González ha dicho que ha tratado a los países de la región como aliados y que sus posiciones son vistas con todo respeto, pero que finalmente decidirá la Casa Blanca. «Es difícil confirmar nada hasta que finalmente suceda, pero tenemos la confianza en que la Cumbre va a tener muy buena asistencia, que la relación con México va a ser muy positiva y continuará siéndolo y personalmente la relación del presidente con el señor López Obrador», ha explicado. «Los resultados de la cumbre son lo importante, dejemos que los resultados hablen por sí mismos», ha añadido Nichols.
Los cargos del Departamento de Estado han señalado: «Todavía estamos conversando con varios países y cuando tengamos una decisión final lo anunciaremos». Han añadido que la participación o no de México en la Cumbre no afectará a la cooperación entre los países. Los preparativos se han convertido en una pesadilla diplomática para Washington, que no anunció claramente el veto de Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero insinuó que no los invitaría.
Cumbre de las Américas
La Cumbre de las Américas se presentaba como la ocasión perfecta para disipar dudas y marcar la diferencia con el anterior presidente. Trump fue el primero que se ausentó de una Cumbre de las Américas, el evento que aproximadamente cada tres años reúne a los dirigentes de todo el continente, desde Canadá hasta Chile. Bill Clinton fue el anfitrión de la primera Cumbre de las Américas, en 1994, en Miami, a la que estuvieron invitados todos los países menos Cuba.
En aquel momento, Estados Unidos había ganado la Guerra Fría, Cuba no contaba con apoyos firmes en la región y la Administración Clinton preparó durante meses un amplio programa que incluyó acuerdos comerciales, de promoción de la democracia, de lucha contra el tráfico de drogas y de cooperación para el desarrollo. Clinton ganó incluso simpatías entre la población latina estadounidense y logró la reelección con una victoria en Florida por un margen que los demócratas no han vuelto a lograr.
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