La marihuana lidera la legalización de las drogas en el mundo

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7 de mayo, 2014 - 4:21 pm
Redacción Diario Qué Pasa

La venta controlada de esta planta puede convertirse en un arma para combatir abiertamente a las mafias que controlan su distribución y venta

La marihuana, una sustancia psicoactiva que es consumidas a partir de la  planta cannabis sativa con fines recreativos, religiosos y medicinales en todo el mundo, lidera el proceso de legalización y uso. El número de países que refrenda su empleo, especialmente con fines terapéuticos, aumenta considerablemente. Florida se ha convertido en el vigésimo segundo esto norteamericano en aprobar su consumo. En Uruguay, por citar otro ejemplo, los pasos para visar esa utilización ya se han dado.

Liderar el uso y consumo de una sustancia estupefaciente hasta ahora considera ilegal no es un éxito. Sin embargo, muchos países han decidido participar en esa carrera por utilizar esos psicoactivos con fines medicinales después de muchos años de investigación científica.

Esos estudios han determinado y comprobado que en la médula de esas plantas existen elementos suficientes para abordar una situación penal frente a una medicinal o curativa. Al final del proceso, son muchos los países que han optado por el contenido terapéutico frente a la ordenación legal que, hasta ese momento, estaba en vigor.

Venta en cafés

En Holanda, por ejemplo, se puede adquirir y consumir sin ningún tipo de receta médica en sus conocidos «coffee shops». Este fue el primer país del mundo donde la adquisición de esta caña podía hacerse con absoluta normalidad. Su consumo se efectuaba dentro del establecimiento.

La marihuana, según la Organización de la Naciones Unidas (ONU) es la sustancia ilícita más consumida en el mundo. Defensores y detractores de su uso existen y existirán siempre, según reconoce esa organización, pero, al mismo tiempo, también se advierte que su cultivo y uso es prácticamente imposible de controlar.

De ahí se derivan otras cuestiones, como la ya asentada mafia de traficantes de esta sustancia que generan lucrativos ingresos económicos por la venta y distribución ilícita de esa sustancia, que, en sí, no tiene usualmente gasto alguno, salvo que se trate de grandes plantaciones no detectadas por los cuerpos de seguridad y, aún así, la inversión sigue siendo mínima.

Uso ancestral

El consumo de la marihuana no es un fenómeno actual. Muy al contrario, en cadáveres momificados descubiertos y analizados en India, Siria, China o Rumania, por citar algunos ejemplos, los científicos descubrieron restos de esta sustancia. Incluso, en pueblos rumanos se encontraron braseros  en los que los habitantes utilizaban esta hierba para rendir culto a sus muertos.

Los científicos también comprobaron que en el noroeste de la región de Uigur en Xinjiang,  en China, se encontró en 2003 una canasta de cuero llena de fragmentos de hoja y semillas de cannabis al lado de un chamán momificado, de unos 2.500 a 2.800 años de antigüedad.

Los cannabis tienen un antiguo historial en rituales religiosos en todo el mundo. Arqueólogos en Pazyryk descubrieron semillas de cáñamo que sugieren antiguas prácticas ceremoniales tales como la ingesta de estas por los pueblos escitas durante el siglo V y II A.C., lo que confirmaría anteriores informes históricos de Heródoto.

Un escritor afirmó que los antiguos judíos y cristianos utilizaban el cannabis como sacramento religioso, debido a la similitud entre la palabra hebrea qannabbos (cannabis) y la frase en hebreo Bosem qené (caña aromática), que era utilizada por los musulmanes en varias órdenes sufíes desde el periodo mameluco, como por ejemplo, los qalandars.

Discusión actual

El debate actual es otro. No se trata determinar con precisión histórica cuándo comenzó a utilizarse esta sustancia y sus fines inicialmente religiosos, sino establecer y comprobar su capacidad medicinal y terapéutica.

Esa es la discusión que poco a poco, sobre todo a partir del siglo XX, se han planteado los científicos.

Muchos de ellos abogan por considerar su volumen saludable para afrontar con cierto éxito esas bondades para afrontar algunas enfermedades y situaciones de riesgo y dolor. Sin embargo, también existen otros muchos, que difieren de esas cualidades y apuestan por la medicina tradicional y clásica para contraponer los argumentos de sus defensores.

En la actualidad, y tras el último paso dado por el estado norteamericano de Florida, el vigésimo segundo en legalizar su consumo, el debate ha estallado de nuevo. Muchos piensan que puede ser una avanzadilla para permitir el consumo de otras sustancias estupefacientes o psicotrópicas. Otros, por el contrario, sostienen que ingerir esa hierba no tiene porqué llevar a cambios legales que autoricen o liberalicen el uso de otras drogas «duras», como la cocaína o sus derivados.

Inicio de la penalización

La penalización por el consumo de marihuana en diversos países del mundo se inició en el siglo XX. En 1911 su uso fue prohibido en Sudáfrica, dos años después en Jamaica. En 1920, en Inglaterra y Nueva Zelanda. Tres años más adelante, Canadá también ilegalizó su consumo, pese a que en este país no existían datos concretos de que esa caña se consumiera.

En 1925, en una conferencia en La Haya sobre la Convención Internacional del Opio, se llegó al compromiso de prohibir «la exportación del cáñamo de la India a países que tuvieran prohibido su uso», y a «exigir a los países importadores que emitiesen certificados que aprobasen el ingreso de dichas hierbas, con indicación de que se requerían «exclusivamente para fines médicos o científicos». También se exigió a los participantes que ejerciesen «un control efectivo de tal forma que impidan el tráfico internacional ilícito de cáñamo hindú, especialmente en resina».

En los Estados Unidos las primeras restricciones a la venta de cannabis se realizaron en 1906, en el Distrito de Columbia.  En 1937 fue aprobada la Ley de Acto Fiscal de la Marihuana, por la que se prohibía la producción de cáñamo además de la marihuana. Las razones por las que también se incluyó el cáñamo fueron cuestionadas; la oficina federal de Agentes de Narcóticos informó que los campos de cultivo de cáñamo también se utilizaban como fuente para los distribuidores de marihuana.

La legalización del uso y consumo de la marihuana con fines científicos y terapéuticos se ha convertido, de nuevo, en un debate entre la ley y la ciencia. Dos paraísos que, solo en escasas ocasiones, se encuentran a la hora de hallar una solución. Los defensores de la ley se aferran al Código Penal. Los científicos, por el contrario, se sujetan en su saber para subrayar que ingerir de forma restringida y controlada esa sustancia es, en muchas ocasiones, beneficiosa para ciudadanos que padecen trastornos mentales, pánico, ansiedad o pérdida de memoria, por citar algunos ejemplos. La ley, de nuevo frente a la ciencia. Los juristas mantienen que, mientras el Código Penal mantenga su ilegalidad, ellos se limitan a cumplir esa regla. Si cambia la norma, el criterio también se modificará, pero, mientras tanto, la ley es ley. Los científicos, casi ajenos a ese debate, continúan con sus investigaciones. Al final, la responsabilidad es de los políticos. Si quieren autorizar su consumo, deben cambiar la pauta legal. De ellos depende. Lo único cierto hasta ahora, que cada vez son más los países que han autorizado y legalizado el consumo restringido de la marihuana con un fin exclusivamente terapéutico.

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Fotografía de un consumidor «extremo» de marihuana

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Invernadero casero e ilícito de hierba de cannabis, como también se conoce a la marihuana

Foto: Agencias

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