Foto: AFP
El piso particular de Cornelius Gurlitt, muniqués de 80 años, encerraba un tesoro y una sorpresa para los agentes de Aduanas: 1.500 obras pintadas por lo más granado del período de entreguerras del siglo XX. Lienzos de Pablo Picasso, Emil Nolde, Henri Matisse, Max Beckmann o Max Liebermann.
Según publica el semanario Focus, el valor de esta pinacoteca privada ronda los 1.000 millones de euros. Son obras confiscadas o robadas por los nazis en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. La propaganda del régimen calificaba de arte degenerado los trabajos de lo que entonces era la vanguardia artística. Siempre según la revista, los cuadros están ya en una cámara acorazada del servicio bávaro de aduanas, donde la experta berlinesa Meike Hoffmann investiga su procedencia original.
El padre del anciano, Hildebrand Gurlitt, fue un marchante de arte que tras la II Guerra Mundial aseguró haber perdido gran cantidad de obras en los bombardeos de Dresde. El hijo del coleccionista las guardó en secreto durante más de 50 años en un apartamento del barrio de Schwabing.
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