran los guajiros con sus carretones y la leche que después iban a vender», agrega. «Eso provocó muchas molestias, porque la gente tenía que salir de la ciudad a comprar leche y en fin de cuentas el suministro racionado tampoco mejoró».

Ese rostro severo lo volvió a mostrar el pasado año en un video filtrado en el que arremetió contra la prensa independiente y llamó a la censura de contenido para defender a la Revolución. Las imágenes fueron catalogadas por algunos como una reverencia necesaria para complacer a la línea más dura, pero otros las leyeron como un adelanto del carácter represivo de su Gobierno.

En 2009, el mismo año en que Raúl Castro asestó un golpe demoledor a los benjamines de Fidel Castro: Carlos Valenciaga, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, Díaz-Canel fue nombrado ministro de Educación Superior y se trasladó para La Habana a dirigir un sector que atravesaba momentos complicados.

Bajo el mandato Miguel Diaz-Canel, las universidades remodelaron su planes de estudios, se comenzó a instalar el acceso a internet en los centros docentes y se trató de aliviar el déficit de profesores con alumnos ayudantes. Fueron años, también, de un recrudecimiento ideológico en Educación y de apegarse más al lema de «la universidad es para los revolucionarios».

En 2012 fue premiada nuevamente su lealtad y lo ascendieron a vicepresidente del Consejo de Estado, pocos meses después escalaría a primer vicepresidente sustituyendo al ortodoxo José Ramón Machado Ventura. A partir de ese momento su proyección pública comenzó a ser más cauta y cuidada.

Padre de dos hijos de un matrimonio anterior, Miguel Díaz-Canel está actualmente casado con Liz Cuesta Peraza, con quien ha aparecido en varios actos públicos. La inusual imagen del primer vicepresidente tomado de la mano de su esposa en una visita a Corea del Norte dio que hablar en un país que por casi seis décadas ha carecido de la figura de la primera dama.

«Se le ve más cansado y, como casi todos los que llegan allá, arriba tomó el biotipo de jerarca», bromea Lisandra, una cubana de 28 años. «Ahora parece haber envejecido muy rápido y ganado varios centímetros de cuello y de cintura», opina. «Es una mala señal porque eso significa que perdió el contacto con la gente y que ya no camina por las calles».

Sin embargo, más allá de las antipatías o simpatías que desata, Miguel Díaz-Canel logró lo que muchos intentaron por décadas: convertirse en el benjamín al que finalmente la generación histórica entregó el testigo. Nacido con posterioridad a 1959, con una imagen más fresca y sin responsabilidad en los fusilamientos o las confiscaciones de los primeros años, la gran pregunta que se abre ahora sobre su persona es si será un continuista o un reformista.

Por el momento se muestra cauteloso, fiel y callado, unas características que lo llevaron hasta la sala de mando del poder en Cuba.

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