«No tenemos que depender del dólar»

Lula propuso el sur, una moneda única regional

Lula
20 de mayo, 2022 - 9:45 am
Agencias

Lula encabeza la expectativa generada ante las elecciones en octubre de terminar con la decadencia y el cansancio de la sociedad brasileña con el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro

 

A menos de seis meses para las elecciones, el dos veces presidente de Brasil y precandidato por el Partido de los Trabajadores (PT), para las elecciones en octubre de 2022, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió la creación de una moneda única en América Latina, como parte de la ampliación de las relaciones entre los países de la región y por que no, de independencia del yugo del dólar norteamericano

El interrogante que queda abierto es si esta idea de la moneda común, el sur, sería superadora para afrontar los serias asimetrías que se ahondaron entre países grandes y más pequeños de la región en las últimas décadas, más allá de los discursos y al positivo clima de fraternidad existente entre los principales líderes de la región.

«No tenemos que depender del dólar», dijo Lula en un discurso en el Congreso Electoral del Partido Socialismo y Libertad, en el que el partido de centroizquierda declaró su apoyo al expresidente para la votación de octubre.

Lula encabeza la expectativa generada ante las elecciones en octubre de terminar con la decadencia y el cansancio de la sociedad brasileña con el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro, que intenta, con el apoyo del estamento militar, privatizar las mayores empresas estatales antes de finalizar su gobierno, entre ellas la petrolera Petrobras

Nuevos asesores de Lula, ¿nueva política?

Se debe tener en cuenta que la propuesta surgió de una iniciativa del banquero Gabriel Galípolo a partir de un artículo que firmó el también ex-candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) Fernando Haddad, en 2018 cuando Lula estaba proscrito. Galípolo está empeñado en reducir la tensión entre Lula y Faría Lima, quien es hoy símbolo del poderoso sector financiero, un signo del acercamiento de fuertes empresarios paulistas a la candidatura de Lula.

Economista de la Pontifica Universidad Católica de Sao Paulo, Gabriel Galípolo llamó la atención tras participar, con la diputada Gleisi Hoffmann, presidenta del PT, en un almuerzo con empresarios de Sao Paulo y ser calificado como uno de los nuevos economistas del círculo del expresidente, indicio de que el PT busca un discurso menos radical en la economía.

Obviamente, pese a que nada está decidido, las elecciones se mueven alrededor de la figura emblemática de Lula. Las encuestas le dan diferencia significativas, y por ende crecen las expectativas. sobre cómo sería un nuevo gobierno del PT.

La historia frenada y las perspectivas

Un punto de partida para poner en perspectiva el anuncio, aun sin contar con muchos más detalles y solo la justificación breve de una moneda única es preguntarse si se trata de una propuesta más pujante, realista e inclusiva que los intentos anteriores, sobre todo, teniendo en cuenta que en gobiernos del PT hubo una distancia muy significativa entre los planteos positivamente integracionistas (discursos, llamados permanentes , cumbres) y las realidades.

Hubo pasos muy importantes en los cuales la posición de Brasil fue decisiva (negativa al ALCA en 2005, creación de UNASUR en 2008) pero quedaron subsumidos por la impresión de la falta de resultados concretos.

Además, Brasil priorizó otros vínculos, como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la participación independiente en el G-20, No fue casual el final del UNASUR en 2019, ya con el gobierno de Bolsonaro, que se disolviera sin pena ni gloria y sin despertar movilización ni protesta política o social.

Y, por supuesto la continuidad de la parálisis del MERCOSUR, al punto de plantearse su desarticulación ( firma de acuerdos de libre comercio, separación de Venezuela, propuestas de rebajas arancelarias unilaterales, etc).

Pese a lo previsible, los desequilibrios de las relaciones de Brasil con otros países de la región se ahondaron en esos años clave y la asimetría se hizo sentir claramente en la esfera comercial. Durante el período, Brasil amplió sus saldos comerciales con ocho de los once países sudamericanos, sobre todo con Argentina y Venezuela, seguidos por Paraguay, Perú y Ecuador. El único déficit relevante en su balanza comercial fue con Bolivia, hecho derivado de la importación masiva de gas natural.

De 2003 a 2010, la participación de América del Sur en las exportaciones brasileñas pasó del 13% al 18%, el saldo comercial aumentó un 450% y el volumen de comercio (exportaciones más importaciones) pasó de 17,8 miles de mlllones a 62,9miles de millones de dólares.

Es de resaltar, de todas formas, que fue por la posición negativa dilatoria de Brasil en los gobiernos del PT que no fue posible avanzar en la puesta en marcha del Banco del Sur y otras propuestas de la que se llamaron entonces como «nueva arquitectura financiera» (Fondo del Sur, moneda de cuenta Sucre), mientras la política brasileña priorizaba el posicionamiento del banco totalmente propio, el Bando Nacional de Desarrollo (BNDES).

Hoy hay un creciente reconocimiento que la significativa crisis internacional requiere de posiciones comunes del región, y sorprende, por lo tanto, que no haya mayores comentarios sobre una propuesta de tanta significación de un candidato presidencial brasileño con altísimas chances ganadoras.

Hasta ahora puede haber quedado sólo como un aviso o imagen de campaña de que Lula no se ha olvidado de la región donde conviven los brasileños. Pero es una referencia que no puede ser tomada a la ligera. Merece atención.

El interrogante que queda abierto es si esta idea de la moneda común, sur, sería superadora para afrontar los serias asimetrías que se ahondaron entre países grandes y más pequeños de la región en las últimas décadas más allá de los discursos y al positivo clima de fraternidad existente entre los principales líderes de la región, o un más de lo mismo que repitiera la frustración .

Muchas expectativas están puestas con plena justificación en la elección clave de octubre en Brasil. Es necesario un nuevo horizonte.

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