«Verde que te quiero verde»

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4 de noviembre, 2013 - 4:43 pm
Redacción Diario Qué Pasa


Aflora el clamor clandestino e ilegal de los venezolanos para conseguir en el mercado negro o paralelo «dólares miseria», al precio que sea. Ayer estaba a 53,5 bolívares.

«Verde que te quiero verde». Solo es una frase del poeta español, Federico García Lorca. Ni tan siquiera, pese a ser considerado uno de los mejores dramaturgos  y trovador de la denominada Generación de 1927, su lapidaria afirmación, transferida en términos económicos, no ha caducado o dejado de tener sentido. «Verde que te quiero verde» es el clamor clandestino e ilegal de los venezolanos para conseguir en el mercado negro, paralelo o «dólares miseria», al precio que sea.

La sangría financiera estatal es demoledora. Obtener «verdes», una forma coloquial de llamar a los dólares,  se ha convertido en una industria encubierta y oculta. Nadie –ni gobierno, ni el Banco Central de Venezuela (BCV), ni ninguna autoridad económica- se atreven, a cuantificar el monto de la moneda norteamericana que diariamente circula por las cloacas el país.

No obstante, la intensidad de las medidas que adopta tanto el Ejecutivo Nacional, como el BCV para combatir desde la legalidad ese tráfico ilegítimo de divisas en el interior, advierten que la cantidad debe ser cuantiosa y elevada. El mercado ilícito cambiario ha dejado de ser un problema financiero o económico; es un problema de seguridad nacional. El sistema económico y financiero venezolano, en términos reales, está en las manos de unos contrabandistas de billetes.

30 años de lacra

Esos usureros y avaros del dinero rápido llevan 30 años trastocando transformando el sistema económico venezolano; en ocasiones con total y absoluta impunidad. La corrupción de algunos funcionarios públicos –muchos de ellos han ocupado puestos claves en el modelo financiero, como Cadivi o el Seniat- se han convertido en sus íntimos y principales aliados en la desestabilización del modelo.

Treinta años después del «viernes negro», el primero desde el 18 de febrero de 1983, ningún gobierno ha podido hacer frente con contundencia, resolución y energía a esta lacra económica que invade cada rincón de Venezuela.

Comprar dólares en el mercado negro no sólo es un negocio, se ha convertido en una industria encubierta y furtiva que arroja enormes beneficios económicos. El cambio oficial –un dólar equivaldría a 6,30 bolívares, aproximadamente- no puede competir con el «dólar miseria», que ayer estaba casi a 53,5 bolívares.

Competir es imposible en esas circunstancias. Al margen de complicar el pago  de la deuda externa venezolana y deteriorar el poder adquisitivo de cualquier ciudadano, genera graves casos de corrupción, pudre la administración y, entre otros aspectos, provoca la fuga masiva de capitales.

Descomposición de la administración

Ni Luis Herrera Campins cuando aceptó la salvaje y abrupta devaluación del bolívar frente al dólar con el establecimiento del control cambiario, sospechó que, tres décadas después de esa «innovadora» política económica y financiera, los venezolanos sufrirían esas consecuencias. Seis años después, y tras asumir esa herencia, el presidente Jaime Lusinchi se «enfrentó» a la corrupción y descomposición de la administración.

Las actividades clandestinas e ilegales de los especuladores económicos, entre otros extremos, lograron que el mismo Banco Central de Venezuela se declarara insolvente durante el mandato del presidente Campins.

En solo 24 horas, un dólar pasó de valer 4,30 bolívares a 7,5. El país no soportó ese escabroso cambio. La abrupta política económica desembocó poco después -27 y 28 de febrero de 1989-en  «El Caracazo», después de otro fracaso y ruina financiera, por el denominado «Paquete de Medidas Económicas» que el Fondo Monetario Internacional dictó a Carlos Andrés Pérez.

Desde entonces, los efectos de la podredumbre pública se instalaron en la administración. El actual presidente, Nicolás Maduro, ha izado como bandera de su gobierno el combate contra esas prácticas ilícitas y criminales. Son numerosos y altos cargos del ejecutivo quienes han caído en esa batalla. Y la guerra no ha concluido. Sea quien sea y del color político que sea.

Inflación prevista

Las premisas establecidas por el presupuesto nacional del año 2014, en el ámbito de las metas macroeconómicas, habla de un Producto Interno Bruto (PIB) Nominal de 2.409.732.000 bolívares, con una tasa de crecimiento de PIB real del cuatro por ciento, una tasa de inflación anual entre 26 y 28%, un tipo de cambio de 6,30 bolívares por dólar y un precio promedio de la exportación del petróleo de 60 dólares por barril.

Hace unos días, el vicepresidente del área económica del gobierno, Rafael Ramírez indicó que «vamos a iniciar una revisión en los mecanismos de distribución de la renta petrolera para determinar cuáles son las debilidades que influyen en la permanencia del dólar paralelo» y advirtió que se propone encarar para ganarle la batalla a la guerra económica, perpetrada por sectores de la derecha venezolana.

«Los agentes que tienen la posibilidad de distorsionar los elementos fundamentales de nuestra economía están actuando. El dólar paralelo no lo construye un obrero, ni una ama de casa, ni siquiera un profesional porque no tienen la masa de dólares suficiente para ir a un mercado paralelo y especular», explicó.

La renta petrolera, perforada

«Por eso nosotros –subrayó- denunciamos que han sido perforados los mecanismos que teníamos para la distribución de la renta petrolera. Han sido burlados por sectores que están al margen de la ley. De ahí viene la lucha contra el cadivismo, contra la burguesía parasitaria», expresó.

Denunció que otro de los procesos que se ha vulnerado es la asignación de dólares a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), sistema que este año ha asignado un total de 33.000 millones de dólares para el funcionamiento de todos los sectores de la economía del país, misma cantidad que se asignó en 2008.

Al ser preguntado sobre cómo el Gobierno logrará disminuir los índices inflacionarios que inciden en los precios de los productos, Ramírez explicó que la inflación depende de muchos procesos y recordó que durante la Cuarta República, la inflación superó el 100%.

Asimismo, recordó que Venezuela gracias a la transformación política que lideró Hugo Chávez, logró mermar esta situación y atender las necesidades del pueblo a través de la inversión del dinero de la renta petrolera en programas sociales.

«El dinero que se lograba obtener del petróleo la derecha se lo llevaba de nuestra nación. Hoy día la Revolución Bolivariana ha establecido nuevos mecanismos para hacer muy eficaz la captación de estos ingresos», destacó.
Insistió en que si esto no hubiese cambiado, un total de 427.000 millones de dólares se hubieran ido a empresas transnacionales.

«Nosotros, dijo, tenemos que garantizar que mientras se produzca lo que necesitamos aquí en el país, se haga una importación masiva de alimentos para satisfacer las necesidades de nuestro pueblo. Los sectores privados que nos quieran acompañar en esta tarea serán bienvenidos».

Ofensiva económica

Lo anterior forma parte de un plan de ofensiva económica que será liderado por el presidente Nicolás Maduro, quien se encuentra afinando los últimos detalles para el lanzamiento de este proyecto, el cual estaría reforzado a través de la utilización de la Ley Habilitante, instrumento legal que le otorgará al Ejecutivo poderes especiales para derrotar factores negativos de la economía.

Además de estas medidas, anunció Ramírez, se activarán los programas sociales Mercal casa por casa y Mercal obrero, con el fin de que los venezolanos apoyen al Estado en la tarea de llevar el alimento a cada hogar.

Y, como diría el poeta español Federico García Lorca, fusilado por las tropas franquistas y amigo de Pablo Neruda: «Verde que te quiero verde.

Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña».

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