Londres — La historia negra de la Iglesia católica irlandesa volvió a los titulares ayer al descubrirse que una fosa común, junto a un desaparecido convento católico de Tuam que albergó a madres solteras, contiene los restos de al menos 796 niños.
«Alguien me había mencionado la existencia de un cementerio para recién nacidos, pero lo que he descubierto es mucho más que eso», declaró la historiadora Catherine Corless, quien efectuó el descubrimiento.
Al investigar los archivos de un antiguo convento de Tuam, hoy convertido en urbanización, contrastándolos con los del cementerio local, la historiadora determinó que una fosa séptica al lado del centro religioso contiene los restos de esos 796 niños, cuyas edades iban desde los pocos días hasta los 8 años. Los registros dicen que los niños murieron de hambre.
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