Buenos Aires — El gobierno argentino consideró ayer que los sindicatos opositores que lanzaron una huelga para hoy buscan rédito político, en una jornada donde se multiplican piquetes y marchas como antesala a la medida de fuerza.
«No hay ninguna duda que este es un paro de naturaleza política, con un objetivo opositor, gran parte de estos sindicalistas forman parte del alineamiento político del arco opositor», sostuvo el jefe de gabinete, Jorge Capitanich en rueda de prensa.
Tres centrales obreras opositoras convocaron para hoy a una huelga general para exigir el cese de despidos y suspensiones y la recuperación del salario que cae en picada por la alta inflación (17,4% a julio) y la recesión económica.
El jefe de ministros repudió los múltiples piquetes en puntos estratégicos de ingreso a la capital federal que comenzaron a desplegarse la jornada previa a la huelga general. «La visibilidad de una medida de acción directa la tienen que hacer con una movilización de carácter espontáneo y popular», dijo.
Sindicatos opositores realizarán varias marchas de protesta que tendrán como epicentro lugares emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires.
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