José Gregorio Hernández, conocido como el «Médico de los Pobres», es una figura venerada por su labor altruista y su fe inquebrantable. Su legado sigue vivo a través de la oración, especialmente entre quienes buscan consuelo y sanación en tiempos de enfermedad.
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Una de las oraciones más difundidas pide su intercesión para la curación de los enfermos, encomendando la salud del cuerpo y del alma a la voluntad de Dios:
«¡Oh Señor Dios mío, todopoderoso! Que tanto has bendecido a tu amado siervo José Gregorio, y que por tu gran misericordia le has dado el poder de curar enfermos y socorrer a los necesitados, concédele, Señor, la gracia de curarme como médico espiritual de mi alma y de mi cuerpo, si ha de ser para tu gloria».
Esta oración se puede recitar diariamente, especialmente en momentos de enfermedad o cuando se pide un milagro de sanación.
La devoción a José Gregorio Hernández sigue creciendo, con numerosos testimonios de fe y esperanza atribuidos a su intercesión.
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