Defensores de los animales están luchando para detener la horrorosa e inexplicable masacre de delfines y ballenas de las Islas Feroe, Dinamarca, una antigua tradición que hace tiempo perdió su sentido.
A finales de enero de este año, las imágenes de la matanza de centenares de delfines atrapados en una bahía de la isla japonesa de Honshu desataron una polémica. Pocos saben que cada año en un archipiélago en el Atlántico Norte se lleva a cabo el festival sangriento llamado Grindadráp, en el que matan cerca de mil calderones o ballenas piloto y delfines.
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