El secuestro ocurrió a plena luz del día a vista de todos

Jaycee Dugard, la niña que estuvo secuestrada durante casi 20 años por un delincuente sexual y su esposa

Jaycee Dugard
11 de junio, 2025 - 10:45 am
Agencias

Pese a que Jaycee Dugard pudo pedir ayuda jamás lo hizo debido a las manipulaciones psicológicas de los Garrido

En 1991 la pequeña localidad californiana de Meyers, en las cercanías del lago Tahoe, fue sacudida cuando se produjo un secuestro, cuya víctima era Jaycee Dugard, de 11 años, quien fue raptada a plena luz del día ante la vista de varios testigos, incluida la de su padrastro, el cual no pudo hacer nada para impedirlo.

Durante casi dos décadas la familia luchó contra la incompetencia policial y nunca dejó de buscarla. Finalmente en el año 2009, Jaycee fue rescatada y se descubrió que había tenido dos hijos con su captor, un delincuente sexual convicto, así como otros aspectos de todo lo que tuvo que soportar.

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La familia Dugard se mudó a Meyers un año antes del secuestro, estando convencidos de que la comunidad era un sitio más seguro para cuidar a Jaycee y a su media hermana menor, sin embargo, la paz y la tranquilidad para la familia se acabó el 10 de junio de 1991, cuando la pequeña Jaycee iba a una parada de autobús a unos metros de su casa para ir a la escuela, mientra Carl Probyn, su padrastro, la vigilaba como de costumbre.

¿Cómo ocurrió el secuestro?

Sin previo aviso, dos sujetos le dispararon a la niña con una pistola eléctrica desde un auto gris, la pusieron en el asiento trasero y se fueron a toda velocidad, el hecho lo presenciaron algunos compañeros de clase que estaban en la parada y por Carl, que salió corriendo detrás de los captores en una bicicleta, pero al perderlos, corrió a casa de uno de sus vecinos para contactar con el 911.

Probyn fue considerado el principal sospechoso por las autoridades, quienes lo sometieron al detector de mentiras. Mientras la policía centraba sus esfuerzos en Carl, la niña se encontraba atrapada en una casa en Antioch, a unos 193 kilómetros de donde vivía, propiedad de Phillip Garrido y su esposa, Nancy.

Antecedentes de Phillip Garrido

Antes del secuestro de Jaycee, Phillip Garrido ya había sido condenado por varios delitos sexuales, entre ellos uno cometido en 1972, cuando drogó y violó a una joven de 14 años, cuatro años después, en junio, en South Lake Tahoe, convenció a una joven de 19 años para que se subiera a su auto, la esposó y abusó de ella, en ese mismo año trató de hacer lo mismo con otra víctima, pero afortunadamente esta pudo escapar, sin embargo, tan solo unas horas después, atrajo a otra mujer a su auto y la llevó a un almacén donde la agredió sexualmente.

Este último acto hizo que fuera condenado a 50 años de prisión, pero salió en libertad condicional tras cumplir solamente 11 años, esto debido a que las autoridades concluyeron que ya no representaba una amenaza para la salud, la seguridad ni la moral públicas.

Aunque estaba en libertad recibía visitas periódicas de su oficial de libertad condicional, quien jamás detecto la presencia de Jaycee en la casa.

Estadía con los Garrido

La pequeña Jaycee vivía en un cobertizo destartalado en el patio de la viviendo de los Garrido, y más adelante, en una tienda de campaña en el mismo lugar, durante los primeros años fue sometida a constantes agresiones sexuales.

«Me explicó que tiene un problema sexual y que me trajo para que lo ayudara con su problema y así no tener que molestar a nadie más con el suyo», relató la víctima en una de sus memorias.

Siete meses después de ser raptada, Garrido le presentó a su esposa Nancy, quien le llevo un peluche y chocolates, sin embargo, Dugard reveló que la mujer era tan manipuladora como su marido, ya que alternaba su trato entre preocupación maternal con frialdad y crueldad.

Para 1994 Jaycee dio a luz a su primera hija, producto de las violaciones, posteriormente trajo al mundo a otra en 1997. Las dos niñas crecieron pensando que Phillip era su padre, Nancy su madre y Jaycee su hermana mayor. Vivieron junto a ella en la tienda de campaña improvisada y jamás las llevaron al médico ni a la escuela.

Durante su tiempo cautiva, Jaycee podía moverse con relativa libertad por la casa, incluso llegó a trabajar en la imprenta operada por su captor, y pese a tener acceso al teléfono de la empresa y a una computadora con internet, jamás pidió ayuda debido a la gran manipulación psicológica ejercida por el matrimonio.

Oportunidades de las autoridades

Algo que destaca bastante de este caso fueron las decenas de oportunidades que tuvieron las autoridades en encontrar a Jaycee. Garrido recibió 60 visitas de agentes de libertad condicional en un período de diez años, incluso hubo denuncias por parte de vecinos sobre comportamientos extraños en la vivienda, pero no se hizo ningún seguimiento.

«Es curioso cómo ahora puedo mirar atrás y darme cuenta de que el ‘patio trasero secreto’ en realidad no parecía tan ‘secreto'», recordó Dugard en sus memorias. «Me hace creer que a nadie le importaba ni que realmente me estuvieran buscando», agregó.

Rescate de Jaycee Dugard

En paralelo, Garrido empezó a tener delirios religiosos y predicó en la comunidad, en agosto del 2009, llevó a sus hijas, que en ese momento tenían 11 y 15 años, al campus de la Universidad de California en Berkeley, para pedir un permiso de distribución de folletos religiosos, sin embargo, el comportamiento errático de las menores junto a un moretón visible en el ojo de una de ellas despertó sospechas en la encargada de eventos especiales de la institución.

Se le pidió que volviera al día siguiente para una entrevista y, en paralelo, fue investigado, descubriendo todos sus antecedentes por delitos de abuso sexual.

Debido a que las autoridades no tenían una forma legal de retenerlo, contactaron a su agente de libertad condicional luego de que este saliera del campus para expresar su preocupación por el bienestar de las niñas, el agente les informó que, según su conocimiento, el hombre no tenía hijas.

Al día siguiente fue citado a la oficina de su agente de libertad condicional, siendo acompañado por Nancy, Jaycee (a quien llamaba Allissa) y a las otras dos niñas. Allí finalmente confesó haber secuestrado y violado a Jaycee.

Los captores fueron inmediatamente detenidos y Jaycee, que ya contaba con 29 años, puedo reunirse con su madre después de 18 años.

Después del rescate de Jaycee, surgieron teoría de que padecía síndrome de Estocolmo, debido a que se refirió a su secuestrado como un «hombre cambiado», una «gran persona» y que «era bueno con sus hijos».

Por otro lado, Garrido fue condenado a 431 años de cárcel y su esposa a 36 años por el secuestro y robo de identidad.

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